Lo comentaba en un artículo anterior: estamos a fin de año y eso equivale a ver publicados (leer ya es otra cosa) muchos análisis y previsiones de lo que acontecerá en 2018. Normalmente encontramos mucho wishful thinking, extrapolaciones simples de lo que ha sido el año que termina, predicciones sin apoyo empírico detrás, etc.
En lugar de intentar predecir lo que ocurrirá, es más útil intentar comprender lo que está sucediendo, y empezar desde ahí (Bill Miller)
El analista Urban Carmel escribió un hilo en Twitter dirigido a los “pronosticadores” de 2018 que contiene datos y mensajes interesantes. Todo en relación a la renta variable estadounidense. En primer lugar, el punto de partida según Carmel es que desde 1980 el S&P 500 ha subido el 79% de todos los años en una mediana del 12% con un drawdown (caída de máximo a mínimo) intra-año del 11%.
Además, debe tenerse en cuenta que lo que sucede en un año dado, no tiene ninguna influencia en lo que vaya a suceder en el año próximo, como reflejan estas estadísticas.
(Fuente: Urban Carmel)
Tampoco las valoraciones del mercado en un año dado predicen de forma significativa la rentabilidad del año siguiente (gráfico de la izquierda), aunque sí tienen cierto poder predictivo respecto a los retornos de los cinco años siguientes (gráfico de la derecha). Más sobre lo que dicen y no dicen las valoraciones de las rentabilidades futuras, en este artículo.
Si atendemos a los patrones del ciclo presidencial (algo que no creo que deba tenerse muy en cuenta), las rentabilidades en 2018 serían mediocres (por debajo del 3%), con un comienzo de año fuerte para luego caer.
Lo que sí puede ser útil es el nivel del sentimiento bursátil, como ya comentamos recientemente. Carmel utiliza los datos de Investors Intelligence, que señalan que lecturas altas del ratio alcistas - bajistas como la actual (según el último dato que he visto, estaría en 50%) están asociadas con retornos a 1 año muy pobres (1,6%).
(Fuente: Charlie Bilello)
Obviamente, esto son promedios, y como sucede con el caso de las valoraciones, hay bastante dispersión (con un mismo dato del ratio de sentimiento habrá observaciones de retornos del año siguiente que serán muy altas y otras muy bajas) y nadie dice dónde se situará el año próximo. De todos modos, es algo a tener en cuenta.
Otro factor es el de los datos macroeconómicos, que recientemente se han publicado por encima de las expectativas y señalan una economía creciendo de forma sólida. Sin embargo, el índice de sorpresas económicas no predice nada de las rentabilidades que se vayan a obtener a 6 meses vista.
En resumen, el escenario base según las estadísticas históricas sería que 2018 fuera otro año de subidas, pero los altos niveles de sentimiento alcista, y en menor medida el patrón estacional, sugieren retornos por debajo de la media en un rango que podría moverse entre el 3 y el 5%. Por otro lado, el riesgo de recesión que marcan los indicadores macro es bajo, por tanto también lo es la probabilidad de que en 2018 empiece un mercado bajista. Añade Carmel que “un pronóstico más refinado que este es pura especulación”.
Alguien podría pensar, en este entorno de sentimiento alcista, ¿por qué no ir contra la corriente formando una posición bajista contra el mercado? El analista Carmel comenta que apostar por lo inesperado (Soros dice que el dinero se hace descontando lo obvio pero apostando por lo inesperado) funciona muy bien en una recesión porque todo el mundo entra en pánico al mismo tiempo. Ahí es cuando hay que ser firmemente contrarian. Sin embargo, apunta que la psicología de los techos de mercado es muy diferente a la de los suelos. Dado que la renta variable está “sesgada” a subir a lo largo del tiempo (las economías crecen y los beneficios con ella) las apuestas contrarian funcionan mucho peor cuando la tendencia es alcista.