Compararse con los índices bursátiles - Uno de los requisitos para el aprendizaje del inversor

6 de marzo, 2017 0
Inversión en compañías cotizadas. Interesado en la historia del pensamiento económico y los ciclos económicos.
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En el recomendable libro ‘Peak: Secrets From the New Science of Expertise’ se analizan los requisitos y causas del aprendizaje en numerosas disciplinas. Ya sea tocar instrumentos musicales, memorizar números, operar pacientes o jugar al tenis, los autores recogen las características que debe tener el entrenamiento y práctica para que el aprendiz siga progresando. Estas conclusiones están basadas en ciertos estudios y también la experiencia de los investigadores, adaptándolas a las circunstancias específicas de cada disciplina. Las ideas básicas son bastante sencillas y las entiende cualquiera, sin embargo, las conclusiones que se derivan de ellas pueden sorprender a mucha gente. Aunque a estas alturas solo he leído la mitad de libro, lo recomiendo sin ninguna duda.

Uno de los requisitos básicos (no el único) para que la práctica genere aprendizaje y progreso es la necesidad de un método de evaluación objetiva del desempeño del practicante. En el caso de las disciplinas deportivas, los resultados en los partidos y competiciones son un ejemplo, pero no son los únicos ni los más adecuados. Si hablamos de memorizar números, habría que llevar la cuenta de la cantidad de series de números seguidas que es capaz memorizar el practicante, anotar los resultados que logra día a día con el objetivo de ver la progresión a lo largo del tiempo. En el caso de los cirujanos, un método es recoger los datos de los postoperatorios de los pacientes para ver los resultados que logra cada cirujano en términos de complicaciones durante la operación, reaparición de la enfermedad con posterioridad (lo cual requiere un seguimiento posterior de los pacientes), etc. En ciertas áreas se han encontrado diferencias sistemáticas en los resultados de los cirujanos en los resultados posteriores a la operación, como es el caso de la cirugía para eliminar el cáncer de próstata.

Llevar la cuenta no garantiza el aprendizaje o el progreso, pero es un punto de partida. Le indica al aprendiz en qué lugar se encuentra, le muestra las carencias y su progreso a lo largo del tiempo. Para lograr una progresión en el aprendizaje es necesario un entrenamiento deliberado, con ciertas características básicas que repite constantemente el libro mencionado, y que no son objeto de este artículo.

Lo que me interesa resaltar en esta ocasión es la importancia de llevar la cuenta y evaluarse. En el caso de la disciplina de la inversión contamos con muchas desventajas para aplicar las propuestas de entrenamiento que proponen los autores del libro, pero partimos de una gran ventaja frente a otras disciplinas de las ciencias sociales: es posible realizar evaluaciones del desempeño del inversor. Obviamente, la evaluación de los resultados del inversor debe cumplir una serie de requisitos, nunca es posible aislar el comportamiento del inversor de todos los factores. En otras palabras, un inversor puede obtener buenos resultados durante mucho tiempo por pura suerte, y viceversa.

¿Cómo evaluar el comportamiento del inversor? Comparándose con los índices bursátiles. Conocemos el potencial de la renta variable a largo plazo, así como los excelentes resultados que ha otorgado en su conjunto en los últimos dos siglos (Ver libro 'Stocks for the Long Run'). Estos resultados varían de unas bolsas a otras, siendo la estadounidense una referencia muy exigente para los inversores. Probablemente haya inversores que crean que son muy buenos porque tienen la cuenta en verde y ganan de forma constante, pero si se comparasen con los índices, lo observarían desde otra perspectiva. Ganar poco es fácil y sencillo, superar los resultados de los índices bursátiles incluyendo dividendos reinvertidos no tanto.

Muchos pequeños inversores no saben cuál está siendo su desempeño real al invertir, lo cual puede llevarles a pensar en muchos casos que son muy buenos sin serlo (cuando todo sube), o que son muy malos sin serlo (cuando todo baja). Saber dónde se encuentra uno en la escala de habilidades es esencial para seguir progresando y preguntarse qué es lo que no está funcionando. Esto explica que haya mucha gente que siga creyendo de forma acrítica que ha tomado las decisiones correctas, cuando en realidad no se ha comparado con las alternativas. Muchos inversores en inmuebles creen que han logrado resultados extraordinarios, pero no han hecho las cuentas básicas. La cuenta básica es que la bolsa española ha entregado más un 9,00% anual en pesetas desde 1969 según MSCI, y que la inflación desde entonces ha sido de un 6,6% anual. Esta es la principal referencia si históricamente ha invertido en España. Si comenzó a invertir en los años 2000, el desempeño bursátil y la inflación han sido radicalmente diferentes, sobre todo tras la entrada en el euro. Unos resultados menores en términos nominales, pueden ser superiores en términos reales.

Mi consejo es llevar la cuenta y compararse con los índices. Los resultados a uno, dos o tres años no serán demasiado indicativos de nada. Sin embargo, los resultados a siete o diez años empezarán a mostrar aciertos y carencias, principalmente si el periodo engloba varios entornos bursátiles y económicos. Es importante establecer un índice adecuado, no es lo mismo invertir de forma global que invertir solo en España. En el caso de la inversión en inmuebles no es fácil buscar referencias adecuadas, pero varias referencias no perfectas son mejor que nada. Si el inversor reparte su cartera en la zona euro, un índice de renta variable como el Euro Stoxx 600 con dividendos reinvertidos no sería una mala referencia.

