Suspender el juicio: cuando reconocer nuestra ignorancia nos puede salvar la vida

26 de septiembre, 2016 10
NikoGarnier.net - Actuario de formación, he trabajado en BBVA (gestora de pensiones y gestión de activos de la aseguradora), he sido gestor de... [+ info]
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Según la RAE, "especular" significa también "opinar sin una base suficiente". Curioso ¿verdad?

Todo el mundo tiene opinión sobre política. Todo el mundo sabe cómo mejorar el mundo, y por qué el mundo está como está.

Juzgamos contínuamente a las personas como "buenas" o "malas" (el tema de la "dualidad" del mundo da para largo, pero no es el objeto de este post).

La fe se atribuye a la religión, pero en realidad también tienen fe los "no creyentes", lo cual es una de esas grandes verdades ignoradas. El razonamiento es el siguiente: "Es tan indemostrable científicamente la existencia de Dios, como su 'no-existencia'. Así que tanto si crees que Dios existe, como si crees que Dios no existe, estamos ante un acto de fe". Por lo tanto, los que toman partido (es decir, prácticamente todo el mundo), son creyentes. ¡Menuda conclusión! ¡Ahora resulta que los ateos también son creyentes (pero creen lo contrario)!

Pues sí, por supuesto que lo son. Creen que Dios no existe. Su sistema de valores está basado en una poderosa creencia, y digo "poderosa", porque los no-creyentes a menudo son más virulentos que los creyentes, lo cual es otra prueba de que estamos en el terreno de las emociones, y no de la racionalidad (que por definición es fría).

Lo que subyace detrás de todo esto es que el ser humano necesita certezas, porque necesitamos seguridad. ¿Y por qué necesitamos seguridad? Pues porque tenemos miedo. Y el miedo se tapa con seguridad, aunque sea una "falsa seguridad". Este miedo es en realidad (y en última instancia) un miedo existencial a la muerte, como dicen los psicólogos, aunque se supera y se transforma en "otros miedos" más concretos y de corto-medio plazo. Pero en nuestro inconsciente, existe un permanente miedo a la incertidumbre que supone la muerte: ¿qué hay después (si es que hay algo)? No lo sabemos, y vivir con esa incertidumbre es un acto heroico, y muy duro a la vez, pero al final se imponen las ganas de vivir, que también llevamos grabado en los genes. La vida se abre paso con una fuerza increíble, casi mágica diría yo.

En este sentido, dado que la prioridad es que la vida perdure, recurrimos a "trucos y artimañas" que nos ayudan. Sea real o no la existencia de todo eso en lo que creen los creyentes, lo cierto es que la fe como herramienta, funciona. Sin duda ayuda a vivir a muchas personas, y solo por eso, justifica su existencia.

Esta búsqueda de seguridad que calme nuestra ansiedad vital (subyacente) se traduce en la construcción de este mundo social y económico en el que vivimos, donde nos posicionamos permanentemente en GRUPOS SOCIALES: por religión, política, deportes, familia y aficiones, formamos parte de sub-grupos. Porque el ser humano supera sus miedos (entre ellos el de la SOLEDAD), integrándose en grupos sociales. Ahí se siente mucho más fuerte de lo que realmente es, y en situaciones especiales, puede incluso renunciar a su individualidad y renunciar a pensar por sí mismo, dejándose llevar por un ente superior, que llamamos masa. El (polémico) libro de Gustave Lebon sobre Psicología de masas es de lectura obligada por todo inversor en bolsa, en mi opinión.

Pues bien, en los mercados no ocurre menos: básicamente hay dos grupos, los alcistas y los bajistas. Una vez que "has tomado partido", no es tan fácil cambiar. Te identificas con ese grupo social, y buscas argumentos que refuercen tu visión del mundo, exactamente igual que hacemos con la política, la religión, los deportes, etc. Podríamos hablar horas de esto, aunque imagino que se entiende bien. Pero quiero ir más allá en este post y hablar de algo todavía más complejo: la posibilidad de no formar parte de ningún grupo, es decir, de suspender el juicio (temporalmente) y no decantarse, asumiendo nuestra ignorancia.

