La importancia del ciclo de crédito en la evolución cíclica de las economías es algo en lo que se ha hecho bastante énfasis recientemente en estas páginas, por lo que no es necesario comentar mucho más (se pueden leer los artículos relacionados abajo).
En este sentido, es importante tener en la cabeza la evolución reciente de los datos de financiación total en China (conocido como Total Social Financing, en inglés), economía que como saben tiene una relevancia global clave y que a veces quizá no se le dé la suficiente importancia dado que los análisis macro suelen centrarse en EEUU. La tasa de crecimiento interanual de la financiación total ha pasado del 17% a comienzos de 2017 al 11,7% actual.
Fuente: Rory Green, TS Lombard.
Cuando hablamos hoy de China inmediatamente nos viene a la cabeza la guerra comercial y su impacto negativo sobre su economía. Sin embargo, también hay otros elementos a considerar. Como escribían hace unos meses desde Fisher Investments, “la desaceleración de China tiene más que ver con la pretensión declarada de su Gobierno de controlar el sistema bancario en la sombra”.
Por su interés, reproduzco dos párrafos del artículo enlazado en relación a este fenómeno y cómo ha podido afectar a la economía china en el último año y medio:
La banca en la sombra se refiere a la actividad de tomar y prestar dinero fuera del sistema bancario tradicional. A pesar de que se trata de un fenómeno internacional, la legislación china prohíbe a los ahorradores particulares comprar directamente instrumentos de deuda y fija cuotas a los grandes bancos para la concesión de préstamos, precipitando con ello el surgimiento de un gran sector bancario paralelo. El año pasado, las declaraciones y actuaciones de los responsables políticos revelaban su preferencia por los mercados financieros tradicionales, en detrimento de dicha banca en la sombra. Sin embargo, en nuestros análisis hemos podido constatar que ello afectó ostensiblemente a las pymes, rechazadas tradicionalmente por los principales bancos estatales debido a las dichas cuotas.
Con intención de amortiguar ese efecto, los organismos reguladores respondieron con medidas de estímulo. El banco central chino redujo el coeficiente de caja –el importe que los bancos deben mantener en reservas para respaldar los créditos– en cuatro ocasiones durante 2018 y de nuevo en enero de 2019, incentivando la concesión de préstamos. El Gobierno también bajó los impuestos a las personas físicas e impulsó la inversión en infraestructuras. Sin embargo, los resultados de este tipo de medidas suelen tardar un tiempo en aparecer, por lo que es probable que sus beneficios no se reflejen de inmediato en los datos económicos y, además, ignoramos si serán eficaces. Es posible que la política de mano dura con la banca en la sombra impida que el dinero fluya hacia las empresas más pequeñas, excluidas el año pasado de los mecanismos crediticios.
Esta restricción crediticia debida a la banca en la sombra la vemos claramente en estos gráficos, cortesía de un analista de la casa de investigación de macro y mercados TS Lombard.
Fuente: Rory Green, TS Lombard.
Fuente: Rory Green, TS Lombard.
La buena noticia para el ciclo global a corto plazo (y sus implicaciones sobre los mercados... por ejemplo de materias primas o el sector del automóvil), es que como vemos en el primer gráfico, TS Lombard estima que el crecimiento del Total Social Financing repunte del 11,7% actual al 14% como consecuencia de las medidas de estímulo aplicadas por el gobierno chino.
Puede ser, en caso de que se produzca este repunte, un apoyo de la hipótesis que comentaba Hugo en su artículo sobre el posible surgimiento de un nuevo mercado alcista global basado en una aún incipiente reaceleración macro, probablemente en el segundo semestre del año.
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