El sector bancario es
probablemente el sector que peor lo ha pasado durante la reciente
crisis financiera comenzada en el año 2008.
El estallido de la
burbuja inmobiliaria en diversos países ( con una mayor fuerza en
España) y el posterior desencadenamiento de la parada en seco del
crédito bancario, han hecho que el sector financiero europeo haya
sufrido mucho en los últimos años y que en muchos países sea un
sector que todavía no está del todo saneado.
El deterioro del valor
los inmuebles que los bancos tenían en sus balances junto con la
caída del negocio bancario, ha forzado a una restructuración del
sector en buena parte del continente europeo. En el caso de España
se ha producido la desaparición de las antiguas cajas de ahorro bien
por liquidación o bien por fusión y posterior conversión en
bancos.
Todo este proceso de
deterioro del sector bancario se ha visto reflejado en estos años en
la cotización en bolsa de las entidades financieras europeas .
Evolución Eurostoxx 600 Banks ( fuente: Stoxx.com)
Como vemos, con el
estallido de la crisis financiera, y en consonancia con el
debilitamiento del negocio bancario y el deterioro de los balances,
las cotizaciones del sector se desplomaron y una vez alcanzaron su
suelo, se han estancado en una tendencia lateral que continua hasta
día de hoy.
Pero, desde hace un
tiempo, con la cada vez más cercana subida de tipos de interés que
en principio comenzará en el verano de 2019, se comienza a hablar
de la posible recuperación del negocio del sector.
En el artículo de hoy
quiero analizar brevemente si es cierto que nos podemos encontrar
ante la recuperación de las cotizaciones, y cuáles considero que son
los factores determinantes que debemos analizar para saber sí
efectivamente nos encontramos en el momento de entrar o no en el
sector bancario.
1.- Evolución
de las carteras de activos inmobiliarios
Como hemos comentado, el deterioro de los activos inmobiliarios que
pasaban a formar parte de los balances de los bancos ha supuesto un
duro golpe para la solvencia de las entidades financieras durante los
últimos años. Este impacto negtivo de la caída de los precios de
los inmuebles ha sido de mayor envergadura en España que en otros
países .
Se estima que los bancos españoles han perdido en todo el proceso de
deterioro del valor de los inmuebles en cartera una cifra que ronda
los 330 mil millones de euros. Unidos a estos inmuebles se encuentran
100 mil millones de créditos de dudoso cobro, que si bien se han
reducido de manera importante, organismos como el Banco de España
los considera un lastre para la rentabilidad de las entidades, ya que
todavía suponen un volumen considerable, a pesar de que dichos
créditos se han reducido a la mitad desde el año 2013.
Durante toda la crisis, los bancos españoles han tratado de
deshacerse de todos sus activos tóxicos (fundamentalmente
inmuebles) mediante la venta de éstos, pero la débil solvencia de
las familias españolas ha hecho que este proceso de venta se haya
llevado con cuentagotas.
Desde hace una temporada, los bancos han decidido comenzar la
liquidación de su cartera de inmuebles adjudicados ( y en muchos
casos de los créditos asociados) por la vía rápida.
Esta vía rápida consiste en vender su cartera de activos en su
conjunto a otras entidades financieras, fundamentalmente fondos de
inversión.
Así, recientemente hemos visto como , por ejemplo, BBVA colocaba a
Cerberus su cartera inmobiliaria por valor de 13 mil millones, con
más de un 60% de descuento, o como Caixabank se ha desprendido del 80% de su cartera inmobiliaria, valorada en 7 mil millones al vendérsela
al fondo americano Lone Star.
En definitiva, la banca se está deshaciendo definitivamente de la
cartera de inmuebles acumulada durante los años de crisis, lo que
supone un riesgo menos en la evolución del sector.
2.- Margen de
negocio: evolución de los tipos de interés
Con el estallido de la
crisis financiera, los principales bancos centrales del mundo pasaron
a la acción adoptando por un lado por políticas monetarias típicas
en los momentos de recesión (bajada de tipos de interés), y por
otro lado por medidas extraordinarias, como las facilidades de
liquidez y la compra directa de bonos públicos y privados en el
mercado secundario.
Si bien este tipo de
medidas fueron positivas para determinados aspectos de la economía (
financiación de empresas, mejora de la liquidez del sector
bancario...), para el negocio de los bancos europeos ha sido una
medida nefasta, pues ha hundido los margenes de beneficios de los
bancos.
La política de tipos al
0% ha provocado que los bancos europeos tengan serios problemas en la
que es su principal fuente de ingresos: el margen de intereses.
Por margen de intereses
entendemos la diferencia entre los intereses que cobran los bancos
comerciales por los créditos concedidos menos los intereses que
pagan los bancos a los clientes que depositan su dinero en la entidad
financiera.
Con el estallido de la
crisis, como hemos dicho, se vivió en Europa la caída en picado del
crédito bancario. Para tratar de estimular el crédito, los bancos
centrales comenzaron una política de reducción de tipos de interés
llegando a situarlos en el 0%.
Esta política de
reducción de tipos de interés terminó por tener su impacto
negativo en los ingresos de los bancos por intereses de préstamos,
puesto que la reducción de éstos ( sobre todo en aquellos préstamos
concedidos a tipo variable) junto con las obligaciones de remunerar
los depósitos a tipos de interés previos más elevados, redujo los
margenes de beneficio por intereses de la banca comercial.
