Uno de los indicadores macroeconómicos al que hemos prestado mucha atención en los últimos meses es el de la venta de camiones pesados, dado que es un indicador muy sensible al ciclo y, por lo tanto, nos ofrece pistas bastantes fiables sobre la situación de la economía. Los últimos datos nos mostraban que las ventas de camiones pesados (aquellos que realizan el grueso de transportes de mercancías) estaban creciendo a tasas interanuales superiores al 10%. Sin embargo, este buen comportamiento parece estar frenándose en los últimos meses ya que el dato del mes de julio muestra uno de los crecimientos más bajos de los últimos dos años (tan sólo al 4,5%).
Pero aunque los datos de ventas aún siguen siendo positivos, los relativos a los pedidos de camiones pesados se están desplomándose en los últimos meses. El dato del mes de julio muestra una caída del 81% en relación con el mismo mes del año anterior y son ya nueve meses consecutivos de contracción, según los datos proporcionados por FTR Transportation Intelligence.
(Fuente: Wolf Street)
Desde la entidad (FTR Transportation Intelligence) señalan que unos costes de equipamiento más elevados, la incertidumbre sobre la demanda (probablemente motivada por las dudas generadas por la guerra comercial) así como un exceso de capacidad en el sector son algunos de los motivos que están detrás de este desplome en los pedidos. Como sabemos, y al igual que sucede con las licencias de construcción respecto de las ventas de viviendas, los pedidos son un indicador adelantado de las ventas de camiones, ya que suelen realizarse varios meses antes de que los mismos se entreguen a los compradores. Es por ello que deberíamos esperar que las ventas de camiones pesados se ralenticen sensiblemente en los próximos meses.
Si analizamos los datos en términos absolutos también podemos apreciar el tremendo descenso que se ha producido en los últimos meses, pasando de más de 50.000 pedidos mensuales a mediados del año pasado a los escasos 9.800 del mes de julio de este año.
(Fuente: Wolf Street)
Esta desaceleración, como no podía ser de otro modo, está teniendo un impacto directo en el volumen de carga de mercancías transportadas a través de distintos medios (camión, ferrocarril, barcazas y avión). De acuerdo con el índice de transporte de carga Cass (The Cass Freight Index), que mide el volumen de carga realizado por compañías de sectores tan diversos como la alimentación, automoción, retail o industria pesada, el número de envíos en los últimos meses se está contrayendo de manera muy significativa, acumulando seis meses consecutivos de desaceleración. Hay que apuntar que tras la fuerte desaceleración que sufrió la economía estadounidense en los años 2015 y 2016, este índice fue uno de los primeros en avisar de la recuperación que estaba por llegar (en octubre de 2016 entró en positivo en tasa interanual), por lo que el descenso de estos últimos meses no augura nada positivo de cara al futuro.
(Fuente: Wolf Street)
Los analistas de Cass Information Systems, Inc., empresa que elabora el citado indicador de transporte desde el año 1995, señalan que el problema de los aranceles comerciales con China (actualmente es la segunda potencia económica mundial), la caída del precio del petróleo así como la ralentización del sector inmobiliario son algunos de los motivos que están detrás de este “parón” que está viviendo el transporte de bienes y mercancías en Estados Unidos.
Así pues, nos encontramos ante unos datos nada esperanzadores de cara a los próximos meses. Si el sector manufacturero estadounidense estaba ya muy tocado, los nuevos datos que van apareciendo no hacen sino ahondar en este deterioro. Además, el recrudecimiento de la guerra comercial de las últimas semanas no va a ser un factor que ayude a mejorar este aspecto, sino que probablemente agravará aún más el problema. Una guerra comercial no beneficia a nadie, y en un mundo cada vez más globalizado, el impacto de la lucha entre China y Estados Unidos acabará golpeando a todos los países y a todos los sectores. Y por si todo esto fuera poco, la reciente inversión de la curva de tipos de interés (una de las señales recesivas más potentes que existen) ha reavivado el temor a una recesión que parece más cercana que nunca.
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