La búsqueda de analogías y patrones que nos den pistas acerca del comportamiento futuro de los mercados es algo prácticamente inevitable y que se repite con frecuencia en los medios de información bursátil. En los últimos meses, una de las analogías que se está volviendo “viral” es la comparación entre la situación actual y el famoso crash de 1987 en el que el mercado americano cayó un 22,6% en un solo día, el conocido como “lunes negro”. El gráfico inferior de principios de abril pretendía mostrar la elevada correlación entre el comportamiento del S&P 500 anterior al crash de 1987 y la evolución reciente del mercado.
Pero esta comparación con el fatídico año 1987 no es nueva. Tal y como señala el analista Urban Carmel y mostramos en los gráficos inferiores, en los años 2013, 2014, 2016 y 2017 se realizaron comparaciones similares y ninguna de ellas se tradujo posteriormente en un crash bursátil como el del “lunes negro”.
(Fuente: Urban Carmel)
Así que, cuando vea en el futuro un gráfico de este estilo, piense dos veces y recuerde que han sido numerosas las ocasiones en las que en el pasado los bajistas del mercado han alertado de esta analogía, sin ningún éxito.
Sin embargo, hay analistas que citan no sólo razones de carácter gráfico para justificar esta posibilidad. Felipe Campos, jefe de estrategias de inversión en Alianza Valores, señalaba que las correcciones de las acciones estadounidenses que estamos viendo en los últimos meses están siguiendo el patrón que se produjo en el crash de 1987. Apunta que ambos procesos son únicos en la historia de Estados Unidos, donde primero se produce una fuerte revalorización por la expectativa de la aprobación de una reforma tributaria favorable al mercado y, una vez que esta se ha implementado, el mercado pierde todo lo ganado hasta el momento.
Hay que recordar que a partir de la aprobación de la reforma tributaria llevada a cabo por Ronald Reagan, el S&P 500 inició un proceso alcista que le llevó a revalorizarse un 43% en apenas 12 meses. En julio de 1987 se alcanzaron los máximos (mes de implementación de la reforma) y es en octubre cuando se produjo el famoso crash, que llevó al índice a los niveles pre-aprobación. En la actualidad, y según la opinión de este analista, el rally bursátil comienza justo con la elección de Trump como presidente de Estados Unidos, acumulando una subida cercana al 40% hasta sus máximos. Estos aspectos que señalamos los pueden ver reflejados de forma gráfica a continuación (las barras verticales grises representan el mes de implementación de la reforma tributaria).
(Fuente: Felipe Campos)
En consecuencia, de cumplirse este guión, la caída total del S&P 500 debería llevar el índice hasta los niveles previos a la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, es decir, los 2.200 puntos aproximadamente, lo cual supone una caída desde los niveles actuales de cerca del 20%. Hoy el S&P 500 está alrededor de un 6% por debajo de los máximos de enero (2.900) después del rebote que se ha producido desde los mínimos.
Del mismo modo, en una tribuna de opinión en Forbes se preguntaban hace unas semanas si estamos ante una reedición del año 1987 en los mercados financieros como consecuencia de las tensiones comerciales desatadas entre China y Estados Unidos. El autor se hace eco de las palabras de Hao Hong, director de investigación y estrategia en BOCOM International Securities, que destaca las similitudes entre las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Japón en aquellos años y las que están teniendo lugar actualmente entre China y Estados Unidos, así como sus implicaciones para los precios de la renta variable.
En la década de 1980, los espectaculares avances de Japón en diversos sectores industriales levantaron el temor a posibles pérdidas en las industrias de Estados Unidos correspondientes. Además, este temor de los estadounidenses se vio agravado por el progreso de Japón hacia una “sociedad de la información” como una nueva forma de nacionalismo. A raíz de esto, el Congreso de Estados Unidos promulgó una extensa ley comercial destinada a proteger el mercado interno y forzar la apertura de mercados en el extranjero, así como a limitar las inversiones japonesas en el país.
La respuesta de Japón no se hizo esperar y en 1987 publicó el informe Maekawa, que abogaba por estimular la demanda interna, reducir la dependencia de las exportaciones, hacer frente a los precios del suelo escandalosamente altos (Japón por aquel entonces vivía una inmensa burbuja inmobiliaria y bursátil), mejorar la vivienda y reducir las barreras comerciales.
El veterano Art Cashin, director de operaciones de UBS Financial Services Inc. y uno de los seis gobernadores del parqué del NYSE (New York Stock Exchange), ha afirmado recientemente que la volatilidad que se está viviendo en el mercado este año le recuerda desafortunadamente a la volatilidad que se vivió durante el crash de 1987. Este año hemos tenido 28 sesiones en el primer trimestre en que los mercados se han movido más de un 1% (tanto al alza como a la baja), cifra extraordinariamente elevada en comparación con las 8 veces que sucedió lo mismo en todo 2017, año que fue extraordinariamente poco volátil.
En nuestro país, Juan Ignacio Crespo, analista económico y asesor del fondo Multiciclos Global F.I. (gestionado por Renta 4), viene hablando de las similitudes entre el año actual y 1987 desde hace tiempo. Entre otros factores, cita la depreciación del dólar, los tipos de interés de corto plazo en aumento, la reciente recesión de los beneficios empresariales (2015-2016), la reforma fiscal o el elevado déficit por cuenta corriente como aspectos similares a los acontecidos en 1987.
La pregunta que debemos hacernos como inversores es cómo interpretar estas analogías y advertencias. En este sentido, Hugo Ferrer es muy explícito al señalar que “cuando se habla mucho o son muchos los que hablan de una predicción concreta, las probabilidades juegan en contra de la misma”. En realidad, según él, lo que reflejan estas predicciones es cuál es el sentimiento reinante en el mercado.
Si echamos la vista atrás y vemos el grado de cumplimiento de este tipo de pronósticos, en base exclusivamente a la similitud de los patrones gráficos, vemos que es muy bajo o nulo. Pero también debemos prestar atención a los factores fundamentales que llevaron a 1987 y analizar si en la actualidad están también en juego. La historia no se repite, pero rima. Seguramente 1987 fue un evento único, cuya repetición exacta es muy improbable. Pero no les queda duda de que correcciones virulentas ocurren y seguirán ocurriendo. Por eso, recordar este crash nos debe servir de advertencia de que a veces lo improbable sucede, y entre otras cosas, el riesgo del apalancamiento en este tipo de episodios, es letal.
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