La industria de gestión de activos está sufriendo profundos cambios en los últimos años. La variedad de productos de inversión que ofrecen las gestoras a sus clientes ha aumentado de forma notable en cuestión de poco tiempo. El pequeño inversor ha pasado de poder invertir únicamente en las plazas bursátiles tradicionales (S&P 500, Nasdaq, Dax Xetra, Nikkei, etc.) a poder tener exposición a activos tan exóticos como renta variable africana, bonos de países emergentes, pequeñas compañías chinas o sector inmobiliario de los países del Este. Este tipo de productos, que antes estaban reservados a grandes patrimonios e inversores profesionales, se han democratizado, y en la actualidad, desde nuestro smartphone y de forma rápida y sencilla podemos invertir en prácticamente cualquier clase de activo ya sea de forma directa (comprando las acciones o los bonos directamente en el mercado) o a través de vehículos de inversión colectiva (fondos de inversión, ETFs, etc.).
El movimiento reciente más relevante de la industria está dirigiéndose hacia la reducción de los costes de estos productos. Una vez que el inversor particular ya tiene a su disposición la posibilidad de invertir realmente de forma global, está empezando a demandar hacerlo de forma más económica, es decir, con unos costes cada vez más reducidos (lo que en último término se traducirá en mayores rentabilidades para su cartera). Por eso, no debería extrañar del todo el último movimiento que ha realizado Fidelity, y del cual se hace eco Robin Wigglesworth, editor de mercados del Financial Times en Estados Unidos.
El movimiento de Fidelity
El famoso economista Milton Friedman acuñó la expresión “there is no such a thing as a free lunch”, que traducido al castellano vendría a significar algo así como que no puedes conseguir algo gratis o sin hacer nada. Sin embargo, el pasado mes de agosto, una de las gestoras de activos más importantes a nivel mundial como es Fidelity, anunció que está recortando el coste de todos sus fondos indexados e introduciendo un par de fondos nuevos que presumen de tener un ratio de costes cero, es decir, que podrían ser considerados los primeros fondos de inversión que no cobran ninguna comisión.
Y esto es tan sólo un pequeño y natural paso en la progresiva guerra de precios que se está librando en el sector, que en los últimos meses se está intensificando de forma significativa y que podría cambiar por completo la industria de gestión de activos. Gestoras como Charles Schwab, Vanguard y BlackRock ya ofrecen vehículos de inversión pasiva con unos costes muy ligeramente superiores a las nuevas ofertas de Fidelity, aunque hay que apuntar que ésta sólo redujo sus costes en su gama de fondos de inversión indexados y no en el sector de ETFs, el cual también está experimentando un rápido y vertiginoso crecimiento en los últimos años.
En el gráfico inferior se puede comprobar la progresiva y constante bajada de los costes de los fondos de inversión tanto de renta variable como de renta fija.
(Fuente: Financial Times)
Las implicaciones de este movimiento podrían ser más profundas: una de las gestoras de activos más grandes y antiguas de toda la industria estima que los inversores deberían tener exposición gratis (sin coste) a los “blue-chips” estadounidenses así como a las acciones internacionales (que son los elementos básicos y centrales de la mayoría de carteras). Además, viniendo de una gestora que ha sido históricamente conocida por haber tenido en plantilla a algunos de los mejores “stock pickers” de la historia como Peter Lynch, el mensaje que están lanzando podría ser muy poderoso.
Pero hay que tener en cuenta que el año pasado la gestora obtuvo un beneficio operativo récord de 5.300 millones de dólares sobre unos ingresos de 18.200 millones de dólares y el coste total del movimiento de ofrecer gratis los fondos indexados supondría solamente 47 millones. Por el contrario, el fondo “Fidelity Contrafund” gestionado por William Danoff generó en torno a 700 millones de dólares en comisiones en un año.
No obstante, los inversores se alarmaron ante la posibilidad de que una guerra de precios entre las gestoras de activos entrase en una fase aún más feroz, haciendo que la cotización de competidores como BlackRock, T. Rowe Price, Invesco o Franklin Resources cayera en bolsa.
En la actualidad, y según los datos proporcionados por Morningstar, hay más de 5 billones de dólares en fondos de renta variable estadounidense de gran capitalización y en torno a 1,5 billones de dólares en fondos internacionales, con unas comisiones de 1,03% y 1,11%, respectivamente. Y dada la dificultad que tienen los gestores en batir de manera sistemática a sus benchmarks (descontadas las comisiones), las preocupaciones son comprensibles. Aun así, este aumento del miedo podría haberse exagerado. Los analistas de Wall Street señalaron al poco tiempo de la aparición de esta noticia que es poco probable que este movimiento de Fidelity tuviera un impacto significativo a corto plazo.
Alexander Blostein (Goldman Sachs) señaló que tanto los fondos índice como los ETFs son “fundamentalmente productos diferentes” con diferencias en el precio que tienen poco efecto sobre dónde canalizan el dinero los inversores. Además, señala que las comisiones de los dos fondos indexados de Charles Schwab que compiten directamente con la nueva oferta de Fidelity ya eran un 70-80% menores que las de Vanguard, aunque la cuota de mercado de Vanguard en este sector se ha mantenido sin cambios.
De hecho, aunque la comisión es el factor más importante para la mayoría de los inversores, no es el único. Por ejemplo, el ETF "SPY" (SPDR S&P 500 ETF) gestionado por State Street sigue siendo el más grande de la industria, a pesar de cobrar más que los ETF equivalentes de BlackRock, Vanguard o Schwab, ya que a muchos inversores institucionales les gusta su liquidez.
