Desde la crisis financiera, el mercado bursátil estadounidense ha batido a los mercados del resto del mundo con un amplio margen. El diferencial de rentabilidad entre los índices MSCI USA y MSCI World en los últimos 10 años es del 3% anualizado en favor de los EEUU (via MSCI):
Dada esta disparidad de rentabilidades, ha sido tentador argumentar que una cartera diversificada a nivel global (más allá de los EEUU) no es realmente necesaria. Al fin y al cabo, como ya he señalado en otro lugar, el mercado de valores de Estados Unidos sólo rivaliza con Japón en cuanto a su diversificación, y no tiene rival en cuanto a su dinamismo.
Sin embargo, sacar tal conclusión después de sólo una década de resultados sería prematuro; después de todo, ha habido ciclos anteriores en los que el resto del mundo batió a los EEUU por márgenes igualmente amplios. Para tener una mejor idea de si la cartera globalmente diversificada ha aportado valor (es decir, mayor rentabilidad ajustada por el riesgo) respecto a la cartera exclusivamente invertida en EEUU, analicé los números desde tan atrás como la disponibilidad de datos me permitió, febrero de 1986. Dada una caída máxima (drawdown) más abultada y un ratio Sharpe menor (que mide las rentabilidades ajustadas por el riesgo), es difícil argumentar que una cartera global ofreciera valor alguno a los inversores estadounidenses. En todo caso, el mercado estadounidense proporcionó diversificación al resto del mundo, que es lo contrario de lo que se suele decir a los inversores cuando se les pide que inviertan a nivel global:
Es cierto que febrero de 1986 no es el mejor punto de partida para una cartera global, ya que Japón se encontraba en las últimas etapas de una burbuja sin precedentes que catapultó a Japón a la mayor ponderación del índice MSCI World, y la burbuja de Japón estallaría unos pocos años más tarde. Cambiar las fechas de inicio podría cambiar los resultados, pero eso también pecaría de arbitrariedad.
En lugar de ello, opté por aplicar un diferencial del ratio de Sharpe móvil de 3 años (MSCI USA - MSCI World) para identificar cuándo la cartera global habría producido resultados superiores ajustados al riesgo:
Nota: cuando es positivo, quiere decir que la rentabilidad ajustada por el riesgo de los últimos 3 años del mercado bursátil estadounidense ha sido superior a la del MSCI World.
Puede verse fácilmente que la última década no es una anomalía en lo que respecta al mejor comportamiento relativo de los EEUU. Aparte de las secuelas que siguieron al pinchazo de la burbuja tecnológica y la consiguiente burbuja de materias primas y financiera, Estados Unidos ha disfrutado en general de una rentabilidad superior ajustada al riesgo frente a la cartera mundial.
Para ser justos, la divisa tiene bastante que ver con esto, como he mencionado en anteriores artículos (uno, dos y tres). Entonces, ¿cuánto impacto ha tenido la divisa en las rentabilidades relativas ajustadas por riesgo? Efectivamente, la divisa ha tenido un efecto significativo durante las últimas tres décadas:
Nota: se compara el exceso de rentabilidad ajustada por riesgo de EEUU sobre el índice global frente a la variación en el dólar estadounidense.
Quizás, entonces, ¿la comparación más justa es la del índice de EEUU frente a una cartera global cubierta por la divisa? Para determinar esto, creé un índice compuesto al 50% por el MSCI USA y el otro 50% por el índice MSCI EAFE 100% Hedged (mercados desarrollados fuera de EEUU, 100% cubierto por la divisa), que se reajustaba anualmente a la combinación 50-50 (a diferencia de las carteras probadas arriba, esta se basa en retornos netos, que eran los datos que estaban disponibles). Desde 1993, la fecha de inicio más temprana, la cartera global cubierta simulada mostró menor volatilidad y un drawdown algo inferior, pero todavía registró un ratio de Sharpe menor:
Parece que da igual cómo se mire a los datos, las últimas décadas no han sido propicias para las carteras de acciones globales, cuando se analiza desde el prisma de un inversor estadounidense. Sin embargo, no quiero que los lectores se vayan con la idea de que me opongo a invertir fuera de EEUU. ¡Nada más lejos! Como he argumentado previamente, no hay razones convincentes para poseer todo el universo de acciones extranjeras (de fuera de EEUU). De igual modo, carteras de acciones globales con sesgo a factores como el momentum y la volatilidad mínima ofrecen valor a los inversores. Además, los inversores pueden encontrar mayor valor en las small caps de fuera de EEUU, como he comentado aquí y aquí. Así que, por supuesto, diversifique su cartera no sólo lo suficiente, sino también prudentemente y con criterio.
Nota del editor:
Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia.
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