Los mercados bursátiles mundiales están viviendo unas semanas de calma y tranquilidad gracias a las buenas noticias procedentes de la guerra comercial, lo que ha propiciado que el mercado estadounidense haya vuelvo a conquistar máximos históricos. Unos máximos históricos que no deberían sorprender en exceso al inversor, puesto que desde esta web ya se comentó a principios del mes de octubre que el elevado pesimismo reinante entre los inversores era “gasolina” para romper máximos. El tiempo ha demostrado que aquella señal “contrarian” fue acertada y desde entonces el S&P 500 se ha revalorizado casi un 5%.
Pero es precisamente en estos momentos de mayor tranquilidad y confianza entre los inversores cuando se suelen producir bruscas correcciones bursátiles. Así, esta semana se ha activado la señal “Hindenburg Omen” en el Nasdaq. Una señal que tiene un nombre muy rimbombante (hace referencia a la catástrofe del dirigible alemán Hindenburg) pero que no hace otra cosa más que comparar el porcentaje de nuevos máximos y mínimos de 52 semanas con un porcentaje de referencia predeterminado para predecir la creciente probabilidad de un desplome del mercado. Es decir, el número de valores que tocan mínimos de 52 semanas es cada vez mayor en relación con el número de valores que tocan máximos de 52 semanas.
(Fuente: Sentiment Trader)
Desde la web Sentiment Trader han analizado qué sucede en el mercado cuando en el pasado se ha activado esta señal. Y lo que concluyen, como se aprecia en la tabla superior, es que históricamente los retornos que genera el mercado (en este caso el Nasdaq) en las semanas y meses siguientes suelen ser negativos. En los últimos meses, señales de este tipo se activaron en el mes de noviembre y diciembre de 2018 (justo antes de que el S&P 500 se desplomara cerca de un 20%) y más recientemente durante el mes de julio del presente año cuando el S&P 500 cayó cerca de un 7%.
Pero no sólo la señal “Hindeburg Omen” nos está alertando de una posible corrección en el mercado. El indicador de miedo / euforia de la CNN (Fear & Greed Index), que suele funcionar muy bien como indicador “contrarian”, se ha situado en niveles extremos de complacencia, muy por encima de los alcanzados justo antes de las últimas correcciones bursátiles (diciembre 2018, abril y agosto 2019). Esto sugiere una extrema confianza entre los inversores, lo cual suele ser a corto plazo bastante incompatible con subidas bursátiles sostenidas.
Por último, la volatilidad se ha desplomado de forma muy importante en las últimas semanas (el pico de volatilidad se alcanzó a principios del mes de octubre, cuando el pesimismo entre los inversores era más elevado), situándose en niveles similares a los alcanzados antes de las correcciones del mes de abril y agosto de este año en las cuales el S&P 500 cayó en torno a un 7%. Volatilidades tan bajas como la actual han sido históricamente la antesala de caídas más o menos fuertes en los mercados.
En consecuencia, y tomando en consideración todas estas señales técnicas, es altamente probable que en los próximos días / semanas los mercados corrijan buena parte del camino recorrido. En ningún caso estamos hablando de la entrada en un mercado bajista de gran duración, pero sí de una corrección brusca y corta en el tiempo. Los fundamentales macroeconómicos siguen apuntando a una economía en desaceleración pero lejos todavía de entrar en recesión económica.
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