El mercado alcista iniciado en marzo de 2009, y que ha llevado a los índices estadounidenses a situarse prácticamente en máximos históricos, está a pocos meses de convertirse en el más largo de la historia. Tras la devastadora crisis financiera de los años 2008 y 2009, los índices bursátiles se han revalorizado de forma muy importante, con el S&P 500 avanzando algo más de un 300% desde los mínimos de marzo de 2009 o el Nasdaq Composite más de un 500%.
Como ocurre en todo mercado alcista, hay sectores que tienen un excelente comportamiento y son capaces de generar mayor rentabilidad que los índices y otros que no gozan del favor de los inversores y quedan muy rezagados. Las pequeñas compañías, tanto de Estados Unidos como Japón o Suiza, han sido uno de los sectores que han logrado batir a los índices, pero el indiscutible rey ha sido el sector tecnológico. Y es que las denominadas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google) acumulan desde los mínimos de marzo de 2009 revalorizaciones que recuerdan a la época de la burbuja tecnológica (Amazon +2.400%, Apple +1.600%, Netflix +5.992%, Alphabet +524%, etc.).
Sin embargo, hay otro sector que ha logrado un espectacular “outperformance” y que sin embargo no está acaparando tanta atención mediática como las tecnológicas. Estamos hablando del sector de la biotecnología, que hasta mediados del año 2015 acumulaba una revalorización superior al 550% desde los mínimos de marzo de 2009. Si bien sufrió una importante caída a finales del 2015 que le llevó a corregir casi un 40%, desde entonces ha recuperado casi todo el terreno perdido y se encuentra actualmente muy cerca de sus máximos históricos. En el gráfico inferior podemos ver la evolución comparativa del Nasdaq Biotechnology Index frente al S&P 500 y al Nasdaq Composite.
De este modo, podemos afirmar que el sector de la biotecnología es uno de los más “calientes” del momento, junto con las “small caps” y las tecnológicas. Como expresó a la perfección Hugo Ferrer a finales del mes de junio, “Lo que en bolsa es popular, casi siempre es un error (dos ejemplos: small caps y tecnológicas)”. Y es que la historia demuestra que aquello que se vuelve demasiado popular (como consecuencia generalmente de unas elevadas rentabilidades) suele originar pobres o muy escasos rendimientos en los años venideros.
Un ejemplo reciente y cercano de esto que señalamos lo tenemos en el fondo Santander Small Caps, que fue noticia a principios de año ya que protagonizó uno de los primeros anuncios televisivos emitidos tras las campanadas de fin de año. Los buenos resultados acumulados hasta ese momento hicieron que la entidad lanzara una agresiva (y no vista hasta ahora) campaña de captación de inversores. El resultado fue inmediato y el fondo captó 232 millones de euros en enero, 134 en febrero y 52 en marzo. Esta avalancha de dinero nuevo (y procedente en muchos casos de inversores con poca experiencia en renta variable) obligó a la gestora a cerrar el fondo en el mes de marzo al haber acumulado algo más de 1.300 millones de euros bajo gestión. Desde entonces, y como consecuencia de las turbulencias que están viviendo las bolsas y especialmente las pequeñas compañías, el fondo ha cedido algo más de un 13% desde máximos y el volumen de activos bajo gestión también se ha visto mermado (actualmente gestiona unos 1.000 millones de euros). Es altamente probable que si las caídas siguen golpeando a las pequeñas compañías, el dinero salga del fondo con la misma facilidad con la que entró.
En este otro artículo de Hugo Ferrer vemos como compañías que en su día fueron lo más “caliente” como Microsoft, Cisco, Exxon y General Electric y que llegaron a tener un peso en los índices similar al que tienen Apple o Amazon hoy en día, generaron en los años siguientes rentabilidades nulas o negativas y algunas de ellas no han conseguido superar todavía los máximos alcanzados en aquellas fechas.
(Fuente: inBestia)
La renta variable del sector de biotecnología, tal como vemos en la tabla inferior, ha sido una de las categorías más rentables en los últimos años, acumulando una rentabilidad anualizada en los últimos cinco años superior al 13%, sólo superado la renta variable del sector tecnológico, las pequeñas compañías y la renta variable de India, Vietnam y Dinamarca.
(Fuente: Morningstar)
Este análisis viene a colación de la noticia que conocimos hace unos días, según la cual la gestora española Abante Asesores tiene previsto el lanzamiento en las próximas semanas de un fondo de biotecnología (Abante Biotech Fund), con el objetivo de invertir de forma global en empresas de biotecnología o ciencias de la vida cuyos productos (presentes o futuros) tengan el potencial de transformar la medicina. Tal y como señalan desde Abante (y como hemos podido comprobar a través de Morningstar), es el primer fondo español que invierte en este sector y se lanza con el objetivo de batir al índice Nasdaq Biotechnology Index a medio y largo plazo.
(Fuente: Funds Society)
Abante Biotech Fund es un fondo gestionado por Armando Cuesta Díaz y Juan Martínez García y que estará invertido en un rango que oscila entre el 80 y el 100%. La cartera del fondo estará diversificada entre 30 y 40 valores, con un peso inicial de cada uno de ellos no superior al 5%. El proceso de selección de las compañías que formarán parte de la cartera del fondo se inicia con la selección de las mejores empresas por su relación entre rentabilidad y riesgo, para posteriormente hace una due dilligence (científica y financiera) y finalmente hacer una valoración de cada compañía mediante un modelo propio, lo que les permitirá determinar el potencial alcista o bajista de la misma. Además, las compañías en las que inviertan deberán reunir las siguientes características: tener un evento científico importante en el corto plazo, ingresos estables y recurrentes, tecnologías con capacidad de tener un impacto innovador en la forma de tratar una enfermedad y gestión activa de la liquidez.
Que la biotecnología es un sector de futuro y con gran potencial es algo que no ponemos en duda. La aparición de un vehículo inversor que permita al inversor tener exposición a compañías del sector es también una excelente noticia, habida cuenta de que el abanico de fondos que dispone el inversor español para invertir en biotecnología es muy limitado y queda circunscrito principalmente a media docena de gestoras internacionales (Pictet, Franklin Templeton, Bellevue, DWS, Candriam o Polar Capital). Sin embargo, la pregunta que debe hacerse el inversor es si este es el momento adecuado para invertir en un sector que acumula actualmente una revalorización superior al 450%.
Históricamente, el peor momento para invertir en un activo, sea del tipo que sea (renta variable, renta fija, commodities, etc.), es cuando está en boca de todos y encabeza todos los rankings de rentabilidad. Ocurrió así en el pasado y probablemente ocurrirá así en el futuro.
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