Una vez más, y para desgracia de sus inversores, David Einhorn ha sido noticia en los últimos días. Su hedge fund Greenlight Capital se desplomó un 7,7% durante el mes de junio, con lo que las pérdidas acumuladas durante este primer semestre del 2018 se sitúan en el 18,7%. A principios del mes de abril comentamos los decepcionantes resultados que había cosechado durante el primer trimestre (-13,6%), pero el segundo trimestre no ha sido mucho mejor.
A 31 de junio de 2018, el S&P 500 acumulaba una revalorización superior al 2% frente a la caída de casi el 19% de Greenlight Capital, un “underperformance” muy significativo. Por su parte, el índice HFRX Global Hedge Fund Index, que mide el desempeño agregado de la industria de los hedge funds, cayó tan sólo un 1% en el mismo período y el Fundamental Value Index elaborado por Hedge Fund Research, que monitoriza la evolución de los hedge funds que siguen un estilo de inversión “value”, se anotó un 1,8% en los cinco primeros meses del año.
Claramente, su estrategia de inversión sigue sin dar los resultados esperados. Los resultados de Greenlight Capital han sido muy mediocres en los últimos años, particularmente en 2015, 2017 y el presente año. El pasado año 2017 el fondo se revalorizó tan sólo un 1,6% frente a la subida del 22% del S&P 500. Una explicación (insuficiente en nuestra opinión) que él mismo sugirió hace unos meses es que los mercados han favorecido las acciones “growth” (crecimiento) en detrimento de las “value” (valor), aspecto que llevó al gestor a afirmar que el actual entorno de mercado era poco propicio para su estrategia value. Según Bloomberg, desde finales del año 2014 el hedge fund acumula unas pérdidas del 28%, uno de los peores resultados entre los fondos de su categoría.
Tres de las cuatro mayores posiciones de su cartera acumulan pérdidas de dos dígitos en lo que llevamos de año y la cesta de cortos en empresas que considera como burbujas (bubble basket), está reportándole pérdidas. Netflix y Amazon se han revalorizado alrededor de un 100% y 45% respectivamente este año. Pese a ello, el gestor en sus últimas cartas ha afirmado mantener intactas sus tesis de inversión.
Un ejemplo de ello es General Motors, que ha tenido un viaje de ida y vuelta en los últimos meses. Mientras que en abril cotizaba en mínimos de 7 meses, a principios del mes de junio la acción se anotó una subida del 21% tras conocerse que SoftBank Vision Fund tenía la intención de invertir 2.250 millones de dólares en el desarrollo del vehículo autónomo que está llevando a cabo General Motors. Pero por desgracia para Einhorn, la guerra comercial desatada por Donald Trump contra los fabricantes automovilísticos ha originado que la acción borre prácticamente todas las ganancias conseguidas.
El artículo de WSJ contra David Einhorn
En un reciente y muy difundido a la par que polémico artículo del Wall Street Journal, se hacía referencia al presuntamente peculiar carácter y costumbres de David Einhorn. La distancia y actitud hacia los clientes, las siestas del mediodía, las partidas de póker en Las Vegas y otras actividades de su vida privada, su gran ego además de la selección de acciones impopulares, son algunos de estos ejemplos. Durante años, a los inversores de David Einhorn no pareció importarles, sin embargo los últimos resultados no están sentando nada bien a sus clientes. Morten Kielland, CEO de la firma Key Family Partners SARL e inversor en el hedge fund señaló recientemente que su paciencia se estaba agotando y que había reembolsado una gran parte del dinero que tenía invertido en la firma.
El artículo del WSJ se extiende en otros puntos que considera controvertidos o criticables del gestor, dando voz a los inversores cabreados que han reembolsado una parte o la totalidad de sus inversiones o que desearían hacerlo. Según datos facilitados por Bloomberg, en torno a 3.000 millones de dólares en los últimos dos años han dejado el hedge fund. En la actualidad cuenta con unos 5.500 millones de dólares bajo gestión, alrededor de un 55% menos respecto al nivel máximo alcanzado.
Algunas personas familiarizadas con el fondo, según el WSJ, atribuyen los problemas de Einhorn en parte a sus formas poco convencionales, como por ejemplo, seguir aferrado a las acciones “value”. “Es obstinado. Nunca admitirá que ha cometido un gran error. Me vuelve loco”, señaló Peter Weiss, un inversor de Boston que ha retirado cientos de miles de dólares este año, comportamiento totalmente opuesto a lo que señaló el propio Einhorn hace tiempo: “Cuando reconocemos un error, nos salimos de la posición y lo reconocemos en nuestras cartas trimestrales”.
