¿En qué invierten las personas ricas? Quizás sea esta una pregunta que muchos de vosotros os habréis hecho en diferentes ocasiones, pues tendemos a pensar que, por un lado, los multimillonarios invierten en activos o productos muy sofisticados inaccesibles para el inversor particular. Por otro lado, tendemos a asumir que lo hacen de forma inteligente y que haríamos bien en copiarles. Al fin y al cabo, ¿por eso son multimillonarios, no? Sin embargo, la realidad puede ser bastante diferente a lo que sugiere la sabiduría popular.
En Business Insider publicaron la composición de la cartera típica de un “family office” estadounidense en 2018 (los “family office” son vehículos de inversión constituidos para gestionar el patrimonio de grandes fortunas). Si nos fijamos con detenimiento en el siguiente gráfico, la primera conclusión que se puede sacar es que suelen invertir de manera muy diversificada. Destinan de media un 28% a renta variable, algo más de un 15% a renta fija, un 45% a inversiones alternativas y el 12% restante se distribuye entre oro, materias primas pero principalmente cash.
(Fuente: Business Insider)
Una segunda conclusión que se puede extraer es el elevado peso que tienen en inversiones alternativas, especialmente en Private Equity o capital riesgo. Este tipo de activos, junto a la inversión en Hedge Funds, sí que podemos decir que no está al alcance de cualquier inversor, puesto que generalmente se trata de vehículos destinados a inversores cualificados con grandes capitales. Asimismo, también hay que apuntar el significativo peso que tiene en sus carteras el “ladrillo”, ya que cerca de un 20% de su cartera está invertido directamente en activos inmobiliarios.
De este modo, y con la salvedad de las inversiones en capital riesgo y Hedge Funds (representan entre ambas cerca de un 30% de la cartera) que tienen limitaciones para el pequeño inversor, podríamos decir que cualquier inversor particular podría replicar de manera relativamente sencilla la cartera de un “family office” estadounidense. La parte dedicada a renta variable (tanto de países emergentes como desarrollados) puede ser replicada perfectamente a través de fondos indexados de bajo coste, al igual que la parte destinada a renta fija o a materias primas (en cualquier supermercado de fondos podemos encontrar fondos que invierten en materias primas). Por otro lado, si queremos tener exposición al sector inmobiliario podemos hacerlo a través de la inversión directa en inmuebles (algo que conocemos a la perfección en nuestro país), comprando acciones de SOCIMIs o REITs cotizados en bolsa o a través de fondos de inversión inmobiliarios (directos o indirectos).
Ahora bien, ¿debería envidiar un pequeño inversor a las grandes fortunas por tener acceso a los Hedge Funds? Aunque existe una enorme dispersión en el universo de HFs (con muy diferentes estilos, objetivos y resultados), lo cierto es que, en promedio, en la última década de mercado alcista en EEUU han dado unos resultados muy pobres frente al S&P 500 (al que todo el mundo puede replicar a bajo coste). El año 2018 no fue tampoco una excepción.
Respecto al Private Equity, recientemente se han lanzado advertencias sobre las altas valoraciones de esta clase de activo, lo que hace esperar unas rentabilidades futuras relativamente bajas. Además, algunos inversores han diseñado estrategias para tratar de replicar lo que hace el Private Equity en los mercados cotizados: comprando empresas pequeñas y baratas altamente endeudadas (leveraged small value) con buenas perspectivas de crecimiento de flujos de caja que hagan posible reducir ese apalancamiento con el tiempo. En España, el fondo LIFT Global Value tiene un proceso de inversión arraigado en el Private Equity, si bien se trata de un fondo mixto con un objetivo de preservación del capital.
No obstante lo anterior, los altos patrimonios sí que tienen ventajas a la hora de acceder a condiciones más favorables en fondos de inversión, por ejemplo, dado que muchos tienen clases más baratas para cantidades elevadas (pongamos, más de 100.000€). También, es indudable, tienen un abanico de opciones más amplias. Pero todo ello no asegura, ni mucho menos, el éxito.
¿Deberías seguir los consejos de inversión de los multimillonarios?
Ahora que hemos visto a grandes rasgos cómo invierten su patrimonio las grandes fortunas, surge la pregunta de si deberíamos “copiar” su forma de invertir y hacer caso a sus consejos. A este respecto, Ben Carlson publicó un artículo interesante con el objeto de hacernos reflexionar sobre esta cuestión.
El autor se hace eco de una conversación con Jamie Dimon (CEO de JP Morgan) a principios de 2018 en la cual éste dijo que en esos momentos no tendría bonos en cartera. Entre otros motivos señaló que el endurecimiento de la política monetaria de la FED les perjudicaría, elevando las posibilidades de perder dinero en este activo.
