La expansión económica mundial sigue su marcha. Aunque diversos analistas e inversores llevan anunciando la muerte de este ciclo económico y bursátil desde hace años (algunos incluso tan pronto como en 2009 y 2010), la realidad es tozuda y el ciclo económico actual ya es el segundo más largo de la historia.
Pero a pesar de que los datos macroeconómicos siguen siendo razonablemente positivos, es conveniente echar un vistazo a los principales riesgos que se ciernen sobre las economías y los mercados financieros. En opinión de Charles Schwab y su estratega jefe de inversiones Jeff Kleintop, en la actualidad existen cinco riesgos principales que los inversores deberían vigilar de cerca debido al impacto que podrían tener sobre la rentabilidad de sus carteras de activos.
1. La fortaleza del dólar.
Después de caer de forma constante durante el año 2017 y alcanzar un nuevo mínimo en febrero de este año, el dólar ha recuperado terreno en los últimos meses. Los expertos de Charles Schwab señalan que en estos momentos consideran que una revalorización fuerte y sostenida de la divisa estadounidense es un riesgo importante para los inversores globales para el resto del año.
Además, el repunte del dólar, en opinión de estos expertos, también podría intensificar las tensiones comerciales si se aprecia que otros países debilitan sus divisas con el objetivo de obtener una ventaja comercial frente a sus competidores estadounidenses. Una de las consecuencias más significativas de esto serían unas condiciones financieras globales más restrictivas, que se traduzcan en un crecimiento económico más lento y en un aumento de las tensiones financieras.
2. Desaceleración económica.
Desde Charles Schwab consideran que si la desaceleración de la economía mundial que estamos viendo este año continúa, podría ser un riesgo claro y evidente para los inversores. El crecimiento económico en China se ha debilitado, y tanto en Europa como en Japón se espera que el crecimiento económico se desacelere. El ritmo de la desaceleración económica durante el primer semestre de este año sorprendió a muchos economistas, puesto que los datos se quedaron por debajo de las expectativas.
Hace escasos días hablábamos acerca del crecimiento económico global, y si éste había tocado techo. La mayoría de los analistas consideran que sí, y que es difícil que los beneficios empresariales sigan creciendo al ritmo de estos últimos años. Por ello, la clave fundamental reside en determinar qué parte de esa posible ralentización de los beneficios empresariales está puesta en precio y cuál no.
El PMI global, índice mundial de gerentes de compras, y que nos ofrece una visión global de la situación económica general en todo el mundo, muestra que la desaceleración económica global parece haberse estabilizado después de haber caído de forma brusca durante los primeros meses del año. Sin embargo, y como apunta Jeff Kleintop, “no se puede descartar el riesgo de una nueva caída”.
(Fuente: Markit Economics)
En relación con la evolución del PMI Global, desde JP Morgan y Markit señalan que los datos del PMI del mes de julio muestran que la tasa de expansión económica global se desaceleró a un mínimo de cuatro meses, perdiendo tracción tanto el sector servicios como el sector manufacturero. Sin embargo, se muestra optimista. Aunque el crecimiento de nuevos pedidos se ralentizó al principio del primer trimestre, otros datos de demanda e inventarios industriales sugieren que el crecimiento del PIB global se reactivará en los próximos meses.
3. Situación geopolítica.
La geopolítica todavía se encuentra entre los cinco principales riesgos que barajan desde el banco estadounidense Charles Schwab, al igual que a comienzos del ejercicio. A diferencia de 2017, cuando la aceleración del crecimiento mundial superó todos los potenciales impactos negativos de las disputas comerciales, justo lo opuesto estaría sucediendo este año, afectando negativamente a las bolsas internacionales.
Pero no todo es negativo en este ámbito. Indican que de manera similar a cómo la amenaza del conflicto militar con Corea del Norte (considerado a principios de año como un gran riesgo), se ha suavizado, durante la segunda mitad de este año podríamos ver una reducción de las tensiones comerciales a medida que los líderes mundiales se alejen de la temida guerra comercial.
4. Repunte de la inflación y curva de tipos.
Por último, los analistas de Charles Schwab señalan que un repunte fuerte de la inflación obligaría a los bancos centrales a subir los tipos de interés más rápido de lo esperado por los inversores, lo cual sería un riesgo significativo. Tanto los inversores como los economistas puede que se estén volviendo demasiado complacientes con la inflación y las políticas relacionadas que históricamente han acabado con muchos ciclos económicos y de mercado.
De hecho, después de finalizar el año 2017 en niveles del 2,1%, la inflación ha aumentado hasta una tasa interanual del 2,9%. Además, si echamos un vistazo a la situación de la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía y es un dato más estable que refleja de forma más precisa la verdadera tendencia de los precios, podemos ver que en el mes de julio aumentó una décima hasta situarse en el 2,4%.
(Fuente: inBestia)
“La mayoría de los bancos centrales del mundo están subiendo los tipos de interés en 2018 más que en cualquier otro momento de los últimos seis años”, apunta Kleintop. En su opinión, esto aumenta el riesgo de que la curva de tipos de interés se invierta el próximo año, el cual es un indicador altamente fiable a la hora de pronosticar recesiones económicas y mercados bajistas.
Si bien una recesión puede existir sin que se invierta la curva de tipos (aspecto que ha sido recientemente abordado por Hugo Ferrer), la realidad es que, como decía Ángel Martín Oro, “todas las recesiones en EEUU de este periodo (1955-2018) han sido precedidas por la inversión de la curva”.
La inversión de la curva de tipos de interés ha sido uno de los debates estrella de los últimos meses, dada la tendencia que podemos visualizar en el gráfico inferior.
Conclusiones finales
Jeffrey Kleintop concluye diciendo que aunque el ciclo económico mundial está maduro, no prevé una recesión mundial en 2018. Pero que habrá que estar vigilantes ante el aumento de este riesgo de cara a 2019.
En esta misma línea, Hugo Ferrer, en uno de sus últimos artículos, afirma haber “llegado a la conclusión de que estamos en la fase final del ciclo económico expansivo y por supuesto en la fase final del mercado alcista global”. Algunas de las razones que esgrime para justificar tal afirmación son el creciente impago de créditos (actúa como indicador líder y señal temprana de alerta), el principio del fin del ciclo inmobiliario, un fuerte optimismo entre los inversores (típico de final de ciclo), o un mercado laboral estadounidense con pleno empleo (lo cual exige subidas salariales y como consecuencia una subida de la inflación). Otro de los aspectos relevantes del momento que ahonda en la tesis de la desaceleración económica es la fuerte caída que ha sufrido el cobre en los últimos meses, si bien existe bastante controversia sobre este aspecto.
Así pues, y a pesar de que no se vislumbra una recesión inmediata, lo cual sería motivo más que suficiente como para ponerse a cubierto, Kleintop nos recuerda que la clave para ser un inversor exitoso es tener una cartera de activos bien equilibrada y diversificada y tener un plan en caso de que haya eventos inesperados.
Otros artículos relacionados publicados por el equipo de inBestia:
Puedes consultar todos los artículos de este blog en el siguiente enlace: aquí