En medio de un largo mercado alcista como el actual, los inversores llevan mucho tiempo esperando el retorno del mercado bajista. Si bien es cierto que el mercado alcista terminará en algún momento, es evidente que no está claro qué forma tomará el mercado bajista. Como he escrito antes, cada mercado bajista es único a su manera, con algunos ciclos inflacionarios o deflacionistas muy prolongados, como los años setenta o treinta, y otros rápidos y relativamente efímeros, como el colapso de 1987.
Dado que los mercados globales están ahora más conectados que nunca antes, y la composición del mercado ha cambiado dramáticamente a favor de ciertos sectores como la tecnología, puede ser útil examinar los dos mercados bajistas más recientes para tener una idea de lo que puede suceder en el futuro para los inversores cuando termine el actual ciclo alcista. En este sentido, cabe destacar que los mercados bajistas de 2000-2002 y 2007-2009 -que coincidieron con recesiones- fueron muy diferentes cuando se desagregan por sectores. El mercado bajista de 2000-2002 fue muy desigual, con el sector de productos básicos de consumo que en realidad lo hizo muy bien, y otros sectores como la energía y la asistencia sanitaria que sufrieron pérdidas relativamente moderadas. En cambio, el mercado bajista de 2007-2009 se sintió en todos los sectores, y ningún sector sufrió pérdidas inferiores al 30% (datos de S&P):
Es interesante destacar que cada uno de los dos últimos ciclos bajistas comenzaron con enormes asignaciones dentro del S&P 500 a dos sectores concretos: financiero en 2007 y tecnología de la información en 2000, cada uno de los cuales cayó más del 80% en sus respectivos mercados bajistas antes de tocar fondo. Cuatro sectores -energía, salud, productos básicos de consumo y servicios públicos- lograron aumentar la "cuota de mercado", si se me permite la expresión, durante cada uno de los dos últimos mercados bajistas, lo cual es notable sólo en la medida en que podría demostrar cuán desequilibrados estaban los índices antes de cada mercado bajista subsiguiente:
En el caso de las small caps (empresas de pequeña capitalización), los resultados durante los dos ciclos bajistas fueron tan desiguales como en el caso de las grandes empresas, con las acciones 'valor' de pequeño tamaño (tal como se definen en el índice Russell 2000 Value) que no sufrieron pérdidas durante el período 2000-2002, mientras que el índice Russell más amplio cayó más del 40%. Sin embargo, durante el mercado bajista de 2007-2009, las acciones 'valor' de pequeño tamaño sufrieron tanto como otras acciones de pequeñas empresas, con el índice Russell 2000 y el Russell 2000 Value cayendo alrededor del 60%.
En lo que se refiere a los mercados fuera de EEUU, estos proporcionaron poca cobertura durante el mercado bajista de 2000-2002; los índices MSCI World ex-USA y MSCI EM se desplomaron aproximadamente un 45% cada uno. En el caso de los mercados emergentes, esta caída se produjo a pesar de que cotizaban con un descuento aproximado del 30% al múltiplo del S&P 500 en su pico del 2000, algo que debería dar lugar a una reflexión para los inversores que piensan que las valoraciones relativas actuales por sí mismas proporcionarán algún tipo de refugio en la próxima tormenta del mercado (gráfico de WisdomTree):
Durante el ciclo bajista 2007-2009, los índices World ex-USA y EM cayeron alrededor del 60%, ya que el mercado bajista no dejó ningún rincón del mundo intacto. En retrospectiva, esto no debería haber sido sorprendente dado que la correlación entre los mercados de renta variable mundiales había ido en aumento durante años. Cabe mencionar que si bien las correlaciones actuales son aproximadamente el doble de lo que eran hace veinte años, actualmente se encuentran muy por debajo del pico reciente, lo que puede indicar resultados algo diferentes para los mercados bursátiles estadounidenses y extranjeros cuando llegue el mercado bajista (gráfico vía JP Morgan):
Mirando hacia adelante, el dilema para los asignadores de activos es el mismo de siempre: identificar los riesgos que con mayor probabilidad representan una amenaza para sus carteras y posicionarse en consecuencia. Sin conocer de antemano la naturaleza del mercado bajista que se avecina, la tentación podría estar en diversificar tanto que se aborde cualquier riesgo concebible. Sin embargo, esto sería una insensatez, ya que el valioso capital se dispersaría tanto que no se podrían explotar los éxitos, y tampoco se evitarían graves amenazas.
El punto de partida obvio sería la asignación a renta variable de la cartera. Dadas las evidencias, parece razonable concluir que a pesar de la desconocida naturaleza y causas del próximo mercado bajista, la mayoría de los mercados globales de renta variable sufrirán como ocurrió en 2007-2009, con la única pregunta de hasta qué punto y duración. Los inversores deben prepararse en consecuencia, asegurándose de que sólo tienen la exposición a bolsa que requieren sus objetivos financieros, manteniendo al mismo tiempo suficientes sumas en instrumentos de menor duración, como el efectivo y los bonos. Dados los rendimientos actuales extremadamente bajos del efectivo y bonos, es dudoso que funcionen tan bien como lo han hecho en los mercados bajistas del pasado, pero su utilidad debería evaluarse más sobre la base de mantener el valor que de un aumento del mismo.
Posiciones no centrales en la cartera como el oro o los ETFs inversos, que suponen en la práctica posiciones cortas sobre el mercado, pueden proporcionar un impulso. Pero para tener un efecto mínimamente significativo uno tendría que asignar sumas sustanciales para realizar todo su potencial, y mantener estos activos (que en su mayoría son contraproducentes durante largos períodos) mientras se trata de anticipar el mercado bajista, parece garantizar resultados decepcionantes. Alternativamente, las estrategias como el seguimiento de tendencias pueden resultar útiles para los inversores con fácil acceso a su implementación.
Aparte de una diversificación suficiente, la solución más sencilla para capear la tormenta que tarde o temprano vendrá, es ajustar el comportamiento, y eso significa que los inversores deberían ahorrar más, reduciendo así el impacto de un mercado bajista (cualquiera que sea su ferocidad) en sus carteras. Esto es más fácil de decir que de hacer, especialmente en un mercado alcista donde el patrimonio financiero parece crecer mensualmente como por arte de magia. Sin embargo, a largo plazo, resultará ser el seguro más eficaz contra las pérdidas de cartera de cualquier profundidad o duración.
Nota del editor:
Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia. El gráfico no fue incluido en el artículo original.
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