La semana pasada, en medio de las fuertes caídas que se produjeron en los mercados debido a los renovados temores por una recesión en Alemania así como por la inversión de la curva de tipos de interés en Estados Unidos, vimos como los niveles de pesimismo de los inversores particulares se habían situado en uno de los puntos más elevados desde diciembre de 2018, fecha en la que el mercado se desplomó un 20% en cuestión de pocas semanas. Este miedo, como vemos en el gráfico inferior, se ha traducido en salidas de dinero de ETFs de renta variable por valor de más de 21.000 millones de dólares en la última semana.
(Fuente: Babak)
Pero si este gráfico les parece revelador (e incluso preocupante), aún más lo es este otro en el que se reflejan los flujos de dinero hacia fondos monetarios (la semana pasada han entrado más de 18.000 millones de dólares en fondos monetarios, lo que hace que el total de activos invertido en esta clase de producto se sitúe por encima de los 3,35 billones de dólares). Los fondos monetarios son teóricamente los activos más seguros que existen puesto que suelen invertir en activos de renta fija de muy corto plazo como letras del Tesoro a 3, 6 o 12 meses.
(Fuente: Macro Charts)
Tal y como se aprecia en el gráfico superior se trata del nivel más elevado en casi tres décadas, con la única excepción de los años 2008 y 2009, justo en pleno estallido de la gran crisis financiera. Sin embargo, ¿cómo debemos interpretar estos niveles tan exagerados de miedo? La realidad es que el mercado bursátil estadounidense está escasamente a un 3 - 4% de sus máximos históricos y la volatilidad sigue en niveles históricamente bajos, lo cual no parece muy compatible con una aversión al riesgo tan extrema como la que estamos viendo (lo normal sería ver unos niveles de miedo como los actuales en mitad de mercados bajistas). Si bien es cierto que las probabilidades de que entremos en recesión en los próximos meses son las más elevadas de este ciclo alcista (lo cual podría justificar un cierto temor de los inversores), la realidad es que la economía sigue creciendo y ninguna de esas profecías apocalípticas se ha cumplido. ¿Qué ocurrirá cuando veamos caídas superiores al 20%?
Scott Minerd, director global de inversiones de Guggenheim Partners, señala que esto son signos evidentes de que la gente tiene miedo y están más preocupados por la preservación de su capital que por rentabilizarlo. En la misma línea también se expresaba Debbie Cunningham, vicepresidenta ejecutiva de Federated Investors, al afirmar que “los inversores están buscando un lugar seguro donde refugiarse que no esté sujeto a volatilidad”.
Teniendo en cuenta estos aspectos no debería extrañarnos los resultados de la última encuesta mensual de Bank of America dirigida a gestores profesionales de activos. Los resultados, como vemos en la tabla inferior, muestra que están sobreponderando en sus carteras los activos tradicionalmente más seguros y defensivos como el “cash”, los activos vinculados al sector inmobiliario, los bonos y las compañías “utilities”. En consecuencia, todos aquellos activos relacionados de manera directa o indirecta con la renta variable están siendo infraponderados, con mayor intensidad aquellos que son más cíclicos (como los sectores industrial, materiales o energía).
(Fuente: Babak)
Tan elevado es el “odio” (o miedo) que sienten hacia la renta variable que por primera vez desde la gran crisis financiera del 2008 (con la excepción del año 2012), los gestores están empezando a infraponderar la renta variable en sus carteras. Y al igual que dijimos anteriormente, unos niveles de pesimismo tan elevados como los actuales no son propios de un mercado que está virtualmente en máximos históricos. Ni tan siquiera durante el estallido de la burbuja tecnológica, cuando el mercado se desplomó más de un 50% y multitud de compañías quebraron, se vieron niveles de infraponderación en renta variable tan significativos como los que se están empezando a ver en estos últimos meses.
(Fuente: Babak)
La pregunta que cabe hacerse a la vista de estos datos es si realmente ha merecido la pena ponerse a refugio durante estos últimos años o, si por el contrario, el coste de oportunidad ha sido muy elevado. Si tomamos como referencia el gráfico inferior (es igual que el que figura al principio del artículo), se aprecia que este miedo y huida de los inversores hacia “lo seguro” se empezó a incrementar a mediados del año 2017. Desde ese momento y hasta la actualidad el S&P 500 se ha revalorizado cerca de un 20% y el Nasdaq más de un 35%, mientras que los activos más seguros como los fondos monetarios han rendido entre un -1% y un 1% anualizado en todo este período. No parece que este miedo (poco real en muchos casos) haya sido una decisión acertada, al menos por el momento.
(Fuente: Bloomberg)
Parece claro que si hay un sentimiento que domina el mercado actualmente es el miedo. Si bien este miedo se ha acentuado significativamente en las últimas semanas (en este caso está justificado a la vista del deterioro económico que estamos viendo), la realidad es que siempre ha estado presente en estos últimos años. No es fácil recuperarse de dos mercados bajistas tan intensos como los que tuvimos a principios de siglo y en 2008, lo cual explica en buena medida que muchos inversores (cansados de soportar caídas del 40 o 50% en su cartera) no hayan estado dispuestos a sufrir un tercer mercado bajista de similar cuantía. Sin embargo, en estos últimos diez años el S&P 500 se ha multiplicado por cuatro y el Nasdaq por más de seis, por lo que el coste de oportunidad que han sufrido muchos inversores ha sido demasiado elevado.
¿Qué harán los inversores ante el próximo mercado bajista? ¿Seguirán huyendo hacia lo seguro aumentando aún más la burbuja de la renta fija? Multitud de preguntas se nos plantean a la vista de los datos, pero sólo el tiempo nos dará respuesta a ellas.
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