Resulta difícil de creer, pero hace pocos meses se cumplió el 10º aniversario del anterior gran techo de mercado del 9 de octubre de 2007. Entre esa fecha y el siguiente año y medio, el mercado bajista borraría casi el 60% del valor pico del S&P 500, sacudiendo la confianza de muchos inversores en la eficacia de la inversión en acciones, algo que antes se consideraba impensable.
Teniendo en cuenta que mi medio de subsistencia se deriva de ayudar a otros a invertir, no debería sorprenderles que aquellos fueron tiempos muy difíciles, sobre todo porque las caídas abruptas día sí, día también, del valor de las cuentas de mis clientes me hizo cuestionar si estaba dando buenos consejos, y sobre todo, agregando valor.
En realidad, sin embargo, considero que la experiencia del mercado bajista 2007-2009 ha sido la más importante de mi carrera. Antes de 2007 ya había pasado varios años como asistente en la industria, durante los cuales tuve ocasión de observar el muy diferente mercado bajista que comenzó con la explosión de la burbuja tecnológica. Un par de años más tarde, después de graduarme con una licenciatura en finanzas, y aprobar mis exámenes para convertirme en asesor financiero registrado en 2005, me sentí seguro de que podía manejar cualquier cosa que los mercados y mis nuevas responsabilidades me trajeran. Después de todo, había leído toda la historia del mercado que pude encontrar, y me había comprometido a recordar todos los datos relevantes sobre el aumento inexorable de la renta variable, a pesar de largos periodos de volatilidad y rendimientos estancados. Sin embargo, lo que no me había dado cuenta del todo, y lo que vino como una epifanía, es que los mercados bajistas son únicos en cada caso.
A continuación presento algunas de las lecciones más importantes que aprendí durante el último gran mercado bajista:
- Aunque pueden tener características similares en términos de porcentaje de caídas y demás, no hay dos mercados bajistas que se parezcan. Algunos son abruptos y de corta duración, como el de 1987, mientras que otros pueden tener años de duración, impulsados por una prolongada e intensa deflación o inflación, como en los años treinta y setenta, respectivamente. Es bueno saber que el mercado bajista promedio suele extenderse durante poco más de un año, pero eso es poco consuelo cuando estás en medio de uno, y el fin de la presión vendedora no está en el horizonte.
- Estudiar los anteriores mercados bajistas para obtener pistas sobre qué activos podrían ayudar a su cartera a salir airosa del siguiente es de poca utilidad. Por ejemplo, en el mercado bajista de 2000-2002, no todos los sectores se vieron afectados, y unos pocos lo hicieron razonablemente bien. Asimismo, los bonos corporativos de grado de inversión obtuvieron ganancias durante ese ciclo a medida que las tasas de interés cayeron, impulsando al alza los precios de los bonos. Sin embargo, en un mercado bajista derivado de crisis de liquidez como el de 2007-2009, durante el cual los mercados de crédito se congelan y los margin calls obligan a vender, muchas correlaciones de activos pueden elevarse hacia 1. La diversificación es muy útil la mayor parte del tiempo, pero en algunos casos excepcionales, pocos activos distintos del efectivo y los bonos de los gobierno más solventes conservan algo parecido a una apariencia de su valor intrínseco.
- Los reajustes de cartera (rebalancing), aunque son un lastre en los rendimientos en un mercado alcista, pueden ser un salvavidas en un feo mercado bajista. La forma más sencilla de pensar en el rebalancing es que se trata de vender cuando uno quiere, para evitar tener que vender cuando las circunstancias lo fuerzan a ello. Esto es obviamente una simplificación excesiva, pero creo que ayuda a la gente (especialmente a los jubilados que están obteniendo unas rentas de su cartera) a comprender, parafraseando a Benjamin Graham, que una gestión prudente de la cartera no se trata tanto de maximizar el rendimiento como de mitigar los riesgos.
- Mantener una fuerte posición en cualquier sector del mercado puede ser arriesgado, pero cuando se trata de un sector como el financiero, que está fuertemente regulado y sometido a un riguroso escrutinio, los riesgos de una posición sobreponderada se amplifican, sobre todo porque en una situación de crisis, el gobierno seguramente intervendrá, y la forma en que lo hace puede ser muy confusa. Por supuesto, en el período 2007-2009, la mayoría de las compañías financieras que sufrieron pérdidas fueron ellas mismas las únicas culpables por el comportamiento imprudente en los tiempos de auge. Pero el hecho es que muchos de los problemas en la industria fueron probablemente innecesarios, especialmente porque los términos del rescate del gobierno parecían estar cambiando constantemente, y algunas compañías fueron rescatadas (Bear Stearns), mientras que otras quedaron en el fracaso (Lehman Bros). Históricamente, los valores financieros han arrojado resultados magnificados tanto al alza como a la baja, y los inversores deberían tener especial cuidado con las posiciones concentradas en este sector.
- Mientras que mucha gente piensa que el papel de un asesor es "batir al mercado", el verdadero papel de un asesor financiero es moderar el entusiasmo durante los mercados alcistas y evitar que los clientes hagan cosas estúpidas durante los mercados bajistas. En tiempo real, el valor añadido de un asesor es difícil de cuantificar, pero después de unos años, una vez que las cosas se han normalizado, el valor se hace más evidente.
- Puedes tratar de salvarlos a todos, pero no tendrás éxito. Algunas personas piensan que están hechos para invertir, pero cuando las cosas empiezan a ir mal, por lo general no hay nada que les impida abandonar. Es una pena, pero es una lección necesaria que hay que aprender. No es sólo que algunas personas no sean buenos clientes en este sector de la inversión, es que sinceramente, no pueden serlo. Es mejor tratar de dirigirlos en una dirección en la que tengan más posibilidades de éxito, ya sean depósitos o lo que sea. Así como un inversor prudente corta sus pérdidas en posiciones insalvables, los asesores prudentes deben aprender a cortar sus pérdidas en las relaciones que resultan no ser mutuamente beneficiosas, y mucho menos mutuamente rentables.
Lo más importante a tener en cuenta es que los mercados bajistas son realmente donde se hace la mayor parte del dinero, como dijo Shelby Davis. La parte más peligrosa de un mercado bajista no es tanto la caída repentina del valor de las inversiones, sino la forma en que se reacciona a esa caída de valor. Para el inversor activo, los mercados bajistas pueden proporcionar todo tipo de oportunidades para aprovechar las turbulencias en los precios de los activos. Siempre es difícil comprar en un mercado bajista con dinero propio, y mucho menos convencer a alguien más de que lo haga, pero para los inversores a largo plazo, los descensos del mercado deben ser bienvenidos, no temidos.
Nota del editor:
Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia. El gráfico no fue incluido en el artículo original.
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