La economía estadounidense está creciendo actualmente a uno de los ritmos más elevados de los últimos años, tal y como refleja el crecimiento del 4,2% del PIB estadounidense en el segundo trimestre del año, lo que representa la lectura más elevada desde el tercer trimestre de 2014. El actual ciclo económico, tal y como vemos en el gráfico inferior, es ya el segundo más largo de la historia y muy probablemente en unos nueve meses se convertirá en el más largo. Precisamente por eso, y porque el estadounidense medio, tal y como nos advirtió Hugo Ferrer, se muestra tremendamente optimista respecto de la economía y los mercados bursátiles (y eso generalmente no es una buena noticia a medio plazo para los mercados), es momento oportuno de analizar la situación de los indicadores económicos adelantados, aquellos que nos van a indicar en qué punto del ciclo económico nos encontramos y alertar sobre cuándo se producirá la próxima y tan temida recesión.
Duración de los distintos ciclos económicos en Estados Unidos
(Fuente: Charles Schwab)
Vamos a empezar echando un vistazo a la curva de tipos de interés, uno de los indicadores adelantados de recesión más fiables y consistentes que existen. Como ya sabemos, una inversión de la curva de tipos (es decir, cuando los tipos de interés de corto plazo superan a los de largo plazo) suele ser la antesala de una recesión, por lo que su aplanamiento actual y previsible inversión si la Reserva Federal sigue con su hoja de ruta de subida de los tipos de interés, es algo que ha hecho saltar las alarmas entre muchos inversores, analistas y economistas. Asimismo, y aunque sea menos frecuente, también hay que tener en cuenta que puede producirse una recesión sin que haya una inversión previa de la curva de tipos. Como apreciamos en el gráfico inferior, la curva de tipos aún no se ha invertido, cosa que sí que hizo justo antes del estallido de la burbuja puntocom y de la última crisis financiera.
(Fuente: Charles Schwab)
El modelo de probabilidad de recesión empleado por la FED de Nueva York, que utiliza la diferencia entre las tipos de interés del bono del Tesoro estadounidense a 10 años y a 3 meses para calcular la probabilidad de una recesión en los Estados Unidos con 12 meses de anticipación, señala en la actualidad una probabilidad del 28%. Si bien es un nivel relativamente bajo en comparación con anteriores recesiones económicas (en las dos últimas recesiones ha alcanzado niveles superiores al 40%), ha estado repuntando de forma significativa en los últimos meses y se trata de la lectura más elevada desde el año 2008.
(Fuente: Charles Schwab)
Otro indicador macroeconómico al que los inversores suelen prestar mucha atención es el indicador económico adelantado elaborado por The Conference Board. Se trata de un indicador compuesto, es decir, que está formado a su vez por diez subindicadores entre los que se encuentran las peticiones iniciales de desempleo, permisos de construcción, indicadores sectoriales de actividad económica, nuevos pedidos industriales o el propio índice S&P 500.
Como se puede comprobar en el gráfico inferior, el indicador tiene un magnífico historial a la hora de anticipar recesiones económicas. Así, en las últimas cinco recesiones, el indicador ha hecho techo y se ha girado a la baja varios meses antes de que se inicie una recesión. En la actualidad, el indicador sigue en máximos históricos y tan sólo dos de los diez indicadores se han girado a la baja (permisos de construcción y promedio de horas trabajadas semanales en el sector manufacturero). Por ello, y aunque este indicador no haya lanzado todavía ninguna señal de alerta, sí que es conveniente tener un ojo puesto en él, debido a su excelente trackrecord a la hora de pronosticar con varios meses de adelantado el inicio de una recesión.
(Fuente: Charles Schwab)
Si analizamos otros indicadores como el índice de confianza del consumidor elaborado igualmente por The Conference Board, podemos comprobar que se encuentra en máximos del actual ciclo expansivo, nivel que sólo ha sido superado en dos ocasiones (finales del año 2000 y finales de los años 60). No sabemos si el nivel alcanzado recientemente será el máximo del actual ciclo económico o aún queda recorrido al alza, pero la historia sugiere que los techos en este indicador suelen ser señales anticipadas muy fiables de recesión. En relación con este indicador, Hugo Ferrer señaló hace escasos días que lecturas extremas de optimismo como la actual se traducen en rentabilidades nulas o muy reducidas en renta variable para los próximos 10 años.
(Fuente: Charles Schwab)
Otro indicador que también es muy seguido, especialmente en los últimos meses donde se aprecia una clara preocupación por un repunte de la inflación, es el de la evolución de los salarios, ya que una fuerte subida de los mismos teóricamente generaría mayor inflación, lo que obligaría a la Reserva Federal a subir los tipos de interés más rápido de lo previsto. En el gráfico inferior se aprecia que los salarios han estado subiendo de manera lenta pero constante en los últimos años, si bien aún nos encontramos lejos de los niveles que precedieron a las tres últimas recesiones.
(Fuente: Charles Schwab)
Uno de los indicadores macroeconómicos clásicos, y sobre el cual no habíamos hablado hasta el momento, es la tasa de paro, la cual se situó en el 3,7% en el mes de septiembre, es decir, en mínimos de los últimos 48 años. El motivo principal por el cual no habíamos hemos hecho referencia a este indicador hasta ahora es debido a que es bastante retrasado a la hora de anticipar las recesiones. Como se puede comprobar, cuando la tasa de paro es más elevada es precisamente cuando se está saliendo de la recesión. Es más, en muchas ocasiones la tasa de paro sigue aumentando después de que finalice oficialmente la recesión. Del mismo modo, la tasa de paro suele situarse en sus niveles más bajos justo antes de que se inicie una recesión. Es por ello que su fiabilidad como pronosticador de recesiones, a diferencia de otros indicadores que hemos visto, es bastante reducida.
