Hace dos semanas, el 7 de agosto, Elon Musk daba la sorpresa anunciando sus planes de sacar de la bolsa a Tesla a un precio que estaba por encima de la cotización en aquel momento. El mercado lo recibió inmediatamente con subidas, pero la reacción de la mayoría de analistas fue de escepticismo, como contamos en inBestia.
Día 7 de agosto, recuadrado en azul. El gap al alza de comienzos de agosto correspondió a la reacción positiva a los resultados presentados.
Este escepticismo parece haberse instaurado en el mercado tras las dudas generadas por el modo de proceder de Musk. El viernes la cotización cayó un 9% y ahora en pre-market viene cayendo un 3%, situándose por debajo de los 300$. Como cuenta el Financial Times, los que apostaran vendiendo en corto las acciones de Tesla después de la subida post-tweet, acumulan interesantes plusvalías latentes en muy pocos días. Al cierre del viernes la caída desde el cierre del 7 de agosto es de cerca del 20%.
La principal fuente de duda fue la afirmación de Musk de que la financiación para su plan estaba “garantizada” (funding secured). Los acontecimientos posteriores parecen sugerir que eso no era cierto. Podían existir negociaciones avanzadas con el fondo soberano saudí, pero en ningún momento estaba garantizada. Musk jugó con fuego, y podría quemarse.
JP Morgan acaba de publicar una nota en la que rebaja su precio objetivo en la friolera de ¡113 dólares por acción! desde 308$ a 195$. No se creen que la financiación estaba garantizada como dijo Musk. Vamos, que de una forma o de otra, mintió. Añadiendo leña al fuego, también acabamos de conocer que el fondo saudí está en conversaciones para invertir en un rival de Tesla, Lucid Motors. Y más importante, la autoridad reguladora del mercado de valores ha lanzado una investigación sobre sus declaraciones en Twitter, y parece que tienen prisa. Un cóctel explosivo.
Por otro lado, en una entrevista que concedió al New York Times, confesó que este último año había sido “el más difícil y doloroso de mi carrera”. Se encuentra exhausto por la presión a la que se ve sometido, trabajando hasta la extenuación para sacar a flote a su compañía (trabajando hasta 120 horas a la semana, sin salir de la fábrica en todo el día). Su salud estaría resintiéndose en todos los ámbitos (físico, mental, social). Tanto es así que la compañía parece estar planeando contratar a una persona que asista a Musk en sus actividades como CEO.
Fuente: Noah Berger/Bloomberg
Afirmó al NYT que su tuit era un intento por ser lo más transparente posible, y que no estaba bajo los efectos de marihuana. Manifestó que la junta de su compañía no se había molestado por su proceder y que no se arrepentía de haberlo hecho. Pero tras ser publicada la entrevista, una portavoz de Tesla contactó al periódico para decirles que habían acordado Musk y la junta que no volvería a publicar nada sobre los planes de privatización sin antes haberlo discutido con la junta. Lo que sugiere que a ésta no le gustó lo que hizo su CEO, razonablemente.
La entrevista muestra de un modo personal parte de lo que está viviendo Musk, una perspectiva que resulta muy interesante para comprender los últimos acontecimientos. ¿Fue un movimiento impulsivo a la desesperada, consciente de los riesgos a los que se enfrenta? ¿Estará volcando sus graves problemas en los “malvados bajistas que quieren destruirle”, cuando el origen de las dificultades de Tesla yacen en otro lugar?
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