La mayoría de los inversores probablemente estarán cansados de escuchar todo el día alertas y avisos sobre la llegada inminente de una recesión. Sin embargo, se trata de un comportamiento bastante lógico para los medios de comunicación e información financiera, puesto que las noticias negativas y alarmistas son las que más “venden”. Si bien hay que reconocer que los datos económicos que alertaban hace años de una recesión económica eran escasos, la situación actual es completamente distinta: la debilidad económica, especialmente en Europa (con Alemania a la cabeza), los renovados temores a una recesión económica debido a la inversión de la curva de tipos de interés en Estados Unidos así como el inicio de un ciclo de bajada de tipos de interés por parte de la Reserva Federal son hechos que suelen ser la antesala de problemas económicos futuros.
Uno de los datos macroeconómicos que acaba de lanzar una alerta amarilla es el indicador de actividad de la Reserva Federal de Chicago, que se une a los ya comentados como la confianza del consumidor, la debilidad del sector inmobiliario, la recesión del sector manufacturero mundial o el desplome en el número de pedidos de camiones pesados. Probablemente la mayoría de ustedes no habrán oído hablar de él, pero es un indicador tremendamente completo y con un elevado historial de acierto a la hora de definir en qué parte del ciclo nos encontramos. Decimos que es un indicador muy completo porque está formado a su vez por 85 subindicadores que cubren todas las áreas de la economía estadounidense, de ahí que sea uno de los mejores indicadores que tenemos para monitorizar la situación del ciclo actual.
Pues bien, teniendo en cuenta estas consideraciones, este indicador ha saltado a la palestra de las redes sociales porque acaba de generar una señal de recesión que desde los años 60 se ha mostrado infalible. Concretamente acaban de producirse siete lecturas negativas consecutivas, lo que refleja una importante debilidad económica de fondo. Como vemos en el gráfico inferior, una señal como la que acaba de producirse ha sido capaz de determinar con gran precisión las últimas recesiones económicas en Estados Unidos.
(Fuente: Liz Ann Sonders)
Si nos focalizamos en lo que ha sucedido en las dos últimas grandes crisis (burbuja puntocom y gran crisis financiera), el indicador ha sido extraordinariamente preciso a la hora de señalar el inicio de las recesiones así como los techos de mercado (especialmente en el año 2007, ya que durante el estallido de la burbuja puntocom el indicador generó la alerta cuando el mercado ya había corregido en torno a un 15% [si bien quedaba aún un 35% adicional de caída]).
(Fuente: Bull Markets)
Pero como decíamos al principio del artículo, estamos de momento ante una alerta amarilla.¿Por qué una alerta amarilla y no roja? Pues porque deberíamos ver que el indicador se sitúa por debajo del nivel -0,7 (marcado con una línea gris punteada en el gráfico inferior) para poder hablar abiertamente de recesión económica. Se trata de un nivel que los propios desarrolladores del indicador han señalado como clave a la hora de confirmar la entrada en recesión, tal y como ha sucedido en las últimas ocasiones.
(Fuente: Federal Reserve Bank of Chicago)
Muchos dirán que estamos ante una nueva alerta fallida, de las muchas que se han visto en los últimos años. Si bien la historia les ha dado la razón hasta el momento, la realidad actual es sensiblemente diferente a la de los últimos años. Aspectos como el inicio de un ciclo de bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal (habitualmente suele coincidir con un techo en el ciclo económico), la debilidad de los datos macroeconómicos a uno y otro lado del Atlántico o el notable recrudecimiento de la guerra comercial entre China y Estados Unidos hacen que la situación económica no se parezca en nada a la de los últimos años.
Pero aun siendo ciertas todas estas premisas, conviene recordar que estamos de momento ante una alerta amarilla y que el indicador no ha confirmado aún la recesión. Por ello, es posible que el tan cacareado mercado bajista que ciertos analistas llevan años vaticinando aún tenga que esperar unos meses (las caídas actuales de los índices estadounidenses habrían de calificarse como simple corrección). Pero teniendo en cuenta la elevada fiabilidad histórica de este indicador, quizás sea prudente hacer caso a sus advertencias y mantener una posición de cierta cautela con respecto a la renta variable (especialmente estadounidense).
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