Como analista técnico, en mi curso explico que el AT no es una solución milagro que tenga respuestas siempre y para todo. Al contrario: son respuestas muy puntuales y esporádicas. La actitud correcta no es querer controlarlo y comprenderlo todo, sino partir de la ignorancia absoluta, y movernos sólo cuando reconocemos patrones y pensamos que podemos actuar con cierta seguridad. El resto del tiempo sabemos y asumimos la incertidumbre inherente a la vida y a los mercados. Por eso en el curso hablo largo y tendido de la importancia radical de tener un enfoque defensivo, que es el punto en común que tienen todos los ganadores en los mercados financieros, sea cual sea su metodología o enfoque. (ver cita de Charlie Munger en la imagen más abajo).

Poder decir la mayor parte del tiempo "no lo sé", es algo reservado a unos pocos. Lo digo con convicción y con humildad. Cuanto más sabes, más consciente eres de tus limitaciones, y de las limitaciones del ser humano en general. Este gráfico es espectacular: échenle un vistazo detenido (si no recuerdo mal, me lo hizo descubrir Hugo en algún tuit...).

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La línea amarilla representa "cuánto creo que sé": en la segunda fase de la evolución hacia el objetivo de ser una experto, esa línea amarilla explota. Estamos de subidón, nos creemos los amos del mundo. Por eso es tan peligrosa, y más en los mercados financieros.

La línea azual representa lo que realmente sé. Empieza a despegar en la fase II, y sigue creciendo lentamente en la fase III. Por eso, lo relevante del gráfico son las líneas amarilla y verde.

La línea verde representa "todo lo que soy consciente que me queda por aprender". Hacia el final de la fase II empieza a subir en vertical, poco después de que la línea amarilla (lo que pienso que sé) haya empezando a caer en picado.

En la fase II, hemos ajustado nuestro ego, y estamos descubriendo la cantidad de cosas que nos quedan por saber.

Hay por lo tanto dos signos que permiten detectar que hemos alcanzado cierta fase de "expertise":

1. Hemos vivido un subidón de conocimiento, y el "crack del conocimiento que creo que sé". Es decir, nos ha dado ya un bajón importante al darnos cuenta de que no sabíamos tanto como creíamos.

2. Como consecuencia de lo anterior, ha ido creciendo la sensación de ver cómo la meta se aleja hasta perderla de vista. Nunca lo podremos saber "todo", ni siquiera de cerca.

Tan sólo en una fase avanzado de "experto", se acercan las líneas de "lo que creo que sé" y "lo que sé realmente".

Si has sentido ese gran bajón, y a la vez se han ampliado tus miras y has sentido que paradójicamente, a pesar de haber aprendido un montón, te quedan muchas más cosas por aprender que cuando empezaste el viaje, entonces es probable que estés en la fase III.

Dentro de un rato hablo en la radio (intereconomía). ¿Se imaginan que durante los 15 minutos que dura la entrevista dijera 3-4 veces "no lo sé"? ¿Creen que llamarían a un experto que dijera varias veces "no lo sé" a sus preguntas? ¿Creen que los oyentes darían credibilidad a un experto que dijera "no lo sé"? Pues obviamente en determinadas materias, como las físicas y los ingenieros, existe una respuesta clara, y el experto debe conocerla. Pero en ciencias humanas, y concretamente la economía y los mercados financieros, reconocer nuestra inmensa ignorancia es vital. Y digo bien "vital", es decir, nuestra vida (financiera) depende de ello.

Los mercados.

Ocurrirá con frecuencia que no tengas claro lo que pueden hacer los mercados. ¡No te preocupes! Es normal.

No se trata de forzar una solución o de encontrar una respuesta cueste lo que cueste. ¡Acepta tu ignorancia!

Asume y reconoce que además de ser limitados como seres humanos, nos enfrentamos a una realidad de enorme complejidad, como son los mercados financieros. Por lo tanto, nuestra estrategia de gestión no puede ser la de un científico prepotente y omnipotente. Al contrario, debe ser la del sabio humilde y resignado, que intenta moverse "dentro de lo conocido", protegiéndose de cisnes negros, y explotando lo que sabe (que siempre será poco en comparación con el "todo"). Me viene a la cabeza un refrán que se aplica aquí: "el tuerto es el rey en el país de los ciegos".

