El debate entre la gestión activa y la gestión indexada (también conocida como gestión pasiva) vive un nuevo capítulo a raíz del reciente movimiento llevado a cabo recientemente por el fondo de pensiones japonés.
Tal y como se señala desde el Financial Times, el fondo de pensiones del Gobierno de Japón (en adelante GPIF –Government Pension Investment Fund), uno de los más grandes del mundo con alrededor de 1,4 billones de dólares en activos bajo gestión, ha acusado a los gestores de fondos de inversión de gestión activa de estar demasiado focalizados en captar nuevo patrimonio en lugar de generar rentabilidad para los clientes. Por ello ha decidido cambiar la forma en que asigna capital a las distintas gestoras encargadas de gestionarlo.
Según los datos para el año fiscal 2016 (el último disponible), alrededor de un 20% de los activos totales del GPIF estaban en productos de gestión activa de las grandes casas internacionales como Amundi, Schroders, Nomura, JP Morgan Asset Management, PIMCO, Fidelity, Blackrock, etc.
De este modo, y como parte de una serie de medidas, el fondo de pensiones japonés pagará a los gestores “activos” una comisión basada en la cantidad de “alfa” que sean capaces de lograr (se entiende por “alfa” el diferencial de rentabilidad obtenida por un fondo o una cartera, respecto a la que podría haber conseguido su benchmark con la misma cantidad de riesgo). El GPIF ha comunicado que en caso de que los gestores no sean capaces de generar “alfa” la comisión que se les pagará será la misma que la que remunere a los gestores pasivos que tengan el mismo nivel de activos bajo gestión. Este nuevo sistema de remuneración se aplicará tanto a las gestoras con las que trabaja el fondo desde hace tiempo como a las nuevas que se incorporen próximamente.
Este movimiento se produce justo en un momento de crecientes dudas sobre el valor que pueden aportar los gestores activos, los cuales han sido acusados de forma repetida de cobrar unas comisiones elevadas para las decepcionantes rentabilidades que han logrado en los últimos años. Esta medida supone una ruptura total con respecto a la política de remuneraciones que había mantenido el GPIF hasta el momento, según la cual las gestoras recibían unas comisiones fijas elevadas que no motivaban a los gestores de activos a lograr una alineación de intereses entre éstos y el GPIF. Además, miembros del GPIF señalaron que los gestores externos de activos se han focalizado en el objetivo de lograr un mayor volumen de activos bajo gestión y han evitado tomar los riesgos requeridos para alcanzar su objetivo de “alfa”. Por ello, consideran que cambiar esta estructura de costes puede generar una relación positiva para ambas partes.
Los gestores activos están actualmente bajo una fuerte presión para cambiar la estructura de comisiones que muchos clientes que consideran injusta. Sin ir más lejos, el influyente asesor de planes de pensiones Mercer, propuso recientemente que los gestores de este tipo de vehículos deberían pagar a los fondos activos en los que asignan su capital para que gestionen su dinero proporcionando garantías de rentabilidad, en lugar de pagar comisiones fijas independientemente de los resultados.
En este sentido, estamos empezando a ver movimientos que van en esta línea. Gestoras como Fidelity o Allianz han presentado nuevas estructuras de comisiones caracterizadas por tener unas comisiones fijas más bajas a cambio de incluir una comisión de éxito.
Amin Rajan, director ejecutivo de Create Research (consultora para la gestión de activos), señala que este movimiento llevado a cabo por el fondo de pensiones japonés es el último y más publicitado ejemplo de cómo la vieja estructura de comisiones está llegando a su fin. Pero advirtió igualmente que muchos gestores de activos no se mostrarán contentos con este cambio, ya que unas comisiones dependientes de resultados pueden introducir una mayor volatilidad en el flujo de ingresos que perciben los gestores de activos.
Según los propios datos del GPIF, sus activos de bonos y acciones japonesas gestionados de manera activa, así como sus fondos de renta variable extranjera, generaron alfa negativo en los últimos diez años.
Andrew McNally, director ejecutivo de Equitile, un gestor de activos que cobra una comisión a sus clientes en función de las rentabilidades obtenidas, señaló que la industria de fondos se ve obligada a reconsiderar cómo cobra a los inversores. Parece poco realista que los beneficios de la industria de gestión de activos no estén relacionados con las rentabilidades de sus clientes, especialmente en los fondos de pensiones del tamaño del GPIF. Por ello, este gestor considera que el movimiento iniciado por el fondo de pensiones japonés es el inicio de una tendencia que hará que las comisiones que cobren los gestores considerados “activos” sean cada vez más dependientes de las rentabilidades obtenidas.
Además, hay que apuntar que esta decisión del GPIF llega poco tiempo después de otro movimiento muy relevante que se produjo en la industria a principios del pasado mes de marzo. La FCA (Financial Conduct Authority), el regulador de la industria financiera en el Reino Unido, impondrá una multa de 34 millones de libras a fondos de inversión vendidos como de “gestión activa” pero que en realidad tenían un comportamiento muy similar a su benchmark o índice de referencia (en la práctica eran fondos índice, pero cobraban comisiones de fondos activos). Las entidades afectadas deberán devolver a sus clientes las comisiones cobradas por una gestión activa que no era tal.
Así, parece que este cambio en las políticas de remuneración a los gestores llevado a cabo por el GPIF es un paso importante en una tendencia que se acentuará de aquí en adelante. La realidad más cruda, al menos en nuestro país, es que las comisiones que cobran muchos fondos de inversión son excesivas habida cuenta de las rentabilidades que han proporcionado a sus partícipes. Si tomamos como ejemplo el informe realizado por Pablo Fernández (Universidad de Navarra – IESE Business School) en el que se analiza la rentabilidad de los fondos de inversión, podemos leer lo siguiente: “La rentabilidad media de los fondos de inversión en España en los últimos 15 años (2,32%) fue inferior a la inversión en bonos del estado español a 15 años (5,27%) y a la inversión en el IBEX 35 (5,24%). Sólo 29 fondos de los 632 con 15 años tuvieron una rentabilidad superior a la de los bonos del estado a 15 años y a la del IBEX 35”.
Si bien este estudio tiene limitaciones, no parece que una elevada comisión de gestión esté justificada en la mayoría de los fondos activos. Respecto a la estructura de comisiones óptima para los partícipes, ésta es debatible. Cobrar en función de los resultados suena bien, pero hay quien también le ve problemas, como el de transparencia. De hecho, esto quizá no sea tampoco lo más relevante: lo más importante es la alineación de intereses entre los gestores y sus inversores, y eso se logra simplemente con el hecho de que quienes gestionan el fondo tengan la mayoría de su propio patrimonio invertido en él.
[Nota: este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Attracta Mooney en el Financial Times.]
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