Una idea de inversión que aporté en el último año en la Cartera Value procede de la separación de una gran compañía en dos nuevas sociedades cotizadas. Uno de los aspectos que me interesó es que la separación es buena para las dos sociedades nuevas, ya que reduce el tamaño y permite a la nueva directiva concentrarse en menos problemas. Se trata de una mayor descentralización de la organización. Este cambio beneficia a ambas, pero... ¿cuál elegir de las dos?
Una descripción básica de ambos negocios me recordó a la distinción que hace Peter Lynch en su libro ‘One Up on Wall Street’ (hay versión en español), donde muestra su clara preferencia por sectores de no crecimiento frente a los sectores de alto crecimiento. Esta es su argumentación:
Many people prefer to invest in a high-growth industry, where there’s a lot of sound and fury. Not me. I prefer to invest in a low-growth industry like plastic knives and forks, but only if I can’t find a no-growth industry like funerals. That’s where the biggest winners are developed. There’s nothing thrilling about a thrilling high-growth industry, except watching the stocks go down. Carpets in the 1950s, electronics in the 1960s, computers in the 1980s, were all exciting high-growth industries, in which numerous major and minor companies unerringly failed to prosper for long. That’s because for every single product in a hot industry, there are a thousand MIT graduates trying to figure out how to make it cheaper in Taiwan
[...]
In a no-growth industry, especially one that’s boring and upsets people, there’s no problem with competition. You don’t have to protect your flanks from potential rivals because nobody else is going to be interested.
Muchas personas prefieren invertir en sectores de alto crecimiento, en medio de un gran redoble de tambores. No es mi caso. Yo prefiero invertir en sectores de bajo crecimiento como los cubiertos de plástico, pero sólo si no encuentro un sector sin crecimiento como los funerales. Ahí es donde se encuentran las mejores oportunidades. En realidad, los sectores de alto crecimiento no tienen nada particularmente excitante, más allá de ir viendo cómo caen uno tras otro sus valores. La moqueta en los años cincuenta, la electrónica en los años sesenta, la informática en los ochenta, todos ellos fueron sectores de alto crecimiento, en los que gran cantidad de empresas grandes y pequeñas fracasaron en su intento de prosperar durante demasiado tiempo. La razón es que por cada producto de un sector caliente hay mil graduados del MIT tratando de encontrar el modo de producirlo de forma más barata en Taiwán.
[….]
En un sector sin crecimiento, especialmente uno que resulte aburrido y desagradable, la competencia no es un problema. No tienes que protegerte de rivales potenciales porque nadie más se va a interesar por ello.
Peter Lynch - One Up on Wall Street
La argumentación de Peter Lynch requiere su contexto. Es importante que el sector de no crecimiento no se base en una tecnología obsoleta, se trata de que la decadencia sea muy lenta. En ese entorno una compañía establecida podría incluso crecer en beneficios reduciendo costes y aprovechando la salida de capital del sector.
No creo que haya que quedarse con una regla fija ya que también hay buenas ideas de inversión en sectores de crecimiento, sino introducir en el análisis el impacto de la competencia y la certidumbre a largo plazo. Simplemente es un buen punto de partida sobre el cual ir haciendo ajustes y las salvedades correspondientes.
Un gran ejemplo podría ser la enorme rentabilidad que proporcionó Philip Morris durante décadas a sus accionistas. El consumo de tabaco no crecía rápidamente, sino más bien lo contrario, pero el coste de fabricar cigarrillos se redujo drásticamente y la compañía era capaz de subir precios. El tabaco batió a Apple según este artículo de Lawrence Hamtil.
Precisamente, la separación de la compañía mencionada al principio del artículo da lugar a dos cotizadas en entornos diferentes. La compañía A se encuentra en una posición cómoda en un sector consolidado, en el que podemos esperar cierta estabilidad y no grandes cambios de paradigma. La compañía B opera en un sector a priori más prometedor, con más oportunidades de crecimiento y que sería más apetitoso para muchos inversores actuales.
Creo que la idea de Peter Lynch es correcta y a igualdad de condiciones prefiero el negocio en un sector ya consolidado, donde la empresa va a tener ventaja para seguir dominando el mercado que no atrae nuevos competidores. Ser capaz de innovar y crecer no es incompatible con operar en una industria de bajo crecimiento. Desde el punto de vista de la competencia y la certidumbre a largo plazo, la empresa A que está en un negocio más tradicional me pareció más interesante. Además, cotiza con mayor descuento sobre beneficios.
*Cartera Value: Si está interesado en el análisis de compañías desde una perspectiva de largo plazo, no dude en visitar la página de información de la Cartera Value.
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