El bombardeo de alertas que estamos recibiendo acerca de la inmediatez de una nueva recesión y mercado bajista se ha intensificado en las últimas semanas, de la mano de inversores de la talla de Stan Druckenmiller, Ray Dalio, Robert Shiller o David Tepper. Pero, ¿y si sus pronósticos no se cumplieran y las bolsas siguieran la senda alcista de los últimos años sin grandes altibajos?
La historia nos muestra que existen precedentes de que las bolsas pueden subir durante largos períodos de tiempos sin que haya de por medio una enorme caída del mercado. Un escenario que nos recuerda Ben Carlson en uno de sus últimos artículos.
Benjamin Roth, que fue un joven abogado durante la Gran Depresión de los años 30, escribió un diario durante este largo y difícil período, que finalmente se convirtió en un libro llamado “La Gran Depresión: Un diario”. El libro nos ofrece una sorprendente explicación en primera persona sobre cómo fue la experiencia vivida en un momento tan agitado desde el punto de vista económico y social.
Desde el otoño de 1929 hasta el verano de 1932, el mercado de valores se desplomó más del 85%, aunque durante los cinco años posteriores (desde el verano de 1932 hasta principios de 1937) el mercado se anotó una subida de más del 400% (en torno a un 42% anualizado). Esta fuerte recuperación del mercado hizo que Benjamin Roth escribiese el 2 de enero de 1937 lo siguiente: “Me parece que ha llegado el momento de anunciar formal y oficialmente que la depresión de 1929 ha terminado”.
Roth hizo en su diario diversas predicciones, la mayoría de las cuales siguió posteriormente para evaluar cómo de precisas fueron. Por ejemplo, el 19 de julio de 1939 Roth escribió: “Te equivocaste. Una nueva depresión comenzó en septiembre de 1937 y todavía está con nosotros”. Lo que sucedió, como se aprecia en el gráfico superior, es que durante el año 1937 el PIB de Estados Unidos se contrajo más del 18% y las acciones se desplomaron casi un 55%, un duro revés para aquellos que pensaron que lo peor de la depresión iniciada a principios de los años 30 había finalmente quedado atrás.
Así, y teniendo en cuenta estos precedentes, Ben Carlson se pregunta si realmente podríamos culpar a la gente de aquella generación de que hubiera renunciado a las acciones después de un período tan agitado y convulso. Curiosamente, en las décadas posteriores las acciones no volvieron a desplomarse de forma dramática hasta mediados de los 70. En la tabla inferior se pueden apreciar todas las correcciones superiores al 10% y mercados bajistas desde 1938 hasta 1972.(Fuente: A Wealth of Common Sense)
Lo que se puede ver es que la caída media en este período de 35 años fue del 19,9% y tuvo una duración de 223 días, aunque como vemos hubo caídas más intensas y de mayor duración. Si consideramos ahora los mercados bajistas, es decir, aquellos donde los índices cayeron un 20% o más, la caída promedio se sitúa en el 27,2% con una duración media de 274 días.
Estos tipos de pérdidas nunca son fáciles de llevar, pero no se acercan a las fortísimas pérdidas de la década de los años 30 o de la Gran Crisis Financiera de 2008. Todas estas caídas que sucedieron desde 1938 hasta principios de la década de los 70 fueron bastante normales (hay que tener en cuenta que en este período tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial así como la recesión que siguió a esta en el año 1945). Por ejemplo, la década de los 50 resultó ser la mejor década de toda la era moderna, con una rentabilidad media anual superior al 19%, superando incluso a las décadas de los 80 y 90 que generaron respectivamente una rentabilidad media anualizada del 17% y 18%.
Pero este período de “relativa” calma en los mercados fue seguido por un potente mercado bajista en la década de 1970, en el que los mercados cayeron un 50%. Además, las presiones inflacionarias hicieron que las cosas fueran aún peores. El rendimiento nominal en la década de los 70 fue de casi el 6% anualizado, pero después de contabilizar la inflación, la rentabilidad real anualizada fue del -1,5%.
Todos somos conscientes del hecho de que los mercados bursátiles han sufrido dos caídas de más del 50% desde principios de siglo (burbuja puntocom y crisis financiera). Pero entre el desplome de los años 1973 y 1974 y el estallido de la burbuja puntocom que comenzó en el 2000, hubo otro período de relativa calma para las acciones (similar al que hubo entre 1938 y 1972):
(Fuente: A Wealth of Common Sense)
Durante este período de 25 años que va desde el mercado bajista de 1973 hasta el estallido de la burbuja tecnológica, la caída media de los mercados fue del -16,8% (no se contabilizan las correcciones inferiores al 10%), con una duración aproximada media de 146 días.
Las fuertes caídas de los mercados que hubo durante la década de 1930 y la primera década del siglo XXI se concentraron en unos períodos muy concretos. Con casi toda seguridad, las recesiones y colapsos del mercado dejaron importantes cicatrices en los inversores. Las consecuencias de esos eventos poco habituales fueron que los mercados pasaron muchos años sin experimentar nuevas caídas de semejante índole, como ha sucedido en los últimos años en el mercado estadounidense.
Muchos inversores parecen asumir en la actualidad que el próximo gran susto financiero traerá asociada otro crash del mercado (entendiendo por crash caídas superiores al 50%). Esto es algo posible, pero si la historia es una guía, también es posible que el escenario de relativa calma dure mucho tiempo.
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[Nota: este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Ben Carlson en el blog A Wealth of Common Sense. El lector puede seguir al autor en Twitter.]
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