Los políticos son un mal necesario. En la edad media, los señores que controlaban las tierras y el poder político, eran los dueños del mundo. Hoy día eso no es así: los que controlan el mundo (hablo del mundo libre occidental), son los dueños del dinero y el capital. Pero todavía seguimos anclados al pasado, pensando que la política es poder, porque en parte todavía lo es, sobre todo cuando eres corrupto. Porque si no eres corrupto, ¿qué sentido tiene que el sueldo de todo un Presidente del gobierno, supuesto líder de 40 millones de personas, sea inferior al de un ingeniero o un médico básico? Existe tal descorrelación entre el sueldo de un Presidente y su supuesta responsabilidad, que uno de los dos tiene que estar equivocado: o bien no gana realmente lo que dice su sueldo (y tiene vías indirectas de retribución, sean legales o ilegales), o bien su responsabilidad no es tal. Personalmente creo que hay un poco de ambas, sobre todo de la segunda (es decir, su responsabilidad o su impacto es muy inferior a lo que se supone). Los políticos de hoy, Presidentes, ministros y de menor rango, tienen un tren de vida muy, pero que muy inferior al de otros personajes públicos relevantes, como empresarios, artistas o deportistas. Esto ya nos está diciendo mucho sobre su importancia y relevancia en las democracias modernas, aunque nos cuesta verlo y aceptarlo.
Los políticos no son responsables (ni de lejos) del avance social y económico de los últimos 100 años en Europa. En todo caso han sido un freno. Tengan en cuenta que son los políticos los que provocaron las dos guerras mundiales (de origen europeo), que han dejado más muertos que cualquier otra guerra en el pasado. Cierto es que son las guerras las que provocan grandes descubrimientos y avances de la humanidad (una paradoja cruel), y cierto es también que no solo los políticos son responsables de estas guerras (en realidad lo es toda la sociedad), pero entiendan por dónde voy: los políticos no son hermanitas de la caridad ni ONGs ambulantes. Si tengo que elegir un extremo, prefiero el de parásitos necesarios, antes que el de santos altruistas que dan su vida por el bien de la sociedad.
El s.XX está maldito por estas dos guerras mundiales. Nunca antes el ser humano había sido capaz de provocar tanto dolor y sufrimiento. Y aunque no lo sepamos ver, estas dos guerras están teniendo, y seguirán teniendo largas y profundas consecuencias en el continente europeo, que pocas lecciones de humanidad y moralidad puede dar al resto del mundo. La inmigración en Europa durante los últimos 60 años es una de esas consecuencias. La islamización progresiva de Francia y Alemania, también.
No obstante, los políticos deben estar ahí, igual que un barco necesita un capitán, aunque sea malo, porque en fases de crisis agudas, las estructuras humanas deben estar organizadas para responder con rapidez y eficacia, y no hay nada peor que un grupo de personas desorganizadas, sin una jerarquía clara. El anarquismo es todavía peor, y no tarda en conducir al aniquilamiento de la sociedad que lo adopta como modelo de organización.
Por eso, si quieres cambiar el mundo, lo último que debes hacer es meterte a político. Jesucristo, Buda, Gandhi, y cualquier líder religioso grande de la humanidad, nos han mostrado el mismo camino: si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a tí mismo, y por esa vía, a tu entorno muy cercano. No hay atajos, no hay soluciones milagro. La humanidad es una gigantesca tela de araña, las personas son neuronas, y el sistema funciona mejor cuando están conectadas a las más cercanas, no a las más lejanas. Una persona buena contagiará a su entorno; lo mismo ocurre con una mala. Y así, por contacto y traspaso, se propaga lo bueno (y lo malo). Viajar lejos para arreglar el mal que ocurre en otro sitio del planeta no soluciona gran cosa. Puede parecer que sí, en el corto plazo, pero el bien que hace una persona es el mismo aquí que allí, siempre que aquí haya personas que necesiten ser ayudadas, lo cual sigue siendo el caso. Tengan en cuenta que la ayuda que necesita la humanidad no es solo material ni económica. De hecho me atrevería a decir que es sobre todo psicológica y mental. Y tengan en cuenta también que gran parte del mal que existe fuera de Europa, es culpa de Europa. ¿Dónde se fabrican las armas con las que se matan en norte-áfrica por ejemplo? Este es un tema largo y polémico, aquí me limito a lanzar unos principios generales...
