Es paradójico, pero detectar una recesión es increíblemente difícil y, sin embargo, lo contrario, que es detectar el fin de la misma, es mucho más fácil. Hablamos en términos relativos, ya que no hay nada de fácil ni siquiera en este último cometido.
Simplificando bastante las cosas -y toda simplificación sacrifica elementos importantes-, diría que es porque en última instancia, en una economía que depende del comportamiento agregado de sus individuos, es difícil detectar cuando estos dejan de percibir optimismo y empiezan a consumir e invertir menos. Y, sin embargo, cuando se está en medio de una recesión, una vez producido el golpe, es mucho más fácil detectar cuando los hogares vuelven a reactivarse en su consumo e inversión.
Las recesiones suelen ser fenómenos económico-sociales de gran impacto y en medio de ellas se ponen muchas medidas políticas, fiscales y monetarias para salir de las mismas y, cuando la actividad por fin repunta por vez primera, ese primer repunte suele ser "el bueno" que indica que se está saliendo del periodo contractivo.
Pero lo contrario es más difícil. A veces un dato habla de recesión y no es más que un falso positivo. De hecho, casi todos los indicadores del ciclo tienden a mostrar falsos positivos de recesión en algún momento. En la "parte alta" alta del ciclo es normal que esto ocurra. Por eso, aparte de asumir el que podemos ser engañados por señales falsas, quizás el único truco que queda es observar una batería de métricas y sólo llegar a una conclusión cuando la mayoría de ellas señalan peligro de caída económica.
Por ejemplo, ahora mismo mi indicador agregado del riesgo de recesión en EEUU está muy elevado (3 puntos de 4), pero sólo cuando llegue a 4 tendré la convicción de que una recesión se está desencadenando en la primera economía del mundo.
Y a pesar de que mi propio indicador aún no ha llegado al nivel crítico, en las últimas fechas se están dando a conocer algunos datos macroeconómicos que apuntarían y confirmarían la idea de que EEUU finalmente entrará en recesión en próximas fechas.
Por ejemplo, el Employment Trend Index calculado por The Conference Board y que es un indicador que adelantada cambios en el mercado laboral estadounidense, declinó por primera vez en agosto (en términos interanuales), un evento que desde que comienza la serie sólo se ha producido en 6 ocasiones, llegando una recesión de forma inmediata en 5 de esos eventos. El único falso positivo de recesión se produjo en mayo de 2016, durante un sólo mes.
Desde la propia Conference Board señalan que todavía no lo ven como una señal de peligro, ya que realmente lo que le ocurre al índice es que está plano y no cayendo realmente. En el siguiente gráfico podemos ver la evolución del Employment Trend Index por su valor absoluto (azul) y en rojo la evolución del mercado laboral estadounidense. Si la economía estadounidense no va a caer en recesión, es importante que este índice comience a subir de nuevo.
Por otro lado, ayer se conoció otro dato que es la confianza de los directores ejecutivos en EEUU (CEO Confidence Index) y este, tras pasar los dos primeros trimestres de 2019 al borde del nivel que típicamente se ha asociado con las recesiones económicas, colapsó en el tercer trimestre hasta los 34 puntos, un nivel que siempre se ha dado con una recesión económica de por medio. Los principales directivos no lo están viendo nada claro, eso seguro.
Y lo cierto es que no es sólo el sentimiento de los grandes directivos, sino que los consumidores tampoco empiezan a "verlo" claro. Por ejemplo, la encuesta que la Universidad de Michigan hace a los consumidores sobre la intención de compra de grandes bienes (electrodomésticos, coches, muebles, etc.), está en caída libre, como suele ocurrir al comienzo de las recesiones.
Y en una encuesta diferente también realizada a los consumidores, el índice de situación actual (Present Situation Index) de The Conference Board, ha girado a negativo en términos interanuales, lo cual, típicamente se da en la entrada de las recesiones.
Empiezan a ser muchas las cosas que no suman, sino que además restan. Es cierto, como decía al principio, que prácticamente cada uno de estos indicadores han mostrado lecturas erráticas en el pasado, aunque fuera de forma muy breve. Así, el Employment Trend Index declinó un mes en mayo de 2016 y no ocurrió nada. O la encuesta de la Universidad de Michigan, que acumula alguna señal errática, al igual que la encuesta de sentimiento de la situación actual -Present Situation Index- de la Conference Board, que se volvió negativa unos pocos meses en el año 1996.
Lo llamativo es que, aún asumiendo estos falsos positivos que estos indicadores de forma aislada han podido dar en el pasado, ahora están dando una información homogénea sobre la evolución de la economía estadounidense: recesión.
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