Uno de los artículos que más visitas ha recibido en este blog tiene que ver con una reflexión sobre compañías que presentan un Patrimonio Neto negativo. Me tiene intrigado el motivo de tantas visitas a un artículo sobre una cuestión que no es de gran importancia a la hora de seleccionar cotizadas, salvo por el hecho de entender qué no tiene por qué ser un problema (no hay que asustarse de primeras cuando observamos algo así). Quizás sea un resultado en las búsquedas en Google de estudiantes de contabilidad que se encuentran con problemas similares o discusiones sobre cómo interpretarlo.
En su momento fue un artículo algo incomprendido ya que algunos lectores enseguida lo relacionaron con el caso concreto español: al parecer las normas generan confusión a los administradores de las empresas al señalar que un Patrimonio Neto negativo debería llevar a la disolución de la sociedad en cuestión. En el siguiente artículo se resume este problema:
“Según la Ley de Sociedades de Capital, el patrimonio neto negativo causa la disolución de la sociedad, y los administradores tienen la obligación de convocar la Junta General en un plazo de dos meses para que se apruebe la mencionada disolución o se promueva el concurso de acreedores”
¿Qué pasa si una empresa tiene el patrimonio neto negativo? Consecuencias y recomendaciones
No eran precisamente los casos en los que yo estaba pensando, que son compañías norteamericanas consolidadas y sin ningún problema financiero. Y es que una empresa puede llegar a un valor en libros negativo (o Patrimonio Neto negativo) por tres vías muy diferentes: 1) porque tiene muchas pérdidas que se comen el capital inicial puesto por los accionistas, 2) porque tiene tanto éxito que recompra muchas acciones propias y distribuye numerosos dividendos, 3) a través de escisiones en las cuales una de las partes tiene activos importantes no recogidos en las cuentas.
Un caso histórico ejemplar de la segunda vía es Moody’s, negocio que llegó a encandilar a Warren Buffett. El negocio de calificaciones de deuda es una máquina de generación de caja y la fuerte posición competitiva de estas compañías no queda del todo bien reflejada en sus activos del balance. Si la compañía decide distribuir la mayor parte de sus excedentes en dividendos y recompras de acciones, es posible llegar a una situación de Patrimonio Neto negativo. Los dividendos y recompras de acciones se registran en las cuentas como una disminución de los fondos propios de los accionistas, lo cual es correcto.
El caso de Western Union
Con algo similar me he encontrado esta semana en la Cartera Value analizando Western Union. Resulta que la compañía no está realizando prácticamente inversiones en su negocio de remesas de efectivo y transferencias internacionales, al mismo tiempo que el negocio sigue manteniendo una gran generación de beneficios y flujo de caja libre. La compañía lleva aplicando un programa de recompra de acciones bastante importante desde hace muchos años, al igual que ha distribuido importantes dividendos desde 2010. No realiza grandes adquisiciones que hagan crecer nominalmente a los activos en el balance, mientras que el capital fijo (oficinas, mobiliario) se va amortizando.
Sin embargo, la compañía es el líder indiscutible en envíos de efectivo al extranjero, una opción que sigue gozando de popularidad en países en desarrollo y emigrantes. Esta posición de mercado permite generar un beneficio anual superior a los 800 millones de $, pero no está reflejada en el balance como un activo intangible más. ¿La razón? Básicamente, la mayor parte esta posición competitiva fue desarrollada de forma interna con el paso del tiempo, no a través de adquisiciones. Si se hubiese logrado comprando otras empresas, probablemente lo veríamos reflejado en los activos como “fondo de comercio” o “Goodwill” (el cual refleja el exceso de precio pagado por el valor en libros de la empresa adquirida).
De esta forma, ha llegado a tener en 2018 un Patrimonio Neto negativo de 309,8 millones de $, mientras que hace 4 años era superior a los 1.400 millones de $. Aunque normalmente la suma de dividendos y recompras de acciones no supera al resultado logrado por la compañía, esto cambió en 2016 ya el resultado fue algo menor y en 2017 registró pérdidas puntuales debido a la reforma fiscal en Estados Unidos. Mientras tanto, Western Union siguió recomprando acciones y entregando dividendos ya que el negocio recurrente sigue funcionando correctamente (la generación de flujo de caja libre no sufrió).
Veamos la situación actual de Western Union. Está generando beneficios y flujo de caja por cientos de millones de $ y no tendría ningún problema en hacer frente a sus pasivos salvo catástrofe improbable. ¿Tiene sentido considerar que Western Union tiene un problema de solvencia? Desde luego que no. La regulación no debería obligar a los administradores a disolver un negocio tan saludable desde este punto de vista. Es evidente que el valor contable de las empresas no tiene mucha relación (y no debe tenerla) con las valoraciones de mercado.
En la práctica son varias las compañías estadounidenses que han llegado a una situación de Patrimonio Neto negativo y nadie encargado de la gestión lo ve como un gran problema, tampoco los accionistas. Se entiende perfectamente que el negocio sigue generando caja, lo que significa que las cuentas infravaloran los activos del balance y, por lo tanto, también el Patrimonio Neto. Cuando el negocio sigue logrando grandes excedentes es porque detrás hay activos que los generan, cuestión diferente es si están bien reflejados en el balance.
Efectos de las recompras de acciones sobre el accionista
Este caso es interesante para ilustrar qué sucede en el largo plazo con las recompras de acciones cuando el negocio de la compañía no se deteriora de forma importante. En los datos de la última década se puede observar cómo el número de acciones en circulación ha descendido un 32%, mientras que el beneficio por acción ha aumentado un 37,5% para prácticamente el mismo resultado neto (en torno a 850 millones de $). Es decir, con el mismo volumen de negocio, los accionistas podrían recibir un 37,5% más al año.
Esto se traslada a los dividendos por acción. Desde 2010 hasta 2018 el dividendo por acción se ha multiplicado por 3,16 veces, mientras que el importe desembolsado por esos dividendos solo se multiplicó por 2,07 veces:
Este es un ángulo mucho más interesante que observar su valor en libros. Nos fijamos en la capacidad de generación de beneficios y la futura remuneración al accionista, lo que de verdad irá recibiendo el inversor si mantiene las acciones. Es un enfoque mucho más útil y realista para valorar la compañía frente a los criterios arbitrarios de la contabilidad; cuya prioridad no es una correcta valoración, sino facilitar la comprensión y descripción de la situación patrimonial de la empresa. Dicho de otra forma, para la elaboración de la contabilidad siempre será más importante evitar confusiones/trampas en las cuentas de resultados y flujos de caja que estimar un valor perfecto para la empresa.
*Cartera Value: Si está interesado en el análisis de compañías desde una perspectiva de largo plazo, no dude en visitar la página de información de la Cartera Value.
*Curso de Análisis Fundamental: Si está interesado en la 3ª edición del Curso de Análisis Fundamental, no dude en visitar la página de información para obtener las clases grabadas y los materiales correspondientes.
Contenidos relacionados:
Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.