Jesucristo dijo "ama a tu prójimo". La palabra "prójimo" viene de "próximo", es decir, a la persona que tienes al lado. No a la que tienes a 2000 km. El mundo no va a mejorar (a largo plazo, de forma duradera) por que se envíe dinero a una determinada parte del mundo, aunque sin duda sirve para aliviar el sufrimiento presente, que es de lo que se trata. Pero hay que diferenciar entre los actos que nos llevan a "apagar fuegos", y los actos que nos llevan a "evitar fuegos futuros", que son muy difíciles de ver, dan poco prestigio y reconocimiento.
La política, como la ideología, pretende cambiar el mundo sin tener que cambiarse a sí mismo. Se buscan soluciones "fuera de nosotros mismos", porque pretendemos que mejore la vida en la tierra simplemente cambiando "el sistema", lo cual viene a decir que pretendemos que cambien los demás. Es decir, que el esfuerzo lo hagan los otros. ¿O es que acaso creen que un sistema social y político puede ser bueno si las personas que lo componen no son buenas? Si todos fuéramos buenos no haría falta polícia. Los políticos se pasan la vida atacando y criticando las soluciones de los demás, y vendiendo las suyas propias, con el argumento de que eso mejorará el empleo, la riqueza, y en última instancia la felicidad. Los culpables siempre son los demás, nunca uno mismo. Por eso los debates entre políticos son puro entretenimiento de masas. Puedes ir al cine a ver una película o puedes ver un debate en el congreso, o todavía más divertido, participar en él, si eres político. Las consecuencias sobre el bienestar y felicidad de la humanidad son las mismas.
En definitiva, no se engañe. Lo política no es ninguna solución. Y dado que no es ninguna solución, tampoco es ningún problema, es decir, no tiene el impacto y la fuerza que se le atribuye. A corto y medio plazo, por supuesto que sí. Una determinada medida puede provocar que mejore o empeore el bienestar de una generación de personas, o de un grupo de personas. Hoy le quito a los mineros para darle a los obreros, mañana le quito a los obreros para darle a los controladores aéreos, pasado le quito a los controladores para darle a los taxistas, etc. Pero a largo plazo, el verdadero motor de la humanidad es el deseo y necesidad intrínseca que tiene el ser humano de aprender, comprender y dominar la naturaleza, el universo, por encima de las trabajas y obstáculos que nos ponemos a nosotros mismos (o que unas personas ponen a otras). A lo largo de la historia de la humanidad se han alternado épocas de paz y de guerra, épocas de libertad y de opresión. El avance y la evolución es caótica, como lo es el universo y la naturaleza, al menos en apariencia. Pero lo que tiene que ocurrir, termina ocurriendo. El progreso tecnológico es imparable, por muchas trabas sociales y humanas que le pongan, y por muchos pasos en falso que demos.
Por todo esto, la política es algo que me interesa cero. No son personas que me parezcan interesantes (y que me perdonen por esta generalización, siempre injusta para unos pocos), porque han errado completamente el tiro. Su nivel de conciencia, al contrario de lo que pretenden vender, es muy bajo. No comprenden la profunda naturaleza humana, son sectarios, y nada libres ni independientes. La psicología de masas, que anula la individualidad y el libre albedrío, suprime el criterio y el sentido común, se desarrolla en su máxima expresión dentro de los partidos políticos, que funcionan como grandes familias dictatoriales. ¿No les produce escalofríos esa imagen del político que sale a hacer una declaración, rodeado de un grupo de personas detrás suya, "para figurar", generalmente con cara de pocos amigos? ¿Qué pintan ahí? ¿Están "haciendo piña" o se trata de intimidar? No hay peor dictadura que la "dulce", esa que pasa desapercibida porque los propios miembros que la componen están tan convencidos de sus verdades como los creyentes religiosos extremistas de las suyas. Quizá porque la religión y la política, en sus vertientes sociales (mal entendidas bajo mi punto de vista), tienen mucho en común...
