A pesar de que los mercados se encuentran en máximos históricos (básicamente los estadounidenses) y el S&P 500 está tratando de romper al alza la barrera psicológica de los 3.000 puntos, el coro de voces que alertan de una inminente recesión económica (incluso con unas consecuencias aún peores que las dos últimas) no para de crecer. Uno de sus más fervientes seguidores es Jeffrey Gundlach, fundador de DoubleLine Capital y conocido coloquialmente como el “rey de los bonos”. Más allá de que sus predicciones un tanto catastrofistas sean acertadas o no, la realidad es que su calidad como gestor de activos está fuera de toda duda. Su buque insignia, el fondo Total Return Bond Fund acumula una rentabilidad anualizada cercana al 6% desde su lanzamiento a mediados del año 2010 y ha sido capaz de batir ampliamente a sus índices de referencia.
(Fuente: Morningstar)
Hace escasas semanas, en una presentación dirigida a inversores, volvió a dar la voz de alarma al señalar que las posibilidades de que se produzca una recesión en los próximos seis meses se han situado en el 40 - 45%, cifra que se eleva hasta el 65% en los próximos doce meses. Aunque a comienzos de año el gestor ya se mostraba bastante cauto al respecto, el recrudecimiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos así como la evidente desaceleración económica mundial que estamos viviendo ha hecho que su posicionamiento defensivo se haya vuelto más acusado. Es por ello que afirma que si no se resuelven de forma rápida estos problemas, la economía entrará irremediablemente en recesión.
A su juicio, dos de las principales señales de alerta que apuntan hacia una recesión en los próximos meses son la desaceleración del indicador económico adelantado de Estados Unidos (elaborado por The Conference Board) así como el “spread” entre las expectativas de confianza del consumidor y las condiciones actuales, el cual se encuentra en mínimos históricos y en niveles que han sido precursores de recesiones económicas.
(Fuente: Zerohedge)
Con respecto a este último indicador, a principios de este año ya nos hicimos eco de las declaraciones de Gundlach, en las que textualmente afirmaba que “acabamos de recibir una de las peores señales recesivas de la historia”. Si comparamos el gráfico inferior, en el que se refleja la situación del indicador a finales del mes de enero, con la situación actual (gráfico superior), se puede apreciar como la situación apenas ha variado y la teórica señal de peligro sigue activada.
(Fuente: inBestia)
En dicha presentación a inversores, el gestor también hace referencia a la curva de tipos de interés, sobre la cual señala que su inversión es lo que debería realmente preocupar a los inversores. Gundlach sí que espera que el próximo movimiento de la FED sea un recorte de los tipos de interés, si bien este movimiento se producirá con toda probabilidad este mes de julio y no en septiembre como barajaba el propio gestor. Pero independientemente de cuándo se produzca el primer recorte de tipos y de la cuantía de éste, el gestor se muestra bastante escéptico al respecto ya que afirma que “un recorte de los tipos de interés no va a prevenir la recesión. Aumenta las posibilidades de que nos dirijamos a ella”.
(Fuente: Zerohedge)
Teniendo en cuenta estas consideraciones, no es de extrañar por tanto que una de sus principales apuestas de inversión sea el oro. Señala que su tesis está basada en la expectativa de que el dólar finalizará el año en niveles más bajos que el actual. Cuando esto sucede, el oro tiende a apreciarse. En su opinión, las razones para que el dólar se debilite son el aumento del riesgo de recesión en Estados Unidos así como su creciente déficit presupuestario (una de las habituales preocupaciones del gestor).
Si nos fijamos en la evolución del oro en las últimas semanas, vemos como el metal precioso se ha disparado al alza cerca de un 12% en el último mes, dejando atrás un amplio lateral de más de tres años de duración. Más allá de que la debilidad del dólar haya influido de algún modo en este movimiento alcista del oro, uno de los verdaderos motivos que pueden explicar esta fuerte revalorización es la caída de los tipos reales. Tal y como expresaba hace unos días Ángel Martín Oro, “la lógica es que cuanto menores son los tipos de interés reales, menor es el coste de oportunidad de tener oro, dado que es un activo que no renta nada solo por mantenerlo, como sí sucede con los bonos. Factores como la desaceleración del crecimiento global y el giro dovish (hacia una mayor relajación monetaria) de los bancos centrales, particularmente la Reserva Federal, han llevado a que los tipos reales caigan con fuerza”.
Pero no sólo Gundlach se muestra muy optimista en relación con el oro, sino que otros gestores de la talla de Stan Druckenmiller, John Paulson, Ray Dalio, David Einhorn o Paul Tudor Jones están apostando decididamente por este activo. Este último comentó hace pocas semanas que su opción favorita de inversión para los próximos 12 - 24 meses es el oro y que en caso de superar la cota de 1.400$ podría dirigirse rápidamente hacia zonas de 1.700$. “Tiene todo a favor en un mundo en el que los tipos de interés están bajando”, afirmó el gestor.
En nuestro país, Azvalor es una de las gestoras que más fuertemente está apostando por esta materia prima. Así, según los últimos datos disponibles de la última carta trimestral, aproximadamente un 20% de la cartera está invertido en compañías como Barrick Gold, Sandstorm Gold, Newmont Goldcorp o Detour Gold (una de sus últimas incorporaciones a la cartera). En relación con la apuesta de la gestora por el oro, Fernando Bernad señalaba en la IV Conferencia Anual de Inversores que “…los mercados después de inflación tienen rentabilidades pequeñas y las materias primas es lo más atractivo. Son buenos activos, reales y baratos. Hay una gran oportunidad en minas oro, petróleo, cobre, uranio…Para nosotros, el oro es dinero bueno. Nos gusta el oro. Perdonen la herejía pero no estamos de acuerdo con Buffett”.
Por último, y en relación con el entorno de inversión actual, Jeff Gundlach señala que 2019 está siendo, por el momento, todo lo contrario al año pasado. “El oro está generando dinero, el bitcoin está generando dinero, las acciones están generando dinero, los bonos están generando dinero. Prefiero tener oro que Bitcoin”, afirma el gesto. Hay que recordar, tal y como comentábamos a finales del pasado año, que 2018 fue un año especialmente malo para la inversores ya que prácticamente todos los activos arrojaron rentabilidades negativas, algo que sólo había sucedido anteriormente en dos ocasiones (1920 y 1994).
De este modo, las declaraciones de Gundlach van en consonancia con el grueso de datos macroeconómicos que vamos conociendo. La realidad es que la desaceleración es evidente y los bancos centrales, conscientes de ello, están tratando de alargar el ciclo económico lo máximo posible. Si serán capaces de lograrlo o no está por ver. Lo que sí parece claro es que las herramientas tradicionales de política monetaria se han agotado y el margen de maniobra de los mismos es cada vez más reducido (sin embargo, siempre quedan herramientas extraordinarias, no vistas hasta el momento, que podrían tomar el relevo).
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