Las empresas estadounidenses están en fase avanzada de la campaña de presentación de sus resultados del primer trimestre. Muchas de éstas están presentando sus mejores resultados en más de siete años y un número récord de ellas están batiendo las previsiones de los analistas de Wall Street. Pero las bolsas no están reaccionando positivamente a estos resultados, digiriendo todavía las fuertes correcciones desde los máximos de enero, como muestra el siguiente gráfico:
¿Por qué sucede esto? Nicole Bullock, corresponsal de renta variable estadounidense en el Financial Times, sugiere que en un entorno de costes de endeudamiento creciente, así como otros factores que podrían deteriorar los beneficios empresariales de aquí en adelante, los inversores están empezando a preocuparse sobre la posibilidad de que se produzca próximamente un cambio en el ciclo económico. En esta misma línea apunta Enrique García, director de la Cartera Value de inBestia, el cual señalaba recientemente en un informe enviado a sus suscriptores, que “existen diversos indicadores (tasa de inflación, tasa de desempleo, ligeros incrementos salariales, aplanamiento de la curva de tipos de interés, etc.) que están señalando que se está produciendo un desequilibrio generalizado en la economía global, provocado por un exceso de optimismo en las expectativas empresariales de ciertos sectores que han ido bien la última década”.
Otros analistas señalan que los inversores están observando los buenos datos presentados diciendo “Genial, lo sabíamos, pero ¿qué pasará en el futuro?”. Al final, los mercados tratan de anticiparse al futuro descontándolo en los precios, y buena parte de este notable crecimiento de beneficios seguramente ya estaba descontado con las fuertes subidas bursátiles de años pasados. Con más de la mitad de las compañías del S&P 500 habiendo publicado los resultados del primer trimestre, las grandes empresas de Estados Unidos están en camino de mostrar un crecimiento en los beneficios por acción del 23,2% respecto a los del año anterior, según las estimaciones de FactSet. Esta cifra sería la tasa de crecimiento más elevada desde el tercer trimestre del año 2010. Los 11 sectores económicos en que se divide el índice S&P 500 mostraron un crecimiento interanual de los beneficios, y 9 de estos 11 sectores mostraron un crecimiento de los beneficios de dos dígitos, encabezados por los sectores de energía, materiales, tecnología de la información y financiero, lo cual podemos apreciar en el gráfico inferior.
(Fuente: FactSet)
Asimismo, alrededor del 80% de las empresas que han presentado resultados hasta el momento han superado las previsiones de los analistas. En determinadas ocasiones, las compañías pueden modificar las expectativas de los analistas con el objetivo de luego batir dichas expectativas con la publicación de los resultados, pero la tasa de este año 2018 está por encima del promedio de cinco años del 70%. De mantenerse este ritmo, será el más elevado desde que FactSet comenzó a monitorizar los datos en 2008 clasificándolos en: bate / iguala / decepciona.
(Fuente: FactSet)
En lo relativo a los próximos trimestres, los analistas siguen mostrándose confiados y actualmente estiman que el crecimiento de los beneficios continuará en niveles de dos dígitos a lo largo de este año 2018. Por lo que respecta a la valoración del mercado (PER estimado de los 12 próximos meses), el S&P 500 estaría cotizando en niveles de 16,3x, por encima del promedio de los últimos cinco y diez años, pero lejos de niveles demasiado elevados.
Pese a ello, el S&P 500 ha caído ligeramente desde que la temporada de resultados entró en el momento de máximo apogeo (mitad de abril) y las compañías que han batido las previsiones de los analistas no están subiendo como lo hacen habitualmente. No obstante, existen excepciones al respecto, como la subida del 4,5% del gigante tecnológico Apple tras la publicación de sus resultados el 2 de mayo, o el repunte de casi un 10% de Facebook el pasado día 26 de abril tras presentar unos resultados que fueron acogidos con entusiasmo por los inversores.
El optimismo acerca del crecimiento de beneficios había sido elevado previo a la temporada de presentación de resultados. Según el director de inversiones de BNY Mellon’s Lockwood Advisor, el recorte de impuestos establecido por la administración Trump se tradujo en una subida aproximada del 7% en los beneficios. Pero existen aspectos que preocupan a los inversores mirando al futuro.
Por un lado, este impulso de los beneficios podría ser derivado de un aspecto puntual como es el recorte de impuestos, cuyo impacto quizá no sea estructural. Por otro lado, algunas empresas han incluido en sus informes de beneficios pistas sobre futuras subidas de costes de producción por mayor precio de las materias primas, aumento de salarios o mayor coste financiero por tipos de interés crecientes, etc., lo que implica menores márgenes. Un ejemplo es el gigante industrial Caterpillar, que señaló que los beneficios del primer trimestre serían los más elevados del año por este previsible incremento de costes, lo que asustó al mercado. ¿Está el mercado acercándose al techo en la tasa de crecimiento de beneficios? Esto sugiere el indicador adelantado de Morgan Stanley:
Pero además, existen otros elementos que causan ciertas preocupaciones a los inversores, como son la desaceleración de los indicadores macro adelantados, el aplanamiento de la curva de tipos y su probable significado de que el ciclo económico está próximo a darse la vuelta, o el cambio de sesgo en las políticas monetarias globales, además de diversas cuestiones de geopolítica. Como apuntóHugo Ferrer ilustrándolo con los dos gráficos siguientes, “unos beneficios fuertes no dicen mucho de lo que hará el mercado… a veces cae mucho, a veces sube. La bolsa es mucho más que los beneficios”... sobre todo en el corto plazo.
De este modo, no debería sorprender al inversor que los mercados no hayan reaccionado con subidas a los buenos resultados del primer trimestre. La bolsa es un mecanismo de descuento de expectativas y muy probablemente estos resultados estaban ya descontados en las cotizaciones. Lo que está en cuestión en la actualidad es si los resultados de los próximos trimestres serán iguales o mejores que los actuales o, como se teme, peores. De ser así, no es de extrañar que los inversores se hayan vuelto más cautos y hayan empezado a consolidar posiciones en activos que se habían revalorizado sustancialmente en los últimos años.
Por ello, la clave reside en identificar cómo se enfrentarán las empresas a los escollos que se avecinan en los próximos meses (repunte inflacionario, subida de los salarios, subidas de los tipos de interés, normalización de la política monetaria, etc.) y cómo repercutirán estos en sus cuentas de resultados.
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