Gracias a la era de Internet y la facilidad de acceso a la información, tenemos a nuestra disposición bases de dato magníficas de forma gratuita. Es el caso de MSCI, donde se pueden consultar decenas de índices en diferentes divisas, incluyendo dividendos, excluyendo los gastos básicos, etc. Se pueden descargar las tablas en hojas de cálculo (excel) y a partir de ahí representarlos en series índices y compararlos con el comportamiento de nuestra cartera. Esta es la vista cuando solicitamos ver los datos del MSCI World, o el comportamiento de la bolsa mundial:

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Establecer el índice correcto para compararse de forma adecuada es todo un mundo. Muchos fondos de inversión incluyen índices sin dividendos, lo cual distorsiona por completo la comparativa. En otras ocasiones se utilizan índices de zonas geográficas que no corresponden con el destino de las inversiones del inversor. No es nada fácil, ¿con qué debe compararse un inversor que invierte el 70% en la zona euro y el 30% en el resto del mundo? La buena noticia es que se pueden construir índices nuevos a partir de los índices originales. En el caso anterior, se puede elaborar un nuevo índice que se componga de un 70% de la zona euro y un 30% de bolsa del resto del mundo.

A pesar de todas esta salvedades, compararse es un requisito básico para que el inversor comience a preguntarse cómo de buenos son sus resultados. Como es necesario tomar periodos de tiempo largos, cuanto antes empiece mejor. Este último punto es el que hace que un verdadero aprendizaje en el mundo de la inversión sea costoso y requiera tiempo. Las evaluaciones no se pueden realizar de forma instantánea. Esta es la razón por la que el inversor no puede quedarse de brazos cruzados mientras espera a las evaluaciones. Debe seguir analizando su filosofía de inversión a priori, de forma introspectiva. Ken Fisher sostiene que la tercera pregunta más importante que debe realizarse el inversor es “¿Cómo podría estar equivocado?”.

La evaluación de los resultados en conjunto acaba con ciertos vicios del ser humano, tener en cuenta los buenos resultados y no acordarse de los malos. Así lo explica Ken Fisher en su libro “The Only Three Questions That Count”:

He forgets all that matters in finance is how the whole portfolio does. That’s what impacts your net worth.

Investors suffer from order preference when they brag about the stock they bought that is up 800% but don’t bother to look at how the portfolio as a whole is performing. When assessing performance, the whole is more important than the parts. This is a nearly impossible concept for most investors to get in their bones.

Imagine a portfolio containing only two $ 10,000 stocks. One rises 25% and the other falls 15%. The antiquated parts of our brain will tell us to regret the stock that fell. Standard finance tells us not to regret the parts—the totality did fine. Standard finance is right. The movements by themselves don’t really tell us anything about the future, and we shouldn’t act based on them anyway.

El inversor olvida que lo único que importa en los mercados es cómo se comporta la cartera en su conjunto. Eso es lo que afecta a su patrimonio en realidad.

Los inversores sufren la preferencia de orden cuando presumen de que un valor que compraron ha subido un 800%, pero no se molestan en analizar cómo se está comportando la cartera en su conjunto. Cuando se trata de evaluar el comportamiento, el total es más importante que las partes. Este es un concepto del que es casi imposible concienciar a una gran parte de inversores.

Imagine un portfolio con únicamente dos valores de 10.000$. Uno crece un 25% y el otro cae un 15%. Los instintos más primitivos nos dirán que debemos arrepentirnos por el valor que descendió. La ortodoxia nos dice que no debemos lamentarnos por la partes, ya que el conjunto lo hizo bien. La ortodoxia está en lo correcto. Los movimientos por sí mismos no nos dicen nada sobre el futuro, y por lo tanto, no deberíamos actuar en base a ellos en cualquier caso.

Ken Fisher - The Only Three Questions That Count

Este tema me lleva a realizar una reflexión adicional, sobre todo porque he encontrado muchos inversores partidarios de concentrar la cartera en un puñado de posiciones. No tengo tanto problema con la concentración de una cartera en tres o cuatro posiciones únicamente (aunque no soy partidario), como con el hecho de olvidar que el éxito con este estilo de inversión es difícil de evaluar. Es decir, los inversores que concentran olvidan que para evaluar ese estilo de inversión se requieren periodos de tiempo mucho más largos, de varias décadas.

Si el inversor que comienza es humilde y cree que no domina con maestría los mercados, deberá intentar buscar más ideas de inversión para que los tiempos de evaluación sean más cortos. Si mantiene 15 o 20 valores en su cartera y va realizando cambios de forma paulatina a medida que se mueven los precios, con un mercado alcista y uno bajista ya tendría una evaluación bastante interesante de su desempeño. Seis o siete años para una cartera de dos o tres valores será un tiempo totalmente insuficiente. Sabemos que el método funciona si después de cientos de operaciones en diferentes entornos, los resultados son superiores al promedio del mercado. Concentrando en dos o tres posiciones durante cuatro o cinco años no significaría un total de operaciones superior a la decena, mientras que habiendo testeado 30 o 40 ideas de inversión los resultados son más representativos de la filosofía de inversión.

El entorno cambia y es posible que el método quede obsoleto, pero ese problema se multiplica de forma dramática si hablamos de una evaluación con posiciones concentradas. Esta es la razón por la que creo que si un inversor se encuentra en su fase de aprendizaje debe ser ambicioso y no quedarse anclado en tres o cuatro compañías, sino que debe ampliar el campo de búsqueda. Al estar en su fase de aprendizaje, le interesa más progresar en su filosofía de inversión que jugar la carta de la concentración para buscar resultados más extremos. Esto no significa que deba precipitarse e invertir en compañías que no cumplen los requisitos de la filosofía de inversión, sino más bien ampliar la búsqueda y buscar más valores en más mercados.

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