La compañía automovilística Tesla ha sido una de las empresas protagonistas esta semana en Wall Street como consecuencia de las fuertes caídas sufridas en su cotización, lo que ha originado que pierda el trono de marca automovilística con mayor capitalización en detrimento de General Motors, la cual se ha vuelto a situar como número uno. A pesar de estas bruscas caídas, las acciones de Tesla acumulan una revalorización de más del 50% desde finales de diciembre del 2016 y más de un 1.500% desde que debutó en bolsa en junio del año 2010.
A pesar de que muchos analistas y expertos califican a Tesla como una gran burbuja, es decir, una compañía altamente sobrevalorada, no ha sido esto la causa de que las acciones hayan cedido algo más de un 15% durante esta semana. Varios factores se han unido para que la cotización de la empresa fundada por Elon Musk sufriera una de las mayores correcciones de su corta trayectoria bursátil. Problemas de producción, rebajas de precio objetivo, creciente competencia en el sector así como problemas de seguridad en alguno de sus modelos han sido los detonantes de la espiral bajista vivida estos días en la empresa norteamericana.
Las caídas se iniciaron el lunes 3 de julio cuando la compañía anunció que había realizado menos entregas de las previstas por un problema “severo” en la producción de baterías de sus modelos “Model S” y “Model X”. En concreto, se entregaron 22.000 vehículos en el segundo trimestre del año frente a los casi 25.000 esperados por el consenso del mercado. La cifra asciende a 47.100 en todo el semestre del presente año, justo en la parte baja del rango estimado por los analistas, que esperaban cerca de 50.000 vehículos entregados. Estas cifras han sido calificadas como “decepcionantes” por firmas como Bernstein, KeyBanc Capital y Cowen.
Con respecto a su nuevo modelo denominado “Model 3”, Tesla afirma que ya tiene 373.000 reservas. De este modo, las perspectivas de la empresa son llegar al medio millón de coches entregados el próximo año y al millón en el año 2020. Tras este anuncio, el miércoles día 5 el banco de inversión Goldman Sachs rebajó el precio objetivo de la compañía, argumentando que no comparte las proyecciones de producción que ha realizado la compañía fundada por Elon Musk. David Tamberrino, analista de Goldman Sachs, se aventuró a señalar que en los próximos seis meses la cotización de la empresa tocará los 180$, lo que supone una caída de más del 40% desde los niveles actuales.
A los problemas de producción, hay que sumar la creciente competencia que está surgiendo en el mundo del coche eléctrico e híbrido. Hasta la fecha, Tesla era el líder indiscutible en este segmento, pero marcas como Volvo, BMW o General Motors entre otros están empezando a poner en peligro este reinado. Hakan Samuelsson, consejero delegado de Volvo, ha anunciado recientemente que para 2019 todos sus nuevos vehículos serán híbridos o eléctricos, General Motors está comercializando desde hace meses un utilitario eléctrico (Chevy Bolt) y BMW ha anunciado esta semana sus planes para introducir una versión eléctrica de su sedan “Serie 3”.
Pero por si todo esto no fuera suficiente, hay que sumar las dudas crecientes sobre los niveles de seguridad que están mostrando alguno de sus modelos. En un reciente estudio del Insurance Institute for Highway Safety (IHHS) se cuestiona que el “Model S” sea el coche más seguro de los que se venden en el mercado, tal y como afirma la empresa. En diferentes pruebas de colisión realizadas, Dave Zuby, vicepresidente ejecutivo y jefe de investigación del Insurance Institute for Highway Safety, asegura que “si se busca seguridad de primera línea, creemos que hay otras opciones mejores que las del Model S”, por lo que otorga a este modelo una calificación de “aceptable”. Estas críticas han sido muy mal acogidas por la compañía, ya que a través de un portavoz de la misma ha señalado que “el IIHS y docenas de otros grupos privados de la industria a nivel mundial tienen métodos y motivaciones que se adaptan a sus propios propósitos subjetivos".
Según el estudio realizado por el Insurance Institute for Highway Safety, el gran problema reside en el diseño del cinturón de seguridad, ya que provoca que la cabeza del conductor golpee con demasiada fuerza el volante a través del airbag. Si bien es cierto que Tesla ya realizó algunos cambios a principios del presente año, según el estudio, el problema aún persiste, lo que le ha impedido recibir la máxima calificación de calidad, cosa que sí han recibido modelos como el “Lincoln Continental”, “Mercedes E-Class” o “Avalon” de Toyota entre otros.
Como vemos, la concatenación de múltiples factores ha originado que la acción sufriera una “tormenta perfecta” esta semana. Se trata de problemas muy serios, especialmente aquellos relacionados con la seguridad del vehículo y sus pasajeros. A las decepcionantes cifras de entrega de vehículos durante el primer semestre de este año, hay que sumar la creciente competencia en el sector y el auge de los coches eléctricos e híbridos. Esto último es un factor que podría afectar seriamente a la cuenta de resultados de la empresa en los próximos ejercicios. Por ello, y teniendo en cuenta que la valoración de la empresa es bastante elevada, no es de extrañar que los inversores hayan empezado a deshacer rápidamente posiciones.
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