En esta cita de Charlie Munger (el socio de Buffet), está perfectamente recogido el enfoque ganador (que es el que explico en mi curso de AT, una disciplina que por otro lado no tiene nada que ver con el enfoque Value que ellos practican):

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"Es destacable la ventaja de largo plazo que gente como nosotros hemos podido obtener a base de intentar consistentemente no ser estúpido, en vez de intentar ser muy inteligente"

En realidad, la ciencia bien entendida es también filosofía. La ciencia sabe que sus modelos están destinados irremediablemente a ser invalidados y desechados. La ciencia sabe que es ignorante, y por eso es muy humilde. No pretende dar respuesta a todo, sino solamente a pequeñas partes de la realidad, micro-partes. Y cuando no sabe, pues no sabe.

Conclusión.

Por todo lo anterior, considero que un buen gestor debe comprender y aceptar su ignorancia, y ser capaz de "suspender el juicio" cuando es necesario o cuando no lo ve claro. O al menos, debe ser capaz de tomar decisiones para el patrimonio gestionado que vayan en esa dirección. Es importantísimo saber cuál es nuestro círculo de competencia y no salirnos de él. Ese círculo, por definición, es muy pequeño, porque el resto del conocimiento es inmenso. Pero no por ser pequeño, significa que es insuficiente para generar rentabilidad, que al final es de lo que se trata. Ser consciente de lo que está dentro de ese círculo, y lo que está fuera, es fundamental.

Es difícil vivir sin certezas. Es muy difícil convivir de forma consciente con la incertidumbre. Pero en los mercados, debemos saber centrarnos a esas pocas verdades que conocemos con un alto grado de fiabilidad, y huir de las sofisticaciones que no aportan nada y nos confunden.

De la misma manera que dije en este post sobre los jefes y el brexit, que los políticos son necesarios aunque sean malos, porque las sociedades necesitan jefes aunque sean malos, quizá también sea mejor vivir con malas certezas que con buenas incertidumbres. Es posible que el ser humano necesite esas certezas, aunque sean equivocadas, antes que vivir sin certezas... Pero una cosa es la vida, y otra cosa muy distinta son los mercados financieros.

Como dijo Bertrand Russell:

"Gran parte de los problemas de este mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros, mientras que los inteligentes están llenos de dudas".

Termino con una reflexión abierta: en mi opinión, la mejor forma de ser humilde es mantenerse en el terreno de las ideas, y no personalizar los razonamientos o las conversaciones. Cuando te lo tomas como algo personal, tu ego está en juego. Pero si sólo se trata de una idea, de un razonamiento, o de un esfuerzo común por llegar a una verdad (lo más ajena posible), entonces es más fácil dejar de lado el ego y no vernos contaminados por las emociones, pasiones y sentimientos que afloran rápidamente. En los mercados financieros, el desapego es también clave, pero muy difícil. Hay mucha gente que piensa que está siendo objetiva (por ejemplo con el tema de la intervención de los bancos centrales) y que su razonamiento es irrefutable, pero en realidad no lo está siendo.

¿Cómo saber entonces si somos objetivos? Pues ahí está el ARTE de la inversión. No hay una receta o fórmula que funcione para todos, aunque hay una pista que suele funcionar: si cuando te llevan la contraria te exaltas, te cabreas o SIENTES que te atacan, o que la otra persona es tonta, etc, entonces es que te lo estás tomando como algo personal (y son las emociones las que te dominan a tí, y no tú a ellas). Si al contrario, esa persona despierta tu interés y tienes ganas por conocer sus argumentos y explicaciones, entonces es que realmente te estás centrando en la idea, en la búsqueda de la verdad. Después podrás usar tu raciocinio, experiencia y conocimientos para juzgar si lo que dice esa persona puede tener sentido, merece ser estudiado más de cerca o retenido, o simplemente no tiene sentido. También puede ser que te supere, es decir, que sospeches que puede ser interesante y puede haber algo de verdad, pero reconozcas que tus conocimientos y capacidad no te permite adentrarte ahí dentro. En ese caso, lo más sabio es mantenerse al margen sin sacar ninguna conclusión.

