En otras ocasiones he escrito sobre las ventajas de las carteras equi-ponderadas (Equal-Weight, en las que las diferentes acciones tienen cada una el mismo peso). Merece la pena recordar a los lectores que desde 1990, el índice S&P 500 Equal-Weight no ha sufrido ningún retorno negativo en un periodo de 120 meses (10 años). Ello contrasta notablemente con el índice ponderado por capitalización, en rojo en el siguiente gráfico, que experimentó varios periodos de 120 meses de rentabilidad negativa alrededor de la Gran Crisis Financiera:
Hay varias explicaciones para este superior y más consistente desempeño, algunas de las cuales las hemos tratado en anteriores artículos, como: una mayor exposición a los grandes ganadores, menor concentración en sectores y compañías grandes, y, como resultado de todo esto, drawdowns más cortos y menos profundos.
Hay otra ventaja aparente en la cartera equi-ponderada, y es la reducción de la sensibilidad al tipo de inflación que empuja los costes, causada por el aumento de los precios de las materias primas. Desde 1990, aproximadamente una quinta parte de los rendimientos superiores a 60 meses del índice S&P 500 Equal Weight (sobre el S&P 500) puede explicarse por los aumentos de los precios de las materias primas.
Hay buenas explicaciones de este fenómeno. Por un lado, el índice equi-ponderado ha registrado una consistencia mucho mayor en términos de su exposición sectorial a lo largo del tiempo (via SPDJ):
Hemos tratado previamente cómo la exposición al sector energía del índice equi-ponderado se beneficia enormemente durante los mercados alcistas del petróleo. Sin embargo, las ventajas de la igual ponderación en estas condiciones no se limitan a la energía. Dentro de sectores como el industrial y el de los materiales, las carteras con igual ponderación dan a los inversores una mayor exposición a subindustrias como el ferrocarril en el primer caso y las mineras en el segundo, que se benefician de las subidas de costes de las materias primas:
A diferencia del S&P 500 equi-ponderado, el índice S&P 500 ponderado por capitalización ha sido propenso a estar sobrerrepresentado en ciertos sectores. En concreto, la tecnología a finales de la década de 1990, y los sectores financiero y energético alrededor de 2007-2008. Esto es importante para los inversores actuales indexados en el S&P 500, ya que la tecnología ha ganado de nuevo la supremacía en el índice, pesando más de la cuarta parte de su valor. Esto supone un riesgo de inflación para los indexados, ya que, históricamente, las acciones tecnológicas han sido las más afectadas por el aumento de los precios de las materias primas (via SPDJ).
Como he advertido anteriormente, la indexación por sí misma no proporciona suficiente diversificación. Los inversores harían bien en mirar formas de equilibrar las exposiciones que implican los índices ponderados por capitalización, dado que parece poco realista asumir que la inflación de costes continuará siendo tan benigna como lo ha sido durante este mercado alcista.
Nota del editor:
Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia.
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