Tras un 2017 excepcionalmente tranquilo para los mercados, las turbulencias han regresado con fuerza durante buena parte del presente ejercicio. La pregunta que hoy está sobre la mesa es si estamos ante una simple corrección o la actual desaceleración es la antesala de una temida recesión. La pregunta no tiene fácil respuesta. Los datos que tenemos por el momento no hablan de recesión, pero quién sabe si en los próximos meses o trimestres cambiarán las cosas y los pesimistas acaben teniendo razón. La cuestión se complica con el hecho de que en tiempo real las correcciones casi siempre parecen como si marcaran el comienzo de caídas más severas.
Sea como fuere, la única certeza que tenemos es que la economía global se está desacelerando. En este sentido, en un reciente informe los economistas de Nordea mantienen una visión negativa a medio plazo sobre los activos de riesgo. Ésta se basa principalmente en que sus indicadores adelantados de beneficios empresariales están empezando a desacelerarse, lo cual se traduce en problemas potenciales para las bolsas de cara a 2019 y 2020.
Sostienen que la ralentización económica, especialmente del sector manufacturero, continuará durante el próximo año, en el que también esperan sorpresas macro negativas. Tal y como vemos en el gráfico inferior, el indicador económico adelantado elaborado por Nordea sugiere que el PIB de Estados Unidos se desacelerará de forma significativa en los próximos trimestres.
(Fuente: Nordea)
Una ralentización del crecimiento junto con un incremento progresivo de los costes salariales afectaría directamente a los beneficios empresariales. El gráfico inferior muestra la expectativa de Nordea de que el crecimiento de los beneficios de las compañías del S&P 500 se debilitará sustancialmente.
A corto plazo, la renta variable ha estado huérfana de buenas noticias (tanto económicas como políticas), por lo que la aparente tregua en la guerra comercial entre China y Estados Unidos podría desencadenar un rebote en la renta variable que los expertos de Nordea aconsejan aprovechar para reducir posiciones.
Sin embargo, a pesar de su visión negativa, no esperan una recesión profunda debido a los bajos de tipos de interés reales y a una política fiscal expansiva. Por ello, no contemplan un crash de mercado al estilo del que se produjo durante la Gran Crisis Financiera de 2008 y 2009. Más bien prevén un escenario similar al de los años 2015 y 2016, donde los principales índices bursátiles cayeron entre un 17% y 23% desde máximos.
(Nota: la línea roja actual no recoge los últimos días de mercado, en particular la semana anterior de gran caída y el posterior intento de rebote durante ésta)
No obstante, existe una diferencia que hace al actual entorno más propenso a sufrir mayor volatilidad que en el anterior episodio. La liquidez inyectada por los bancos centrales, que ha sido un factor que consideran ha apoyado tanto al crecimiento económico como a las valoraciones bursátiles, está empezando a contraerse (línea azul oscura del siguiente gráfico). La liquidez es un elemento que algunos inversores (como Stan Druckenmiller) consideran vital y un factor muy negativo para el comportamiento de la bolsa en el futuro próximo.
Por ello, entre otras razones como las valoraciones relativas, su consejo es que el inversor se mueva hacia empresas de carácter “value” en detrimento de las acciones “growth” (crecimiento) y de “momentum”, ya que las primeras podrían comportarse mejor en caso de problemas o turbulencias en las bolsas. En este sentido, el propio Francisco García Paramés de Cobas afirmó recientemente que estamos en el fin del actual ciclo alcista y que es ahora cuando el “value investing” debería empezar a comportarse mejor y recuperar terreno frente al “growth”. Así ha empezado a suceder, como muestra el siguiente gráfico:
De cara al próximo ejercicio bursátil, desde Nordea consideran que no hay evidencias de una recuperación económica inminente, por lo que la debilidad de los mercados de renta variable será la tónica predominante en los próximos meses. Además, los riesgos políticos, que son los que han marcado de manera decisiva el rumbo de los mercados en estos últimos meses, permanecerán elevados. Entre ellos destacan las elecciones al Parlamento Europeo en la primavera de 2019 con el riesgo del aumento de los partidos políticos antieuropeos o la no resolución de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
Como vemos, opiniones hay para todos los gustos. Tenemos inversores que señalan que debemos aprovechar las caídas que se están produciendo para invertir en empresas que están siendo castigadas con dureza. Por contra, otros consideran que lo que estamos viendo actualmente no es más que el principio de un mercado bajista de mayor entidad y que debemos aprovechar cualquier rebote para vender.
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