Lecciones de gran valor de Peter Lynch

21 de septiembre, 2018 0
Asesor de inversiones basado en Kansas, Estados Unidos. Cuenta con 15 años de experiencia en la industria, y escribe sobre temas financieros... [+ info]
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Peter Lynch es uno de los gestores de fondos más famosos de la historia, gestionando el fondo Magellan de Fidelity con tanta habilidad que su rentabilidad fue casi el doble que la del S&P 500 durante el período 1977-1990. Se han realizado múltiples análisis con el propósito de deconstruir y explicar la proeza de Lynch (ver AQR aquí y Daniel Sotiroff aquí). La conclusión parece ser que 1) una beta más alta (es decir, más riesgo que el mercado en general), 2) momentum y 3) tamaño, fueron algunos de los principales factores que explicarían el gran desempeño de Magellan.  

Aunque estas son las explicaciones académicas de gran parte del éxito de Lynch en Magellan, creo que la mayor parte de su éxito puede atribuirse a variables menos cuantificables, muchas de las cuales él mismo describe en su excelente libro, Beating the Street (Batiendo a Wall Street, en español). En este libro Lynch afirma que el hecho de que Magellan fuera un fondo de apreciación de capital fue crucial:

"Los consejos y pistas de mis colegas fueron particularmente valiosos para mí porque Magellan era un fondo de apreciación de capital y, por lo tanto, tenía la máxima libertad para comprar acciones que las personas encargadas de situaciones especiales, acciones pequeñas, de crecimiento, de valor o cotizadas en el OTC habían recomendado".

De hecho, Lynch afirma que muchas de sus acciones con mejor comportamiento, como Fannie Mae, Envirodyne y Owens-Corning, llegaron a su atención a través de sus colegas que gestionaban fondos concentrados. Pero a diferencia de ellos, Lynch tenía la flexibilidad de invertir no sólo en una o dos de sus mejores ideas, sino en todas ellas.

Además, Lynch no se limitó a las oportunidades en renta variable. De hecho, en un despliegue de agilidad en la gestión de carteras, la principal posición de Lynch durante un período de tiempo fueron bonos del Tesoro a largo plazo que pagaban intereses de doble dígito. Lynch lo explica:

"No compré bonos con fines defensivos porque tuviera miedo de las acciones, como hacen muchos inversores. Los compré porque las rentabilidades superaban los rendimientos que uno podía esperar obtener en media de las acciones... Cuando las rentabilidades de los bonos gubernamentales a largo plazo superen la rentabilidad por dividendo del S&P 500 en un 6 por ciento o más, venda sus acciones y compre bonos"

A lo largo de su periodo como gestor en Magellan, Lynch demostró su capacidad para rotar entre las distintas industrias en momentos oportunos, saliendo de las compañías de seguros en favor de las acciones de bancos (en gran parte bancos regionales) en 1981, lo que era una apuesta implícita por tipos de interés más bajos. Asimismo, apostó fuertemente por el resurgimiento de la demanda de automóviles a lo largo de los años ochenta, lo cual fue, por supuesto, una apuesta por una mejora en la confianza de los consumidores después de una década de problemas y estanflación:

"Me pareció que con recesión o sin recesión, la gente iba a tener que volver a los concesionarios. Si hay algo tan seguro como la muerte, es que los americanos tienen que comprar coches".

Al principio, la rotación de Magellan era de más del 300% anual, reduciéndose hasta algo más del 100% en la década de 1980. Claramente, Lynch no temía apretar el gatillo para hacerse con una buena inversión, pero tampoco temía obtener beneficios cuando una acción había alcanzado su potencial, y había descubierto una oportunidad más atractiva.  

Algunos han afirmado que tal vez Lynch fue un producto de su tiempo, ya que tomó las riendas de Magallanes al final del mercado bajista de la década de 1970 y se benefició del gran mercado alcista de la década de 1980. Sin embargo, creo que esto es injusto. Considere, como se dijo anteriormente, que Lynch tenía la libertad de invertir su cartera dondequiera que viera oportunidades, y que el mayor mercado alcista de la década no estaba en los Estados Unidos, sino en Japón. Las acciones japonesas superaron a las estadounidenses en más de un 11% anual en la década de 1980, y es casi seguro que los gestores de menor nivel habrían caído víctimas de la atracción de tal disparidad en los rendimientos. Sin embargo, Lynch lo vio venir, evitando sabiamente la trampa del crecimiento de la renta variable japonesa:

"Japón fue una pesadilla para un analista fundamental. Vi un ejemplo tras otro de compañías con balances malos y beneficios irregulares, y acciones sobrevaloradas con ratios PER extravagantes"

Es interesante especular sobre cómo le habría ido a Lynch en la década de 1990 a medida que las acciones tecnológicas ganaban terreno; Lynch afirmó que, en su mayor parte, evitaba al sector tecnológico (entre los "50 valores más importantes" de Magellan se encuentran exactamente 0 valores tecnológicos), porque estaban especialmente sujetos a la disrupción por la innovación:

"Una compañía de ordenadores puede perder la mitad de su valor de la noche a la mañana cuando un rival revela un producto mejor, pero una cadena de franquicias de donuts en Nueva Inglaterra no va a perder negocio cuando alguien abre una franquicia de donuts superior en Ohio".

Quizás la lección más importante de Lynch para los inversores es que para superar al mercado, hay que tener una cartera diferente al índice de referencia:

"Un gestor de fondos creativo puede elegir 1.000 acciones, o incluso 2.000 acciones, en empresas inusuales, la mayoría de las cuales nunca aparecerán en la cartera estándar de Wall Street. Esto se conoce como "salirse del radar". Él o ella puede poseer 300 S&Ls (Savings & Loans, un tipo particular de banco popular en aquella época) y 250 minoristas y ninguna compañía petrolera y cero empresas industriales, y sus resultados harán zig cuando el resto del mercado haga zag. Por el contrario, un gestor de fondos poco creativo puede limitar su cartera a 50 acciones que están en manos de instituciones y crear un S&P 500 en miniatura".

El hecho de que Lynch dirigiera Magellan con un alto grado de participación activa es evidente en esta tabla de "Las 50 acciones más importantes de Magellan". La gran mayoría están relacionadas con el consumidor y las finanzas, con poca exposición a la energía (que fue el sector del S&P más importante durante los primeros años de la gestión de Lynch en Magellan), y a las acciones industriales: 

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En resumen, parece justo decir que Lynch era el hombre perfecto para la oportunidad perfecta cuando fue nombrado gestor de Magellan en 1977. También es justo preguntarse si sus ideas habrían funcionado tan bien en un contexto económico diferente. Sin embargo, aunque sus estrategias exactas no pueden ser perfectamente emuladas (parece una exageración pensar que veremos una época similar en la que tantos bancos cotizan por debajo del valor contable y los bonos del Tesoro rinden un 13%), sus principios básicos de flexibilidad, convicción y diferenciación son intemporales, y todos los gestores de activos harían bien en adherirse a ellos.

Nota: En el gráfico de arriba, algunas compañías como Owens-Corning entraron en bancarrota y resurgieron, pero he decidido dejar la nota de bancarrota allí ya que ese fue el destino que los inversores subsiguientes habrían tenido que enfrentar.

Nota del editor: 

Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia.

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