(Fuente: Charles Schwab)
Para terminar el análisis de la situación macroeconómica actual, es conveniente echar un vistazo a la situación del propio mercado bursátil, ya que en realidad es el indicador adelantado por excelencia; y como tal, tiende a mostrar fuerte debilidad en los meses inmediatamente anteriores al inicio de las recesiones. No es un indicador perfecto, pero sí que sirve para reflejar el hecho de que el panorama económico está cambiando.
(Fuente: Charles Schwab)
Las últimas semanas han sido difíciles para los mercados de renta variable, que han sufrido caídas más o menos significativas (los mercados emergentes han sido uno de los más damnificados). Aunque todavía pueda parecer precipitado afirmar que estas correcciones son la antesala de una nueva recesión económica, merece la pena tener en mente este aspecto.
Reflexiones finales
La situación económica es razonablemente buena, con un PIB que está creciendo a uno de los ritmos más elevados de los últimos años y con un mercado laboral que ha alcanzado técnicamente el pleno empleo. Si la tendencia actual continúa dentro de nueve meses se convertirá en el ciclo expansivo más largo de toda la historia, algo que en sí mismo no es un riesgo, porque como se suele decir los mercados alcistas no mueren de viejos, sino que son asesinados por la FED.
Actualmente, las condiciones financieras siguen siendo muy acomoditicias, pero la FED ha iniciado hace años el proceso de normalización monetaria (subiendo tipos y reduciendo su balance), aspecto que ningún inversor debería pasar por alto. Es muy posible que si la Reserva Federal sigue endureciendo su política monetaria, se invierta la curva de tipos y se endurezca el acceso a los mercados de crédito. Y aunque la mayoría de indicadores económicos adelantados aún no están señalando problemas inminentes, la realidad es que las señales de desaceleración del ciclo económico son más que evidentes (deterioro de la masa monetaria en la Eurozona, giro a la baja de los indicadores económicos adelantados de la OECD, impago creciente de créditos y préstamos, ralentización del sector inmobiliario en Estados Unidos, etc.), por lo que no está de más extremar la precaución y vigilar más de cerca que nunca estos indicadores adelantados.
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[Nota: este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Liz Ann Sonders en el blog de Charles Schwab. El lector puede seguir al autor en Twitter.]
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Excelente articulo, gracias.
La cosa apunta a que podríamos entrar en bolsa durante noviembre y diciembre, meses estadísticamente favorables para las bolsas. Voy a pensarmelo.
En respuesta a santi martinez
Gracias Santiago.
En todo caso, entrar en esos meses sería asumiendo la pauta estacional de que la bolsa se comporta bien de cara a cierre del ejercicio (el famoso rally de Navidad). Sin embargo, desde el punto de vista de construir una cartera para el largo plazo, no parece el momento más idóneo.
Invertir o construir en una cartera a largo plazo no es incompatible con que sea inmovil, sea en valores o en fondos. Por lo tanto si se presentan oportunidades de comprar se debe comprar y cuando cambie el signo, o se vende o se traspasa.
En respuesta a Luis Mayoral
Así es. Todo depende del horizonte temporal. A largo plazo (5 años en adelante) parece que estamos en un momento de ver y esperar, y si se confirma la desaceleración económica y las caídas en bolsa, aprovechar para empezar a añadir posiciones.
Si en el año 1998 o 2006, se hubiera pensado en no entrar para cartera, se hubiera perdido una alta rentabilidad, peto si se hubiera hecho cartera a principuos de 2000 o 2008 el palo hubiera sido tremendo, pero no mucho mayor de estar un par de años anteriores.
Este ciclo alcista esta siendo extraño para muchas empresas, sobre todo en Europa, menos las relacionadas con la era de Internet y los cacharros tecnológicos la subida es más bien modesta. Si no tienes un horizonte temporal determinado sino que la inversión forma parte de tu forma de entender la economía no debemos tener miedo. Es más, tanta preocupación que veo puede hacer que las oportunidades de adquirir a buenos precios se mantengan en el tiempo.
En fin, las dudas forman la esencia de la inversión y tenemos que aprender a vivir con ella si no queremos salir huyendo y terminar en un rentabilisimo deposito bancario o en un espectacular, rentable y seguro bono a 10 años español.
Parece que estamos olvidando datos que son muy imxtantes, como el hecho de que:
1) se han cumplido 3 AÑOS desde que en Agosto se abrieran las fronteras alemanas a los inmigrantes sirios, espulsa2 x la guerra civil.
2) En Abril de 2019, nos vamos a enfrentar al BREXIT.
3) Unos meses más tarde, llegara el fin de los estímulos fiscales en Trumplandia y la clase media deberá luchar contra los aranceles chinos.
4) Cada mes que pasa se vacían con mayor lentitud los depósitos de las gasolineras, debido a la mayor venta de automóviles eléctricos e híbri2.
5) olvidamos que el crecimiento futuro del PIB, depende del consumo futuro y NO HAY nada apetecible a la vista, para ser consumido, de hecho Avatar 2, no llegará a los cines hasta una facha tan lejana como el año 2020 y la nueva videoconsola PS5, pues mas o menos.
Conclusión final, VAMOS HACIA EL COLAPSO de la sociedad norteamericana y es solo, cuestión de meses, por lo tanto, conviene hacer desinversiones en: petroleo, empresas Made in USA y sobre todo, me huele muy mal Enron.