Quería marcharme de puente y alejarme de los mercados unos días, pero la cosa está difícil con la cantidad de acontecimientos que están teniendo lugar. Así que no me iré sin una pequeña nota escrita este viernes noche sobre lo ocurrido esta semana.
Lo primero, en mi último informe mensual de All Seasons Momentum, en la sección "Mercados" hago un extenso repaso de la situación actual de la economía mundial y los mercados financieros. El resumen es que la desaceleración ya está aquí y recomiendo leer esa sección por las implicaciones que tiene para los diferentes mercados (pulsando aquí).
En segundo lugar, hace poco más de un mes hablé de que la curva de tipos se había aplanado fuertemente en un sólo día como sólo lo hace antes de las crisis. Esta semana no hemos visto ningún gran día de aplanamiento, pero la semana en sí misma ha sido la peor desde la crisis de 2012. Si no leíste aquel artículo, te recomiendo leerlo ahora para entender qué significa (pulsando aquí).
Y ya entrando en materia, una de las cosas más significativas que ha ocurrido esta semana es la implosión, aún en marcha, del ETF ARKK dirigido por Cathie Wood. Sólo en el día de hoy, y sin ser el cierre definitivo, este ETF declina un -6,43% y en la semana un -13,63%, con un aspecto técnico terrible al haber roto a la baja el rango de los últimos meses. Desde máximos en febrero de este año, la caída acumulada es del -42%.
¿Y por qué es tan relevante la implosión de este ETF? Aunque se trata de un ETF gigantesco, no es porque su caída vaya a tener implicaciones para el resto del mercado -aunque nunca se sabe-, sino porque es un signo perfecto de los tiempos en los que estamos.
Este ETF de inversión activa que según sus gestores se centra en la tecnología disruptiva, inteligencia artificial, secuencia genética, robótica, vehículos eléctricos, energías renovables, fintech, impresión 3D y tecnología blockchain, llegó a quintuplicar su valor desde los mínimos de la pandemia, gracias a las inyecciones monetarias, los estímulos fiscales y el repentino amor desaforado por todo lo que fuera online y potencialmente disruptivo (en contraposición a la "vieja economía").
Es decir, fue el ejemplo más extremo de lo ocurrido en los mercados durante la pandemia, donde el dinero corría a raudales (inyecciones monetarias y fiscales) y que acabó en los mercados financieros impulsando hasta niveles de burbuja a diferentes segmentos del mundo financiero.
El siguiente gráfico muestra los flujos de fondos hacia las acciones a nivel global durante los últimos 50 días. Lo visto hasta marzo de 2021, simplemente fue la mayor entrada de dinero en acciones de la historia.
Y en concreto los flujos hacia ARKK fueron espectaculares, con días donde se registraban entradas de hasta 600 millones de dólares y con apenas días de reembolsos.
Tanto dinero entrando en acciones memes y ETFs de moda que prometían un nuevo paradigma tecnológico pero con pocos beneficios presentes, acabaron provocando que el porcentaje de cotizadas en pérdidas durante el último año alcanzara niveles no vistos desde la burbuja tecnológica -siguiente gráfico-.
Con todo ello no es de extrañar que Charlie Munger, la mano derecha de Buffett y para muchos el verdadero genio de Berkshire, haya dicho hoy mismo que este mercado es aún más loco que el del año 2000, en plena fiebre tecnológica.
Por todo ello, la caída o implosión de ARKK, es un signo más de que las cosas están cambiando a marchas forzadas.
La FED ha cambiado radicalmente su lenguaje con respecto a la inflación, las curvas de tipo están aplanándose a marchas forzadas, incluso curvas futuras (futuros depósitos eurodollars y IOS) adelantan problemas en un futuro no muy lejano y hasta los indicador líderes hablan de desaceleración (ver aquí).
ARKK no es una causa, es un síntoma. Y el síntoma es claro: la exageración al alza ha comenzado a purgarse en todos los mercados.
Todo fuerte movimiento en un sentido suele sufrir una fuerte reacción en la dirección opuesta. 2022 no va a ser como 2021.
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>> Hugo Ferrer es gestor de inversiones en Gestión de Patrimonios Mobiliarios Sociedad de Valores con la estrategia "All Seasons Momentum" aplicada sobre cuentas privadas de clientes.
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