Han pasado prácticamente dos años y medio desde que comencé a dirigir la nueva edición de la Cartera Value. Los últimos 12 meses se han caracterizado por una rotación importante, debido a la revalorización de algunas posiciones y la localización de nuevas compañías interesantes. Concretamente, desde octubre han sido incorporadas siete nuevas posiciones, al mismo tiempo que cinco compañías han salido de la cartera desde agosto del año pasado. Las ventas parciales de algunas compañías que todavía siguen cartera también han aportado liquidez adicional, así como la liquidación total de una posición en un ETF de renta variable europea. Un ejemplo fue Amadeus hace unos meses, caso que expliqué en abierto.
De momento, la Cartera Value empata con el índice de renta variable global incluyendo dividendos reinvertidos pero teniendo en cuenta las retenciones fiscales (retorno neto). La Cartera Value también tiene en cuenta de forma aproximada los importantes gastos por retenciones y comisiones de compraventa. El índice de la renta variable de la zona euro se ha quedado atrás, aunque la rentabilidad acumulada en los últimos años no es mala para un inversor pasivo.
En resumen, la Cartera Value acumula una rentabilidad nominal del 41,5% en dos años y medio, lo que equivale a una rentabilidad anual del 14,89%. Obviamente, estos buenos datos están apoyados por la buena coyuntura bursátil, aunque ha sido necesario ser optimista/alcista para haber disfrutado de estas rentabilidades.
De hecho, uno de los principales cambios en la visión actual de la cartera es que me estoy volviendo más conservador. Ya no soy tan optimista como en 2016 y mucho menos que en 2014 cuando empecé la Cartera Tecnológica. Actualmente considero necesario exigir mayor rentabilidad nominal presente a las inversiones, debido a que los tipos de interés comienzan a subir en Estados Unidos con el repunte de la inflación. Esto explica también que la liquidez de la cartera haya pasado de rondar el 5% hasta casi el 15% actual, y probablemente este porcentaje vaya creciendo en los próximos meses con la reducción del peso de algunas posiciones que se han revalorizado mucho.
Al mismo tiempo, el sector del software es cada vez más complicado para encontrar ideas de inversión, mientras que en el sector de fabricantes de automóviles hay un castigo excesivo a compañías con buena posición competitiva. Este contraste explica la importante rotación gradual realizada en el último año, incorporando hasta cuatro posiciones relacionadas directamente con la automoción. Alphabet fue liquidada hace unas semanas tras presentar resultados del 2º trimestre y Paypal fue vendida en agosto del año pasado.
Otro sector interesante es el de hardware, que suele tener más descuento frente al de software debido a que las ventas tienen más ruido. Sin embargo, las economías de escala que se logran en el software también se dan a veces en el hardware, ya que cada vez pesa más la importancia del diseño e I+D mientras que la producción física está externalizada. Estas son compañías con un descuento interesante pero no aparentemente muy elevado, al mismo tiempo me parecen negocios con fuerte potencial de rentabilidad sobre el capital.
Si algo caracteriza a esta cartera es que no se parece a la de ningún otro inversor de referencia, la principal fuente de ideas de inversión no es observar lo que hacen otros inversores. La Cartera Value se distingue por tener investigación y criterio propio, lo que no impide que de forma casual se coincida en alguna posición con algún otro gran inversor. No tiene sentido que todos estemos analizando y mirando lo mismo, un servicio de análisis añade valor cuando se analizan cosas distintas y se observan los problemas desde nuevas perspectivas.
Un tipo de situaciones que estoy analizando últimamente son escisiones/spinoffs y otras operaciones corporativas, tanto algunas que se han producido recientemente como otras programadas para el próximo año. En estas operaciones se producen a veces cambios relevantes en las compañías protagonistas y el mercado a lo mejor no se da cuenta de estas cuestiones hasta que se reflejan en los números de forma explícita. De hecho, dos de las últimas siete ideas de inversión surgen de un contexto de este tipo.
Aunque merece la pena revisar compañías castigadas en bolsa donde sus problemas se han exagerado, no hay que dejar de analizar otros valores que evolucionan de forma positiva y que a lo mejor todavía tienen mucho potencial. No conviene caer en prejuicios ni en el sentimiento de oportunidad: a veces lo más castigado es más lo interesante, pero no siempre. Hay que ser objetivos y comparar todos los factores relevantes en juego. Se trata de ir caso por caso y no con reglas fijas.
Por otro lado, no estoy analizando ni una sola compañía china que cotice en Estados Unidos, un tipo de valor que se ha popularizado en algunos círculos. Cuando la parte jurídica y legal no está clara, además de que es muy difícil seguir la huella de la empresa en el mundo real, mejor no perder el tiempo. El crecimiento chino es aprovechado en la Cartera Value por compañías europeas o estadounidenses que ya encontraron su vía para vender en ese mercado.
*Cartera Value: Si está interesado en el análisis de compañías desde una perspectiva de largo plazo, no dude en visitar la página de información de la Cartera Value.
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