Nadie sabe cuándo tendrá lugar la próxima crisis financiera, pero de lo que no se puede tener duda es de que llegará más tarde o más temprano. La crisis financiera de los años 2008 y 2009 tuvo su origen en las hipotecas subprime de Estados Unidos, mientras que la crisis y recesión del año 2000 tuvo lugar como consecuencia de la especulación desenfrenada en acciones tecnológicas, que llevó al mercado a corregir en torno a un 50% (en el caso del Nasdaq la caída fue aún más pronunciada). ¿Qué originará la próxima crisis?
En el mes de agosto la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, dijo que no esperaba una crisis financiera en el resto de su vida. Posteriormente matizó sus comentarios, aunque el mensaje seguía siendo el mismo. Y si algo hemos aprendido del pasado, es que cuando los mensajes de la Reserva Federal (o de cualquiera de los bancos centrales) son más tranquilizadores, es cuando más debemos preocuparnos, como ilustra el caso de las declaraciones de Ben Bernanke antes de estallar la Gran Recesión. Después de todo, uno de los trabajos de la Reserva Federal es infundir confianza en los mercados financieros.
Teniendo en cuenta esto, es posible que sea un buen momento para revisar su cartera de inversiones y afrontar posibles y potenciales riesgos futuros. Según Jack Weber, en un artículo de Mauldin Economics, estos son los activos que mejor podrían resistir a una próxima crisis financiera.
1. Acciones de bienes de consumo básico.
Aunque prevea que un mercado bajista de gran magnitud puede estar a la vuelta de la esquina, tener el 100% de sus activos en efectivo no es la mejor idea, y menos aún ponerse corto de forma agresiva. Invertir pensando en que viene una corrección inminente, como ilustra el caso del fondo Abante Pangea, tiene sus riesgos. Los mercados alcistas, como regla general, tienden a durar más tiempo de lo que la gente piensa. Ser prudente es una buena y sensata decisión, pero hay que estar abierto y posicionado ante potenciales subidas en los mercados.
El sector que mejor se ha comportado durante las dos últimas grandes recesiones ha sido el de bienes de consumo básico (Consumer Staples, en inglés). La tabla que vemos a continuación nos muestra el comportamiento que han tenido los diferentes sectores durante los dos últimos grandes mercados bajistas.
(Fuente: Mauldin Economics)
Durante la crisis puntocom, el sector consiguió esquivar las pérdidas totalmente y se anotó una subida del 1,2%, mientras que durante la Gran Recesión cayó algo menos del 30%. Este comportamiento es relativamente lógico, puesto que aunque la economía esté mal, la gente todavía tiene que comprar medicamentos básicos, alimentos o productos de limpieza e higiene personal. Estar invertido en acciones de este sector no va a protegerlo de incurrir en pérdidas en caso de un crash bursátil, pero si la historia es una guía, este sector debería al menos tener un mejor comportamiento que el resto.
2. Oro.
Si busca el mejor activo para proteger su cartera frente a una crisis financiera, el oro se ha mostrado como la mejor alternativa. Jeff Clark, analista senior de materias primas, señala que el oro no sólo es una buena cobertura frente a una subida de la inflación, sino que también es uno de los activos que mejor comportamiento presenta durante una recesión. Tanto es así que en cinco de las últimas siete recesiones, el oro consiguió revalorizarse, tal y como se puede comprobar en el gráfico inferior que abarca un período de más de cuarenta años.
(Fuente: GoldSilver)
En los dos últimos mercados bajistas el oro ha tenido una evolución positiva si lo comparamos con el S&P 500. Durante la crisis puntocom el oro se revalorizó en los tres años que duró la misma (especialmente durante los años 2002 y 2003) al tiempo que el S&P 500 sufría fuertes pérdidas. Posteriormente, durante la Gran Recesión del año 2008 y mientras el S&P 500 sufría una de las correcciones más fuertes de su historia, el oro logró esquivar las pérdidas y se anotó ligeras ganancias. En el gráfico inferior podemos ver las rentabilidades anuales proporcionadas por ambos activos desde el año 2001 hasta la actualidad.