Algunos inversores podrían ver en estas declaraciones (Jamie Dimon es una de las personas más influyentes de Wall Street) una razón para no tener bonos en su cartera. Y aunque pueda haber razones que justifiquen tener un 0% de exposición en bonos, los pensamientos o ideas de Jamie Dimon sobre ellos o sobre cualquier otra clase de activo, no deberían afectar a nuestras decisiones de inversión.
Si hacemos una búsqueda rápida en Internet, podemos ver que la fortuna de Jamie Dimon está estimada en unos 1.500 millones de dólares y que el año pasado obtuvo un salario cercano a los 30 millones de dólares. Como apunta Ben Carlson, cuando tienes tanto dinero, puedes permitirte tener todo tu dinero en acciones. Jamie Dimon gana unos 16 millones de dólares anuales con los dividendos que recibe como accionista de JP Morgan, más que el 99,998% de los estadounidenses. Dimon, por tanto, tiene la capacidad de tomar tanto riesgo como quiera, aunque igualmente si fuera su deseo, probablemente podría tener todo su patrimonio en bonos de muy bajo riesgo (como los bonos municipales estadounidenses, que cuentan con tasas de impago muy reducidas).
En esta misma línea cabe destacar también las declaraciones de Suze Orman (experta estadounidense en finanzas personales y multimillonaria) al New York Times hace unos años. A la pregunta de cómo invierte su dinero, Orman respondió que ahorra todo lo que puede y lo invierte en bonos municipales triple AAA (máxima calificación crediticia), recibiendo a cambio una modesta rentabilidad pero teniendo la certeza de que sus bonos son 100% seguros. Asimismo, también señaló que tiene “solo” 1 millón de dólares invertido en bolsa, pero que si los pierde realmente no le importa.
Estas declaraciones causaron cierto revuelo en la comunidad inversora, ya que la cartera personal de Suze Orman no coincide en absoluto con los consejos que ofrece a sus seguidores. Ella aconseja a las personas a invertir en renta variable, pero en su cartera personal, ésta sólo supone un pequeño porcentaje de su patrimonio neto.
Esta es una de las muchas razones por la que rara vez tiene sentido que los inversores “normales” presten atención a lo que los millonarios dicen que están haciendo con su dinero, incluso en el caso de que se trate de inversores de reconocido prestigio y con una buena trayectoria.
En muchas ocasiones vemos en los medios de comunicación noticias en las que se habla de la enorme caja que tiene en la actualidad Berkshire Hathaway (el holding de Warren Buffett y Charlie Munger), si está invirtiendo en oro o no Ray Dalio o si George Soros está posicionándose bajista y es tiempo de volverse defensivo. Sin embargo, y aunque puedan ser noticias interesantes, la realidad es que no deberían condicionar nuestras decisiones de inversión ni la forma en que configuramos nuestra cartera.
Por ello, Ben Carlson nos recuerda que una de las mejores maneras de evitar problemas con nuestras finanzas personales es concentrar toda nuestra energía en nuestras propias circunstancias e ignorar en buena medida lo que otras personas, con sus circunstancias distintas a las nuestras, dicen o hacen con su dinero, ya que de este modo, evitaremos cometer errores financieros graves. Además, la comparación constante entre nuestra cartera y la de otros inversores puede llegar a ser agotadora.
Reflexiones finales
A pesar de lo que a veces se cree, muchos de los activos financieros y no financieros en los que invierten las grandes fortunas son accesibles para el pequeño inversor. Si bien ciertos productos pueden tener un coste más elevado para el inversor minorista o ser simplemente inaccesibles (como los hedge funds), la realidad es que la digitalización y la globalización han democratizado en gran medida el mundo de la inversión. Con ciertos matices, podríamos decir que podemos invertir casi al mismo nivel que los profesionales y las grandes fortunas. Construir una cartera de activos diversificada y barata hoy en día está al alcance de casi todos.
Por otro lado, siempre resulta tentador saber qué están haciendo las grandes fortunas, cuál es su visión del mercado y donde están invirtiendo su dinero. Muchas de estas fortunas las han conseguido siendo empresarios o ejecutivos de éxito y en algunos casos en los mercados financieros, por lo que se les presupone un conocimiento importante de la economía y los mercados. Pero aunque sea así, y sus pronósticos y decisiones de inversión sean acertados, su realidad particular y objetivos son completamente diferentes a los de un inversor particular.
Por ello, el inversor debe focalizarse en invertir en aquellos activos que mejor se adapten a sus circunstancias personales (que probablemente diferirán de la de los ricos). Tratar de emular a las grandes fortunas puede resultar muy tentador, pero probablemente no sea la mejor estrategia a largo plazo para el inversor de a pie.
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