Llevamos algo más de 9 años de subidas y los principales datos macroeconómicos a día de hoy siguen siendo razonablemente positivos. Pero algunas sombras planean sobre el horizonte, apuntando a la desaceleración macro global y a un mercado más volátil y peligroso. Conforme aumenta la duración de este ciclo expansivo (actualmente es el segundo más largo de la historia), los temores de los inversores sobre el final del mismo se van incrementando, por lo cual no es de extrañar que en los últimos tiempos estén saliendo a la luz inversores que están apostando, de una forma u otra, por la vuelta de las turbulencias a los mercados financieros.
La gestora de activos Algebris Investments, que gestiona en la actualidad un patrimonio cercano a los 12.000 millones de dólares, acaba de lanzar el fondo “Algebris Tail Risk Fund”, que podríamos calificar como “el fondo para apostar por el apocalipsis financiero”. Este lanzamiento es el último movimiento llevado a cabo por la gestora fundada por Davide Serra en el año 2006, la cual ha más que duplicado los activos bajo gestión desde finales de 2016. Este producto se trata de la solución que ofrece la gestora a los persistentes temores de los inversores institucionales acerca de un nuevo colapso o crisis en los mercados financieros.
El fondo, que está gestionado por Alberto Gallo, un popular gestor que dirige varios fondos en Algebris Investments, tratará de comprar el equivalente a un seguro de cobertura a través de inversiones en crédito, renta fija y renta variable que puedan beneficiarse cuando los mercados se desplomen. Este producto fue lanzado al mercado el 1 de junio de este mismo año, gracias al patrimonio aportado por dos grandes inversores institucionales así como por “capital semilla” aportado por la propia gestora, la cual espera que el fondo atraiga en los próximos meses capital por importe aproximado de entre 100 y 500 millones de euros.
Este lanzamiento no es casual y se trata de un reflejo de la inquietud que se vive entre los inversores después de varios años de expansión económica mundial.
El término estadístico “tail risk”, del cual toma su nombre el fondo, hace referencia a eventos raros y extremos que quedan fuera de lo que normalmente se espera (véase el gráfico inferior). Alberto Gallo, que también está al mando del fondo “Algebris Macro Credit Fund” y que en sus dos años de vida acumula un patrimonio bajo gestión de 1.000 millones de euros, señaló en unaentrevista concedida a FT Alphaville que la idea del nuevo fondo llegó el año pasado. El optimismo generalizado que se vivía entre una gran parte de los inversores les hizo pensar y reflexionar sobre la posibilidad de lanzar un fondo de este estilo. “En 2017, cada operación bursátil funcionó bien, la liquidez era abundante, todos eran optimistas, así que comenzamos a pensar qué podría salir mal”, señaló Alberto Gallo.
Por lo tanto, después de casi una década de dinero fácil generada por los bancos centrales, el fondo se concibió como una forma de prepararse para un posible shock en el sistema financiero, motivados por las demandas de algunos inversores.
Pero el desafío que presentan este tipo de estrategias es que el seguro de cobertura es costoso, especialmente cuando la demanda del mismo es elevada. Philippos Kassimatis, cofundador de la firma de consultoría Maven Global, señala que si nos fijamos en los últimos 20 o 25 años, este tipo de fondos tuvieron su apogeo después de la crisis financiera del año 2008. En aquellos momentos, la volatilidad era un tema muy en boga, pero a partir del año 2011 todos ellos comenzaron a perder dinero puesto que habían comprado coberturas a unos precios muy elevados. Como consecuencia, muchos de estos fondos tuvieron que cerrar.
El efecto acumulativo de la compra de dicho seguro también se puede apreciar en la evolución del índice Eurekahedge, el cual monitoriza la rentabilidad de este tipo de fondos. De junio a agosto de 2011, el índice se revalorizó un 37%, a medida que se empezaba a atisbar la crisis de deuda europea y Estados Unidos perdió su calificación crediticia de triple A establecida por Standard & Poor's. Sin embargo, desde aquellas fechas, el índice señalado ha caído en torno a un 57%.
(Fuente: Financial Times)
El objetivo del fondo de Algebris es perder una pequeña cantidad en los años en que el mercado está plano o es alcista, a cambio de elevados beneficios cuando se desate la tormenta. El plan es invertir dos tercios de los activos en posiciones cortas estructurales y un tercio en apuestas más tácticas, como por ejemplo países concretos en mercados emergentes (Brasil o México) o empresas que podrían ser vulnerables.
