Anoche presentó resultados trimestrales Tesla, la compañía liderada por Elon Musk que trata de revolucionar la experiencia de conducir un coche. Para algunos es el claro ganador del coche eléctrico y autónomo en base a su tecnología disruptiva y diseño, pero otros dudan de que vaya a ser capaz de cumplir las promesas de su ambicioso CEO. Entre otras cosas, los analistas cuestionan su capacidad de mantener el liderazgo en un futuro plagado de competidores con mucho mayor músculo y experiencia en el sector. También existen dudas respecto a su capacidad para producir vehículos en masa y al liderazgo tecnológico que supuestamente tiene Tesla sobre el resto.
Como inversión, ha sido muy rentable hasta el momento. En los últimos 5 años sube más de un 1000%, aunque no sin volatilidad y un largo periodo lateral entre 2014 y principios de 2017. En este año sube un 50%, pasando recientemente por un periodo de debilidad desde sus máximos históricos.
El mercado parece posicionarse en la tesis optimista sobre Tesla, como muestra que su capitalización de mercado haya superado a grandes fabricantes del sector como Ford. Al frente, como contaba Jorge Alarcón en estas páginas, están inversores de la talla de David Einhorn, que se han posicionado cortos en el valor. Otros inversores y analistas también coinciden con Einhorn, aunque sin un posicionamiento directo contra el valor, algo que pocos tienen el estómago de hacer. Desde Cobas Asset Management, por ejemplo, son negativos con Tesla, como señalan en esta muy interesante diapositiva de la presentación de Value School hace unas semanas.
Enrique García, director de la Cartera Value de inBestia, lleva tiempo advirtiendo de la bomba de relojería que podría ser Tesla. Ya en septiembre de 2016 escribía lo siguiente: “No hace más que salir dinero de la compañía. No solo realiza inversiones gigantescas, sino que sus flujos de explotación son bastante malos. En su cuenta de resultados declara pérdidas cada vez más amplias, pero las salidas de tesorería son consistentemente mucho mayores que las pérdidas declaradas”.
Los resultados presentados ayer no hacen más que reincidir en este problema de quemar caja masivamente, al empeorar su flujo de caja libre en el último trimestre hasta los $1,4 billion (peor de lo esperado).
(Fuente: Zero Hedge)
Además, anunciaron que sus objetivos de aumento de la producción de sus vehículos se retrasan en un trimestre. Ambas noticias no gustaron a los inversores, al caer la acción un 5% después del cierre de mercado tras conocerse los resultados (un -6% veo ahora), tras haber caído un 3% en la sesión. ¿Estarán los inversores perdiendo la paciencia?
Enrique, en un artículo posterior de junio de este año, actualizaba sus números y se acercaba a la compañía desde una perspectiva diferente: suponiendo que es cierta la tesis optimista sobre la compañía, de que el futuro del coche es suyo, ¿cuánto tendría que ganar Tesla para que las masivas inversiones que está realizando hoy tengan sentido? O quizá, como se planteaba retóricamente Einhorn en su última carta, ¿los inversores de Tesla hayan decidido subvencionar filantrópicamente a la compañía sin esperar rentabilidad a cambio?
Las conclusiones del ejercicio de Enrique subrayaban la dificultad de que Tesla “logre remunerar todo el capital que está invirtiendo, más teniendo en cuenta que seguirá realizando fuertes inversiones todos los años”, dada la tendencia recurrente de la compañía de que “el capital empleado en el negocio crece más rápido de lo que mejora el resultado, razón por la que Tesla realiza gigantescas ampliaciones de capital de forma constante”. En definitiva, para Enrique “el problema no es que pierda dinero hoy, sino el abismo que tiene que cruzar para ser viable” y las escasas señales que apuntan en el progreso hacia esa dirección. Todo esto con una valoración de mercado que, en palabras del director de la Cartera Value, es “una auténtica locura”.
Artículos relacionados:
Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.