Ray Dalio: Para ganar hay que tener miedo a estar equivocado

Hace unos días, el gestor del mayor hedge fund del mundo, Ray Dalio, publicó una carta en Institutional Investor que me gustó tanto que no he podido resistirme a traducirla como hago con mis piezas favoritas.

Dalio es un gestor global macro pero aplica un enfoque sistemático en vez de discrecional y cuenta con uno de los mejores trackrecords de la historia. Aunque no conozco su enfoque sistemático, sus explicaciones y análisis macroeconómicos son siempre claros y fáciles de entender (los buenos hacen fácil lo que malos complican) y es de los pocos tipos que al final de un análisis increíblemente completo y razonado puede escribir las palabras "pero no estoy seguro de todo esto". 

Pues con esa falta de seguridad ha conseguido escalar al Olimpo de los dioses financieros y estar carta va sobre eso, de nunca perder el sentido de estar en el lado equivocado:

El poder de no saber

Para hacer dinero en los mercados tienes que pensar de manera independiente y ser humilde. Tienes que ser un pensador independiente porque no puedes hacer dinero estando dentro del consenso ya que precisamente el consenso ya está reflejado en los precios. Y aún apostando contra el consenso existen buenas probabilidades de que estés equivocado, así que tienes que ser humilde.

En los albores de mi carrera aprendí esta lección de la manera más dura, a través de malas inversiones y, sobre todo, a causa de mi mayor error en 1982, cuando me convencí de que la economía estadounidense iba a entrar en una depresión. Mi investigación me llevó a pensar que, con una Reserva Federal aplicando una política monetaria restrictiva a la vez que un elevado nivel de endeudamiento, provocaría una oleada mundial de impagos en esas deudas y que, si la Reserva Federal intentaba solucionar el problema mediante la impresión de dinero, la inflación repuntaría fuertemente. 

Estaba tan convencido de que asistiríamos a una depresión que lo proclamé a los cuatro vientos mediante columnas en los periódicos, apariciones en televisión e incluso en un testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos. Cuando México impagó su deuda en agosto de 1982 estaba seguro de que mi idea era correcta. Pero en verdad jamás he estado más equivocado.

Lo que consideré como improbable fue exactamente lo que ocurrió: el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, rápidamente bajó los tipos de interés haciendo que el dinero y el crédito barato impulsaran repentinamente la economía y el mercado de acciones hacia su etapa de mayor crecimiento en toda la historia.

Este episodio me enseñó la importancia de siempre tener temor a estar equivocado, sin importar cómo de confiado estoy en mis ideas. En consecuencia, empecé a buscar y contactar a las personas más inteligentes y brillantes que pudiera encontrar y que tuvieran una opinión diferente a la mía para así estudiar y entender en profundidad sus razonamientos. Y solo después de entender al completo sus puntos de vista, permitirme aceptar o rechazar sus argumentos. Haciendo esto una y otra vez durante años, no solo he incrementado mis probabilidades de estar en lo cierto, sino que he aprendido muchísimo.

Este proceso de búsqueda a través del desacuerdo es un arte. Quienes consiguen dominarlo saben que siempre hay probabilidades de estar equivocado y que merece la pena considerar lo que los otros tienen que decir, pero no solo para fijarse en sus conclusiones, sino en los razonamientos que les llevan a esas conclusiones, y así poder estar más seguros de que no es uno mismo el que está cometiendo el error. Exploran el desacuerdo con curiosidad, no antagonismo y son lo que llamo "abiertos de mentes y asertivos a la vez". Esto significa que tienen la habilidad para considerar calmadamente lo que otras personas están pensando en vez de bloquearlas y a la vez ser capaces de exponer las razones por las que ellos mismo no comparten esas conclusiones. Son capaces de escuchar con atención y objetividad a los razonamientos de las opiniones discordantes. 

Cuando muchos me escuchan describir este enfoque suelen decir "sin problema, tengo la mente abierta", pero lo que realmente quieren decir es que están abiertos a aceptar la idea de que pueden estar equivocados. La verdadera "mente-abierta" no es eso, sino un estado mental completamente diferente. Es un proceso de estar continuamente temeroso de estar equivocado, temor que lleva a plantear preguntas de forma constante en vez gastar energías en defender planteamientos propios. Es un proceso que demanda dejar a un lado el deseo de tu ego de tener respuestas que demuestren que estás en lo correcto y cuestionarte sistemáticamente todas tus opiniones y buscar los razonamientos que se esconden tras los puntos de vista de los demás.

Este es el enfoque que aplicamos en Bridgewater durante nuestras reuniones semanales en las cuales, nuestros expertos en diferentes áreas, debaten abiertamente ideas diferentes explorando los puntos a favor y en contra de las diferentes alternativas. Este proceso es el más rápido para alcanzar una elevado entendimiento y mejorar el proceso de toma de decisiones. Cuando todos concuerdan y sus razonamientos tienen sentido para mí, normalmente me encuentro cómodo para tomar una decisión final. Cuando el desacuerdo continúa y yo mismo no lo veo claro, sé que lo que necesito hacer son más preguntas e incluso buscar más opiniones expertas antes de tomar una decisión.

Quiero enfatizar que siguiendo este proceso no significa que acepto ciegamente las conclusiones de los demás o que adopto decisiones por referendos. Nuestros gestores (CIOs) son en última instancia los responsables de nuestras decisiones inversoras. Pero tomamos mejores decisiones manteniendo una mirada independiente a la vez que confrontamos las diferentes posibilidades de forma constante. 

Trabajando de esta manera me parece lo que más sentido tiene. Después de todo, cuando dos personas no concuerdan, la lógica exige que una de las dos está equivocada. ¿Por qué no asegurarte de que esa persona no eres tú?