(Fuente: Mauldin Economics)
Una economía en recesión generalmente provoca miedo y desconfianza entre los inversores, y es por ello que el oro constituye un refugio natural cuando aumentan los temores de éstos.
Tampoco debemos pasar por alto los movimientos que están llevando a cabo en los últimos meses grandes inversores multimillonarios (Ray Dalio, David Einhorn, Jacob Rothschild, Stan Druckenmiller), los cuales están invirtiendo de forma significativa en este activo. Lord Jacob Rothschild argumenta que su apuesta por el oro está basada en las preocupaciones que le generan los bajos tipos de interés, las rentabilidades negativas en algunos segmentos de la renta fija y las políticas de expansión cuantitativa llevadas a cabo por los bancos centrales. Las preocupaciones de Lord Jacob Rothschild también son compartidas por David Einhorn, quien además añade que las políticas de la administración Trump generarán una fuerte inflación, situación en la cual el oro suele tener un buen comportamiento. Ray Dalio, por su parte, indica que cualquier cartera bien diversificada debería tener entre un 5 y 10% en oro, y más aún en una situación como la actual, donde hay un elevado volumen de deuda, lo que ha llevado a la impresión masiva de dinero por parte de los bancos centrales.
En España, destaca la exposición significativa de azValor en activos relacionados con el oro, con un peso del 15-20% de su fondo internacional. Desde la gestora destacan a inBestia que su exposición no es principalmente una apuesta macro por previsión de crisis monetaria y financiera inminente o por la diversificación que aporta a una cartera. Más bien, su inversión se concreta en compañías productoras de la materia prima que, tras haber sido muy castigadas, estiman muy infravaloradas por el mercado. Esto lo podríamos enmarcar dentro de su tesis optimista con unos precios de las commodities que en los últimos años han sufrido importantes caídas. Destaca, por ejemplo, el caso de su primera posición, Buenaventura, una empresa de Perú que cuenta con minas de oro.
3. Efectivo.
Aunque pueda parecer demasiado obvio, siempre conviene recordar que la mejor protección ante un evento de tal magnitud (crisis, recesión, crash bursátil) es tener todo o parte de nuestro capital en efectivo. Uno de los grandes enemigos del inversor es la avaricia, y ya sabemos que ésta y los grandes retornos prometidos por muchos analistas o gestores son capaces de apoderarse de nuestro sentido común y hacer que tomemos decisiones de inversión equivocadas.
Esto es especialmente cierto cuando parece que todo el mundo está ganando dinero en bolsa. Ha pasado más de un año desde que el S&P 500 sufriera su última corrección, y este acumula extraordinarias rentabilidades en los últimos años. Particularmente buenas han sido para un puñado de acciones, como las Facebook, Amazon, Netflix o Google (FANG). Si ha obtenido fuertes plusvalías, puede ser buen momento para reducir exposición, consolidar los beneficios y conseguir algo de efectivo, que puede ser útil cuando vengan las próximas curvas.
Actúe ahora
Tal y como apunta Jack Weber, no se deje engañar por las palabras de Janet Yellen. Las políticas de la Reserva Federal no han hecho nada para restaurar y mejorar la economía de forma significativa y estructural. Apunta Weber que este gran rally bursátil, uno de los más largos de la historia, ha sido generado por la ingente cantidad de estímulos monetarios introducidos por la Reserva Federal y el resto de bancos centrales, y no tanto por la mejora de los fundamentales de las empresas. Aunque esta postura es discutida por algunos analistas, cuando los bancos centrales endurecen sus políticas monetarias puede ser señal de que el final del ciclo alcista está más cerca.
Por eso, no olvide que estas tres clases de activo son un buen punto de partida para construir una cartera a prueba de bombas de cara a la próxima crisis financiera.
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