Encontrar un sistema de inversión que proporcione buenas rentabilidades a largo plazo con un riesgo controlado no es tarea fácil. De existir, todo el mundo lo conocería y lo aplicaría en su día a día como inversor. Sin embargo, sí que existen técnicas o sistemas que nos pueden ayudar a obtener rentabilidad y evitar esos grandes mercados bajistas que tanto daño hacen a los inversores.
En este sentido, Nick Maggiulli señala que el clásico sistema de inversión en bolsa denominado “buy and hold” (“comprar y mantener” a largo plazo) puede mejorarse “siguiendo al dinero”. Con la expresión “seguir al dinero”, el autor se refiere a la utilización de una simple regla de seguimiento de tendencias. Esta regla, aplicada a los índices bursátiles, es la siguiente:
- Cuando la cotización del activo sea superior a la media de los 12 últimos meses, deberás permanecer invertido o comprar en caso de que no lo estés.
- Cuando la cotización del activo sea inferior a la media de los últimos 12 meses, deberás venderlo y mover tus activos hacia renta fija (bonos) o efectivo (cash).
Esto significa que cuando todos los inversores están comprando, y mientras el mercado siga subiendo, debes permanecer totalmente invertido. Por el contrario, cuando el precio empieza a debilitarse respecto al pasado reciente, mejor salirse. Este es un enfoque que siguen los inversores que se guían (total o parcialmente) por el momentum, como por ejemplo los gestores Ricardo González, Javier Alfayate o Xavier San Miguel.
Maggiulli indica en su artículo que esta sencilla regla de seguimiento de tendencias ha superado al tradicional “buy and hold” en casi cada período de 40 años que ha sido probado. Y lo que es más importante, lo ha hecho con mucho menos riesgo, medido en término de caídas o “drawdowns”.
Para visualizarlo, el autor ha elaborado un gráfico en el que se aprecia el comportamiento que ha tenido este sistema seguidor de tendencia (media móvil de 12 meses: en adelante “SMA”) y el clásico “buy and hold”.
(Fuente: Of Dollars and Data)
Las zonas sombreadas de color verde representan los períodos en que el SMA señaló que debíamos mover nuestra cartera a activos de renta fija o efectivo (es decir, la cotización se situó por debajo de la media móvil de 12 meses). Como se puede ver claramente en el gráfico inferior, el SMA (color rojo) ha superado al “buy and hold” (color negro) en el período analizado (1900 – 2017).
Pero si acercamos el foco y analizamos con más detalle las últimas décadas, en las que hemos sufrido dos de los mercados bajistas más importantes, podemos ver por qué este sistema supera con holgura al “buy and hold”.
(Fuente: Of Dollars and Data)
Como ha podido apreciar con detalle en los dos gráficos anteriores, durante los mercados alcistas este sistema tiene un comportamiento relativo peor que el “buy and hold”. Esto es debido a que el sistema nos obliga a movernos hacia el efectivo demasiado pronto. Podríamos decir coloquialmente que se asusta demasiado rápido y no aguanta correcciones de cierta entidad. Sin embargo, este “underperformance” durante ciertos períodos es más que compensado durante los grandes mercados bajistas (como por ejemplo durante la reciente crisis financiera de los años 2008 y 2009 o anteriormente tras el pinchazo de la burbuja puntocom, en los cuales los índices sufrieron caídas del 50% aproximadamente). Permanecer en efectivo durante estas grandes caídas y volver a invertir en renta variable después de que la tormenta desaparezca, hace que este sistema supere al tradicional “buy and hold”.
No obstante, hay que ser conscientes de que los periodos de “underperformance” de este sistema pueden durar mucho tiempo. Por ejemplo, durante el período 1978 – 2017, este sistema no comenzó a superar al “buy and hold” hasta el año 2003, porque hasta entonces el mercado había subido de forma casi lineal y espectacular.
(Fuente: Of Dollars and Data)
Como señala Maggiulli, todos estos gráficos que acabamos de exponer nos llevan a la conclusión de que el SMA ha funcionado bien históricamente a muy largo plazo (al evitar grandes caídas), pero ha tenido ciertos períodos de “underperformance”.
Ahora bien, ¿podría mejorarse este sistema? Maggiulli indica que también probó a utilizar otras medias mensuales (períodos más cortos -3 meses- y períodos más largos -18 meses-). Lo que descubrió fue que los únicos sistemas seguidores de tendencia que superaban de forma consistente al “buy and hold” eran aquellos que utilizan medias móviles de 10, 11 y 12 meses.
¿Por qué ocurre esto? A juicio del autor, la media móvil de 3 meses es demasiado rápida (o asustadiza, podríamos decir de forma coloquial), con lo que se mueve excesivamente rápido hacia activos de menor riesgo (efectivo y renta fija), mientras que la media móvil de 18 meses no reacciona lo suficientemente rápido a los cambios del mercado y, en consecuencia, puede hacer que el inversor experimente grandes caídas en su cartera de renta variable. De este modo, las medias móviles comprendidas entre los 10 y 12 meses son las que mejor comportamiento han presentado.
¿Por qué funciona este sistema? Básicamente, porque se mueve hacia donde fluye el dinero. Seguir la tendencia implica tener ciertos períodos de “underperformance” a cambio de ganar en seguridad. En muchas ocasiones, esa seguridad proporciona una importante ventaja al inversor cuando se trata de evitar incurrir en grandes pérdidas (generalmente ocasionadas por recesiones). De este modo, al evitar estas grandes pérdidas, el sistema seguidor de tendencia supera al enfoque “buy and hold”. Recordemos que para recuperar caídas de, por ejemplo, el 50%, se debe subir un 100%.
¿Hay que abandonar el “buy and hold”?
Nick Maggiulli señala que le resultó difícil aceptar que este sistema seguidor de tendencia era superior al clásico “buy and hold”, pero la evidencia que lo respalda le convenció. No obstante, no lo recomendaría a determinadas clases de inversores por dos motivos básicos:
- ¿Qué pasaría si deja de funcionar?
- Los importantes períodos de “underperformance” que sufre el sistema puede hacer que sea difícil permanecer fiel al mismo. Aquellos inversores más activos no tendrán la suficiente paciencia para soportar dichos períodos y, en consecuencia, no serán lo suficientemente disciplinados para seguir el sistema a rajatabla.
Existe una forma interesante para seguir este sistema a través de fondos de inversión (o ETFs cuando sean traspasables sin pasar por Hacienda). De esta forma, se puede variar la exposición a renta variable (por ejemplo, traspasando un fondo índice del Ibex 35 cuando cae de la media de 12 meses a uno monetario o de renta fija de corto plazo) en nuestra cartera de forma eficiente.
En definitiva, nos encontramos ante un sencillo sistema de inversión que puede ser muy útil para aquellos inversores de largo plazo, que sean disciplinados y capaces de soportar ciertos períodos de “underperformance”, pero que no puedan aceptar grandes caídas (30-50%). Lo fundamental es que cada inversor conozca su perfil de inversión y, en función de él, utilice el sistema que mejor se adapte a su personalidad.
[Nota: Este artículo es principalmente una traducción del original publicado por Nick Maggiulli en el blog Of Dollars and Data. El lector puede seguir al autor en Twitter.]
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