La búsqueda de objetividad es un trabajo interior que cada cual debe hacer. Algunos emprenden ese viaje interior, y otros ni siquiera son conscientes de que existe ese viaje por hacer. La mayoría, de hecho, es totalmente presa de sus emociones, no sólo en los mercados, sino en la vida en general. No tienen más que poner la TV: todo son emociones. La razón está totalmente prostituida y ridiculizada. Por eso los mercados son y seguirán siendo irracionales, y por lo tanto fuente de oportunidades.

Nota: el próximo lunes (3 de octubre de 2016) empieza una nueva edición de mi Curso online de Análisis Técnico.

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Este artículo tiene 10 comentarios
Nota adicional:
Cuando la razón no nos permite sacar ninguna conclusión y nos vemos obligados a "suspender el juicio", ¿qué hacemos? Porque en los mercados financieros, si estamos invertidos (y si no, también), "algo tenemos que hacer"... ¿no?

La respuesta para mí es clara: se llama PRINCIPIOS.
Los principios son eso que nos permite actuar cuando nos falla la razón (por impotencia, o porque se ve sometida por las emociones).

Por ejemplo: si digo que un principio básico de mi filosofía de inversión es beneficiarme de la rentabilidad que ofrece la bolsa a largo plazo, entonces estoy diciendo que mi posición por defecto es "estar dentro", es decir, estar invertido.
Mis principios inversores me dicen que debo estar dentro, "casi" siempre.
Por supuesto hay otros principios importantes: entrar y salir poco a poco, no apalancar en fases iniciales, diversificación mínima, etc.

Por eso, los grandes gurús e inversores de todos los tiempos, tienen claros cuáles son sus principios, e incluso alguno(s) los escriben y publican. Algo así debemos hacer todos, escribirlos, o tenerlos bastante claros en la cabeza. Porque en un mundo donde la razón puede fallar, y FALLA, los Principios son clave.

Extrapolando fuera de los mercados, lo que falla en la sociedad actual es que esos principios están mutando (o han desaparecido o se están transformando a otra cosa... incierta). Y cuando el ser humano deja todo su comportamiento en manos de la razón, pues empieza a hacer enormes tonterías. Porque la razón es como la estadística: la puedes retorcer hasta que "confiese" lo que tú querías que confiese ;)

Saludos !
26/09/2016 18:21
muy interesante. Solo discrepo, como no, jaja, con lo de los políticos . Estaríamos mucho mejor sin ellos. Solo habría que organizar una autodefensa o policía para meter en vereda a vándalos, criminales y anarquistas. Gran post, gracias
27/09/2016 08:25
antiguo usuario
Yo opero en los mercados sin metas, sin creencias, sé discernir lo que yo crea con la realidad, tambien sé que la "racionalidad y el sentido "comun" no existe en los mercados , pero todos acuden enarbolando esa bandera, si realmente tuvieran sentido comun no estarian en los mercados ,jajajahs
Autoengaño? Jajaha
Yo lo que creo que la moral y los valores inculcados en nuestra vida son incompatible con los mercados,
Lo unico que nos enseñan es a comprar, y los grandes santos de la inversion lo que difunden es comprar y comprar. y aguantar caidas del 50 %, jajaja
27/09/2016 08:48
antiguo usuario
Los principios en los mercados tienen que ser el de Groucho Marx, jajaja
Yo creo que el ser creyente o no creyente es un acto de soberbia desde el punto de vista de la hipotética naturaleza de los mercados,
Otra cosa es la vida real con la que no hay que mezclar con los mercados,
28/09/2016 09:52
antiguo usuario
Eso de los ignorantes y los inteligentes que tienen dudas,
Al final viene a ser lo mismo el ignorante acierta por casualidad y el inteligente tambien, pues que Dios nos bendiga,jajaja
28/09/2016 16:26
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