En ocasiones a lo largo del ciclo surgen divergencias importantes entre los datos macro que llamamos “fuertes” (hard), como el PIB, el empleo, la producción industrial o las ventas minoristas, y los datos “suaves” (soft), denominados así porque provienen de fuentes más subjetivas; son datos de encuestas, como los PMIs o los indicadores de confianza, que reflejan en parte el sentimiento.
Hoy es una de esas veces, donde esta divergencia, para la economía estadounidense, está en niveles máximos como refleja el siguiente gráfico. En este caso, son los indicadores suaves (PMIs, confianza, sentimiento CEOs…) los que se han desplomado, mientras los datos macro más tangibles no han dado señales de tanta debilidad.
Fuente: Macro-Ops.
¿Acertarán en adelantarse los datos más subjetivos al fuerte deterioro macro que está por venir? Difícil de decir, pero si nos fijamos en el gráfico, los casos en el pasado (desde 2003) en el que se han visto divergencias similares (señaladas con círculos rojos) han anticipado más bien un suelo en los indicadores, tanto fuertes como suaves (en el sentimiento macro, si lo queremos ver así). Pero la gran excepción, y que curiosamente no señalan con círculo rojo, es entrando en 2008 y a lo largo de ese año. Los datos macro fuertes repuntaron con cierta fuerza en 2007, mientras los suaves venían ya cayendo. Ahí fueron estos segundos los que tuvieron razón.
A nivel bursátil, como ya os imaginaréis, con la gran excepción de 2008, han sido más señal de suelo o pausa de la tendencia para subir con fuerza a futuro, que de techo. Lo vemos en el siguiente gráfico, donde se han señalado con círculo azul los puntos del gráfico superior (excluyendo el de 2013, porque parece poco un repunte en el diferencial mucho menos relevante), añadiendo en círculo verde el de 2008:
Es interesante recordar que a finales de 2016 y principios de 2017 se produjo una divergencia extrema entre ambos indicadores, pero de signo contrario. En ese momento fueron los indicadores suaves los que se dispararon, indicando un elevado optimismo sobre el crecimiento económico. Tengamos en cuenta que por esas fechas Trump acababa de tomar el poder en EEUU y se esperaba que fuera a impulsar la economía con sus medidas pro-mercado (el consenso llegó a posicionarse en el reflation trade). El mercado bursátil experimentó un rally considerable que culminó en la euforia de enero de 2018, que acabó desinflándose como todos sabemos con la volatilidad y fuertes caídas del año pasado. Los datos macro tangibles fueron muy buenos y a mejor en 2017, llegándose a hablar del crecimiento global sincronizado, que duró poco y se tornó en la desaceleración global en la que aún estamos.
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