Evolución margen de intereses banca española ( fuente: futur finances)
Una de las razones por
las que existen expectativas de que la recuperación del sector
bancario comience pronto es la decisión del BCE de subir los tipos
de interés a partir del verano de 2019, aumentando así los ingresos
y los márgenes de la banca.
Es cierto que el crédito
bancario ya hace tiempo que se está recuperando en el continente
europeo, sin embargo no está siendo suficiente como para que las
entidades financieras presenten unos margenes de intereses crecientes
y sostenibles.
3.- Morosidad
Otro factor clave a la
hora de analizar la rentabilidad del negocio bancario es la evolución
de los créditos de dudoso cobro ( Non- Performing Loans),
es decir, aquellos créditos concedidos por las entidades financieras
y que llevan como mínimo 90 días de retraso en el pago de sus
cuotas. La evolución de estos créditos es un indicador de la
evolución de la solvencia y la facilidad de liquidez de la banca.
Mayores porcentajes de
NPLs, implican por un lado menos ingresos para el banco en cuestión,
pues son créditos que dejan de cobrarse. Y por otro lado, provoca
que el banco tenga que destinar más recursos a las provisiones y por
lo tanto reduce el capital disponible para hacer negocio.
Con el estallido de la
crisis, los NPLs de los bancos europeos comenzaron a dispararse. Ante
esta situación y con el objetivo de reducir la cartera de morosidad,
el BCE y el conjunto de entidades supervisoras ha ido exigiendo a los
bancos europeos mayores niveles de provisiones para cubrir sus NPLs,
llegando incluso a proponer que para finales de 2018, los bancos
europeos tengan provisonados el 100% de sus créditos dudosos.
Estas exigencias de
capital han provocado que se hayan reducido los NPLs en el conjunto
de la banca europea, aunque lo están haciendo a un ritmo más lento
del deseado, y a día de hoy en la eurozona todavía existen NPLs por
valor de más de 900 mil millones de euros.
Un aspecto interesante es
ver cómo está afectada la banca por el volumen de NPLs que tiene en
su balance por países miembros de la eurozona.
Observando el gráfico,
vemos que los dos países con mayor volumen de NPLs tanto en el
sector público como en el privado son Grecia y Chipre, seguidos de
lejos por Italia y Portugal. La tendencia de la banca europea es la de ir reduciendo sus préstamos morosos, pero a un ritmo mucho más lento del deseable.
4.- Cartera de
deuda
Una de las acciones que ha llevado a cabo la banca europea a lo largo
de estos años ha sido la compra de bonos soberanos, tanto de su
propio país como de otros países de la zona euro, saliendo al
rescate de las administraciones públicas ( y beneficiándose del
rally alcista en el mercado de renta fija que ha durado hasta 2016
ante la escasa demanda de crédito solvente).
Con la reactivación del crédito bancario, las entidades comienzan a
enfocarse en el negocio tradicional y poco a poco van deshaciendo
posiciones en deuda pública, aún así, los volúmenes que tienen en
sus balances son excesivos si miramos lo que puede ocurrir ante
subidas de tipos de interés o eventos inesperados.
Recientemente hemos visto como la deuda italiana sufría fuertes
caídas a causa de los resultados electorales en el país, con una
coalición de gobierno con un programa que ataca los principios
presupuestarios que rigen la zona euro y que, en un primer momento,
proponía la salida del euro por parte de Italia.
Con el deterioro de la deuda italiana, ha salido a la luz qué bancos
son los principales tenedores de bonos italianos. Italia es el país
en el que sus bancos tienen mayor volumen de deuda italiana en sus
balances ( 118 mil millones), seguido de Francia ( 44 mil millones) y
España, donde el conjunto del sistema financiero acumula más de 28
mil millones de €, con el Banco Sabadell a la cabeza, el cual tiene
el 40% de su cartera total de deuda invertida en bonos italianos.
Fuente: Rankia.com
Conclusiones
A día de hoy, la cartera de deuda de las entidades financieras
europeas son, junto con la morosidad, el principal riesgo del sector ( aunque de retrasarse más la subida de tipos, los márgenes de interés presionarían todavía más los beneficios).
Si bien la evolución de los créditos morosos está reduciéndose y
la banca europea está incrementando provisiones, cierto es también
que muchos créditos han dejado de ser dudosos por el efecto de la
bajada de tipos de interés, por lo que existe cierta incertidumbre
acerca de cómo evolucionará la solvencia de los prestatarios de
dichos créditos cuando suban de nuevo los tipos de interés.
En lo que respecta a la evolución de la deuda que tienen los bancos
europeos en cartera, la incertidumbre radica en cómo gestionarán la
subida de tipos de interés las entidades financieras, si dejarán
vencer la deuda que tienen en sus balances o la refinanciarán a unos
tipos que serán cada vez más elevados.
En definitiva, si yo fuese un gestor de fondos y tuviese que decidir
si pongo el dinero de mis clientes en el sector bancario, mi decisión
a día de hoy sería que no ya que creo que existen demasiadas
incertidubres todavía en el sector.
¿ Y si aún así hay gente que quiere invertir en bancos? Pues mi
opinión es que lo hiciese en bancos con poca exposición a deuda
periférica, con bajos niveles de morosidad ( y con tendencia
decreciente), y con baja exposición a países emergentes para evitar el impacto del efecto divisa en la cuenta de resultados.