(Fuente: Financial Times)
La realidad detrás de este movimiento
Lo más probable, en opinión del autor del artículo, es que este movimiento de Fidelity sirva para abrir la puerta de los supermercados de fondos a nuevos clientes, para que una vez que ya están dentro intenten venderles otros productos (con comisiones más elevadas). Adam Grealish, analista de Betterment, también señala que atraer nuevos clientes puede ser la razón económica más plausible para este movimiento. “Es como reducir el coste de los billetes de avión pero cobrar más por el equipaje de mano”, señaló Grealish. De este modo, Martin Small (BlackRock), señaló que es por eso que la decisión de Fidelity está más orientada a competir con brokers como Charles Schwab y TD Ameritrade y considera que tendrá un impacto relativamente pequeño en las gestoras tradicionales de activos. “No tenemos planes de ETFs de coste cero”, apuntó Martin Small.
De hecho, tanto el Small como otros analistas señalan que la medida de Fidelity podría ser incluso beneficiosa para BlackRock, ya que ha sido el “socio preferido de ETFs” de Fidelity desde 2013, por lo que los ingresos en la plataforma de Fidelity podrían extenderse a sus productos.
Pero la tendencia de la industria de gestión de activos hacia ETFs y fondos de inversión con menores costes es ineludible. Los fondos indexados, los fondos cotizados (ETF) así como los fondos de inversión tradicionales pueden ser productos diferentes, pero se enfrentan a las mismas crecientes presiones sobre las comisiones, por lo que la decisión de Fidelity no ha hecho más que poner sobre la mesa esta cuestión y además plantea preguntas sobre cuál será el próximo hito.
“La decisión de Fidelity fue la conclusión lógica en la guerra de precios que hemos visto en la última década. Es difícil ver a los inversores en algún momento cobrando por invertir, pero ya no es imposible”, señaló Adam Grealish, analista de Betterment.
La lucha se traslada al mercado de ETFs
La guerra de precios desatada por Fidelity al lanzar al mercado los primeros fondos de inversión sin comisiones se ha trasladado también al mercado de ETFs. De este modo, rivales como BlackRock, Vanguard, State Street, Charles Schwab, Deutsche Bank o Lyxor ya han reducido las comisiones de algunos de sus ETFs más populares para captar nuevos inversores.
Vanguard, que históricamente ha sido la entidad más agresiva en tema de comisiones, lanzó en agosto una plataforma de trading libre de comisiones para casi el 90% de los ETFs cotizados en Estados Unidos, incluidos productos de sus rivales. La estrategia de Vanguard de reducir los costes a lo largo de toda la cadena de inversión se ha traducido en que durante seis años consecutivos ha recibido más entradas de inversores que cualquier otro competidor.
JP Morgan también se ha metido de lleno en la pelea, y así en agosto lanzó un servicio que incluye 100 transacciones gratuitas sobre ETFs o acciones durante el primer año. “Queremos ayudar a las personas a invertir sin que el coste sea un problema”, señaló Kelli Keough (JP Morgan). Asimismo, Invesco también ha anunciado el pasado mes una nueva reducción de las comisiones para algunos ETFs de la gama “smart beta”.
Y es que las comisiones se están volviendo cada vez más importantes a la hora de determinar el éxito o fracaso de los gestores de activos, especialmente en Estados Unidos donde los fondos de inversión con menores comisiones están acaparando la mayor parte de las suscripciones. La reticencia de los inversores de pagar elevadas comisiones supone un reto especialmente complicado para los pequeños gestores, los cuales tienen menor margen de maniobra para reducir las comisiones.
Comentarios finales
Aunque la decisión de Fidelity de reducir los costes de determinados productos hasta el 0% pueda ser una estrategia de marketing como apuntan algunos expertos, la realidad es que la demanda por parte de los inversores de fondos de inversión con comisiones cada vez más reducidas es una realidad inapelable. Además, y dada la competencia generada por los ETFs (fondos cotizados con comisiones mucho más bajas), las gestoras deberán proporcionar incentivos a sus clientes para que sigan invirtiendo en sus productos.
Ya no vale ofrecer una amplia gama de productos, ni batir a los índices de referencia, sino que ahora también deben cuidarse los costes (unas elevadas comisiones suponen una importante merma de la rentabilidad a largo plazo). El inversor particular tiene cada vez un mayor acceso al conocimiento de los mercados financieros y del funcionamiento de la industria, por lo cual exige que sus condiciones sean cada vez más parecidas a las de los verdaderos profesionales del mundo de las finanzas.
Pero pese al foco en las comisiones, los inversores han de tener en cuenta que éstas no lo son todo a la hora de invertir. Los mejores gestores activos, que cobran unas comisiones más elevadas de lo habitual, pueden batir a medio y largo plazo a los índices, por lo que esas comisiones más "caras" quedan compensadas por esa mayor rentabilidad generada. Es decir, lo más “barato” no siempre es lo mejor para el inversor. Focalizarse única y exclusivamente en invertir en productos lo más baratos posibles, desechando otros de mayor coste, puede suponer un coste de oportunidad significativo en términos de rentabilidad para el inversor. El buen gestor activo tiene algunas ventajas sobre las máquinas (en este caso, los fondos indexados que funcionan de forma casi automática) que debemos tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.
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[Nota: este artículo es principalmente una traducción de los originales publicados (1) y (2) por Robin Wigglesworth y Chris Flood respectivamente en el Financial Times.]
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