Pero el mismo artículo ha sido también criticado por distintas personas de la industria. No todas las personas tienen una visión tan negativa de David Einhorn, ni mucho menos. Por ejemplo, como señalan desde Quoth the Raven Research: “Einhorn fue amable conmigo cuando empecé. Él estaba en el apogeo de su carrera y no tenía ninguna razón para reunirse conmigo o hablar conmigo. Pero lo hizo. En lugar de actuar como un “mierda” de Wall Street, fue una buena persona conmigo. David Einhorn tiene mi respeto”. Su experiencia, así como la de algunas personas que le comentan, no apoyan las afirmaciones del WSJ: “Pintarlo como un descarado fiestero al que no le importa un carajo nada está completamente en desacuerdo con quien creo que es”.
Otro tuitero estadounidense destacado del sector, @EconomicPic, sugiere que buena parte de la mala prensa que se le da en el artículo del WSJ está relacionada con el mal desempeño de los últimos años, no tanto con malas prácticas reales. Cuando las cosas van bien, lo bueno tiende a exagerarse, y cuando las cosas van mal, lo malo tiende a exagerarse.
Reflexiones contrarian sobre el momento actual de David Einhorn
Sea como fuere, los periodos de malas (incluso nefastas) rachas y los reembolsos que les siguen, son muy comunes en la industria de gestión de activos. Hace poco comentábamos el caso del gestor Bill Ackman de Pershing Square, el cual también ha sufrido reembolsos muy significativos en los últimos meses como consecuencia de los malos resultados obtenidos durante los años 2015, 2016 y 2017. La semana pasada también hablábamos del reputado gestor británico Neil Woodford (apodado “El Oráculo de Oxford”), quien tampoco pasa por sus mejores momentos por los últimos 12 meses. Ningún gestor ni estilo de inversión domina sobre el resto todo el tiempo.
Michael Cannivet, fundador, gestor y presidente de Silverlight Asset Management, reflexionaba en Forbes hace un par de meses sobre la situación que está pasando David Einhorn. En su opinión, este puede ser un muy buen momento para ponerse “largo” en el gestor, ya sea haciéndose cliente de Greenlight Capital (para lo cual hace falta tener muchísimo dinero) o comprando Greenlight Capital Reinsurance (GLRE), que es la apuesta de Cannivet, una forma “apalancada” de exponerte a la cartera de Einhorn.
Primero, es importante poner las cosas que están pasando actualmente en su contexto. Einhorn lanzó su hedge fund en 1996 con apenas 900.000 dólares bajo gestión y hoy en día, a pesar de los reembolsos sufridos, la cifra alcanza los 5.500 millones. Y pese a los malos resultados recientes, ha conseguido una rentabilidad media anualizada desde el inicio del 15%, frente a algo menos del 9% del S&P 500.
(Fuente: The Wall Street Journal)
El autor señala que a pesar del pobre rendimiento de los últimos años, cree que todavía es un gestor de calidad en el que confiar y que parte de las dudas recientes respecto a su gestión pueden deberse al ‘sesgo de lo reciente’: “es poco probable que Einhorn se haya olvidado de invertir o que sus buenos resultados durantes las dos primeras décadas se deban exclusivamente a la suerte”, añadía. Por último, Cannivet indica que si eres de los que cree que los inversores aprenden más de las pérdidas que de las ganancias, entonces Einhorn es hoy en día mejor inversor de lo que era hace cinco años. Así, el autor considera que Einhorn tiene la suficiente fortaleza mental como para seguir aguantando esta situación y que resurgirá de sus cenizas más fuerte que antes.
Es indudable que Einhorn está teniendo dificultades para navegar en el actual ciclo económico y bursátil. Su decisión de mantenerse corto en compañías de alto crecimiento y altos múltiplos como Netflix o Amazon le está saliendo caro y le está generando muchas críticas (quizá merecidas). Sus posiciones largas tampoco están funcionando. La situación actual para él y su hedge fund no es nada sencilla, pero las rentabilidades obtenidas desde su inicio en 1996 son su mejor tarjeta de presentación. De la experiencia de los mercados sabemos que es en los momentos de mayor pesimismo cuando los retornos futuros son más atractivos. ¿Sucederá lo mismo en el caso de David Einhorn y su cartera?
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