Alberto Gallo señala que el fondo está concebido con un horizonte temporal de 3 a 4 años, ya que no espera demasiadas turbulencias en los mercados antes de que desaparezcan los efectos de los estímulos monetarios implementados por los bancos centrales. Los acontecimientos que maneja el gestor y que podrían beneficiar al fondo incluyen una lista completa de escenarios negativos, que incluye aspectos como un fuerte aumento del precio del petróleo, accidentes geopolíticos, nueva crisis en la Eurozona y el impacto de las elevadas deudas en algunos países y compañías en caso de que haya recesión. Por ejemplo, en el sistema bancario, Alberto Gallo señala que el Deutsche Bank es probablemente el banco más débil y si echamos un vistazo al Reino Unido, podríamos tener a Metro Bank como uno de las entidades financieras más expuestas a los créditos al consumo. Según su opinión, los recientes movimientos del mercado en Brasil e Italia son una buena muestra de que las grietas se están agrandando.
Como vemos, este fondo se vería beneficiado de forma importante por un aumento de la volatilidad en el mercado, la cual suele traer aparejadas caídas en los mercados financieros. A este respecto, John Plender, en una tribuna de opinión publicada en el diario británico Financial Times, señala que los bajos tipos de interés así como las compras de activos por partes de los bancos centrales desde hace años han eliminado casi por completo la comprensión del riesgo por parte de los inversores. Es conveniente recordar la baja volatilidad que se vivió en los mercados durante el pasado año 2017 y las primeras semanas de 2018, hasta que en febrero la volatilidad subió de forma significativa como consecuencia del temor de los inversores a un repunte de la inflación.
(Fuente: Financial Times)
Asimismo, hace referencia a lo que denomina “paradoja de la volatilidad”, que significa que la baja volatilidad lleva a los inversores a adoptar estrategias que hacen que el sistema financiero sea más frágil y vulnerable a la crisis.
Con esta red de seguridad puesta a disposición de los inversores, los bancos centrales han alentado a los inversores a buscar rentabilidad independientemente del riesgo asumido. Adoptar apalancamiento a la hora de invertir se ha vuelto más tentador así como el “carry trade” (pedir prestado en países donde los tipos de interés son bajos para invertir en aquellos otros que los tipos de interés son más elevados).
Hay que tener en cuenta que una caída de la volatilidad empuja a determinados inversores quant a aumentar posiciones sin sobrepasar sus límites de riesgos, pero cuando la volatilidad se gira y aumenta, los inversores se ven forzados a vender dichos activos para volver a situarse dentro de los niveles de riesgos exigidos.
Los eventos de febrero, señala Plender, podrían ser el “canario en la mina”. Teniendo en cuenta que la volatilidad es un parámetro que tiende a revertir a la media, es probable que en el futuro se produzcan repuntes de volatilidad mucho más intensos.
Esta perspectiva es compartida por otra gestora que también cuenta con estrategias que apuestan por un colapso del mercado financiero y un significativo repunte de la volatilidad. Christopher Cole es el fundador y CEO de Artemis Capital Management, un hedge fund especializado en hacer “apuestas” sobre diversas formas de apocalipsis financiero. Se trata de una firma de inversión que empezó en el año 2012 con solo 1 millón de dólares bajo gestión y acumulaba a septiembre de 2017 en torno a 200 millones de dólares, un tamaño muy modesto para un hedge fund americano. En esa fecha, Cole afirmaba que sus estrategias estaban teniendo fuerte demanda y que esperaba aumentar rápidamente el nivel de activos gestionados.
Christopher Cole saltó a la palestra el año pasado, antes del fuerte repunte de volatilidad de este año. Ya por entonces identificaba que, aunque la volatilidad seguía siendo muy baja, el miedo estaba aumentando y el riesgo de un accidente era elevado. El principal catalizador lo atribuía a una repentina y considerable subida de tipos de interés. Algo así se puede decir que sucedió hace unos meses, aunque la intensidad del movimiento fue limitada y alejada de episodios como el crash de 1987. Pero Cole más recientemente ha apuntado que lo que está por venir puede ser mucho más grave. “No se si estoy loco, o el resto del mundo está loco. Pero esta es la clase de cosas que nuestros hijos verían y dirían ‘¿Cómo es que no lo viste venir”’.
Cole no se toma el concepto de “volatilidad” a la ligera. Para él, como aparece en la portada del sitio web de Artemis, “la volatilidad es un instrumento de la verdad… Solo prosperaremos si buscamos incansablemente nada más que la verdad, si no es así la verdad nos encontrará a través de la volatilidad”.
Este tipo de productos pueden dar muchas alegrías cuando la mayoría de inversores sufran fuertes correcciones. Suponen una cobertura ante escenarios que no son los más probables pero cuyo impacto potencialmente es muy dañino. Lo complicado es mantener la paciencia suficiente hasta que esos escenarios lleguen a materializarse, si es que lo hacen.
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