A pesar de todo, los políticos y los partidos deben existir, igual que existen carpinteros, ingenieros, filósofos, o deportistas. Cada uno tiene su función. La función de los políticos en la sociedad no es la de liderar nada. Y menos en una democracia, donde siempre van a reflujo, llegando tarde a todas las decisiones. La función de los políticos en una sociedad es dotarla de una estructura, que será necesaria en fases críticas, extremas. Por ejemplo, en una crisis como la de 2008, cuando se hace necesario reagrupar recursos públicos para apagar incendios y evitar que la estructura social se derrumbe y provoque efectos en cadena incontrolados. La enorme riqueza que existe en Europa se moviliza entonces para que la economía europea siga funcionando. Ahí es donde resulta vital que exista un capitán en el barco, al que todos deben obedecer para funcionar en orden. El resto del tiempo, el capitán puede estar en su camarote y no pasa absolutamente nada. El barco sigue su rumbo, porque ya están fijadas las reglas de funcionamiento, que todos (o la mayoría) respetan de forma fluída y suave, porque el ser humano es jerárquico por naturaleza, y acepta de buen grado esta organización social, como si de alguna manera comprendiera de forma innata que eso nos hace más fuertes a todos.
Los políticos son los últimos de la sociedad. En la era de internet, con una revolución silenciosa y progresiva, que durará todavía varias décadas, solo se ponen a regular y poner normas cuando el problema se hace público. Por ejemplo, con Uber y los taxis, tienen que arreglar la papeleta que ellos mismos crearon hace unas décadas al imponer unas licencias escandalosamente caras para poder ejercer como taxista. Tengo curiosidad por ver qué pasará en un futuro con la banca, que es un sector en el que internet tiene todavía mucho que decir. El escándalo de los "Panama papers" es otro ejemplo de hipocresía y reacción tardía, cuando ya se ha declarado el incendio. Y constantemente tenemos nuevos ejemplos de los políticos apagando fuegos y buscando quedar bien frente a la opinión pública.
Como inversor, solo mi interesa la política en la medida en que pueda ocurrir algo grave, que me obligue a salir corriendo, o a modificar mi asset allocation, de forma puntual. Nunca opero ni invierto en base a un determinado hecho político aislado, como puede ser ahora el referéndum en Reino Unido. Para mucha gente, eso parece un acontecimiento mayúsculo. Para mí es una simple anécdota dentro de la evolución de eso que llamamos historia (y que es una pura ilusión narrativa). ¿Ponerse corto ante el riesgo del Brexit? pufff ni idea. Igual sale el sí, UK abandona la UE...y las bolsas suben. ¿Por qué no? En realidad, es posible que el más perjudicado de un Brexit fuera el propio UK, que se beneficia mucho de esa UE, sin seguir las reglas del juego. De hecho, si yo fuera político o simplemente tuviera que mandar en Europa, igual habría echado ya al Reino Unido, porque me parece inadmisible su actitud. Haría todo por echar por tierra el status que tiene Londres de refugio de grandes fortunas, cortando de raíz el éxodo de muchos franceses por ejemplo. En una guerra así, UK tendría mucho más que perder que Europa. Ya que juegan un doble juego, con EEUU por un lado y Europa por otro, les obligaría a decidirse.
Pero afortunadamente yo no mando ;)
Así que como inversor, no tengo intención de cambiar mis decisiones ante el miedo a un Brexit. Haré como si no existiera, porque de una forma u otra, el resultado es imprevisible (azar), y sus consecuencias también. Un buen inversor debe tener algo de filósofo para comprender un poco mejor que los demás, cómo funciona el mundo. Mi visión como inversor y filósofo es que la marcha de la economía no depende del Brexit, y por lo tanto tampoco mis inversiones. No creo que se pueda jugar nada de forma puntual, porque es algo aleatorio, tanto en su desarrollo (referéndum) como en sus consecuencias (bolsas arriba o abajo), durante los meses previos y posteriores. Además, no tengo capacidad de análisis político ni social para predecir absolutamente nada (y no creo que nadie la tenga).
Si sale el sí, y UK abandona la UE, entraríamos en un período de transición donde podría haber volatilidad. Si las bolsas europeas caen con fuerza, ¿realmente significaría eso que la economía continental se viene abajo? No tendría sentido, más allá del mazazo temporal, más psicológico que real.
En definitiva, sigamos haciendo nuestra labor de analistas y gestores, y dejemos de lado el "ruido" político, que en mi opinión solo aporta confusión, cansancio físico y mental, y pocos resultados a la cartera.
Identifíquese ó regístrese para comentar el artículo.