Se ha perdido la guerra contra el coronavirus. Lo mejor es no cerrar la economía con cuarentenas

Los mercados, podría argüirse, son el barómetro más reactivo a las condiciones económicas. Tanto que aunque acierta muchas veces -es relativamentte eficiente-, también se pasa de rosca con el optimismo y con el pesimismo. Es un barómetro "demasiado sensible".

El pánico actual desencadenado desde el lunes, se produjo por dos hechos bien delimitados. Por un lado, el dictador chino Xi Jinping, declaró que su país se encontraba ante la alerta sanitaria más grave en 70 años, lo cual fue percibido como que tiraba la toalla, impotente ante el virus. Y, en segundo lugar, el virus se hizo presente con múltiples casos tanto en Irán, Corea del Sur y, sobre todo, Europa (Italia). 

El problema del virus no es que mate, que lo hace y con tasas significativamente más altas que la gripe común -por mucho que el periodista Lorenzo Milá diga que no-, sino que es un nuevo tipo de gripe (el quinto) y los países están luchando para que no se generalice como una gripe estacional más y la mejor herramienta que tienen son las cuarentenas. Pero las cuarentenas son antieconómicas ya que el cerrar fronteras y congerlas amplias zonas geográficas, obviamente hace declinar la actividad. 

De hecho, si fuera sólo por la mortalidad, tal vez incluso los mercados y lo Estados estarían encantados con el virus porque la tasa de mortalidad es realmente alta cuando se trata de personas de más de 60 años, lo que mejoraría las finanzas de los países desarrollados que no tendrían que afrontar los altos costes en pensiones y gastos sanitarios que generan las personas de edad más avanzada. 

Lo que realmente está haciendo que los mercados caigan, es el bloqueo económico que están provocando las cuarentenas. Por ello, cada vez que sale una noticia de nuevos infectados -en plural- en algún sitio, llegan nuevas ventas al mercado. Eso es lo que intenté explicar en mi artículo de ayer, donde señalé que para saber si comprar ahora el mercado es una oportunidad "contrarian", había que estar muy seguro de que las consecuencias económicas van a ser limitadas. 

Pero si se imponen más y más cuarentenas, es casi una seguridad que llegará una recesión global. Decir que esto es una oportunidad alcista sí o sí, es puro pensamiento mágico si no se explica en detalle la razón por las que las cuarentenas van a dejar de imponerse y cómo la economía podría seguir creciendo pese al parón. Los datos de actividad económica que llegan de china son horrorosos y podrían señalar lo que puede pasar en Occidente si se implementan masivamente.

Pero tristemente, la realidad empieza a imponerse y todo apunta a que se ha perdido la guerra contra el virus. Debido a que las personas infectadas pueden incubarlo hasta tres semanas sin síntomas, hace que sea imposible ya pararlo y que posiblemente en los próximos días y semanas veamos nuevos casos por toda Europa, América y África. Cuando las noticias son que múltiples países cuentan con infectados, podemos dar por hecho que el número se disparará en breve tanto como se disparó en Wuhan y en otras ciudades chinas tras los primeros casos. Es por eso que los especialistas en el tema comienzan a mostrarse pesimistas sobre la capacidad de contener el coronavirus. 

Es tarde, la guerra está perdida y por eso lo mejor es reconocerlo y no provocar más penurias. Si de todas maneras un porcentaje importante de la población va a morir sí o sí, que lo haga "libremente" como ocurre con tantas y tantas enfermedades víricas y de otro tipo. Pero no sumemos las cuarentenas a la enfermedad porque eso podría provocar muchas más muertes de las que se pretenden evitar aplicando dichas medidas.

Me explico. En los atentados del 11 de Septiembre de 2001 murieron de forma directa unas 3.016 personas. Y, sin embargo, es un hecho comprobado que murió mucha más gente en los meses posteriores en accidentes de tráfico adicionales que no se habrían producido con el volumen de tráfico normal, tráfico que había repuntado por el miedo de la gente a volar en aviones. 

Se estima que sólo en EE.UU. hubo 1.595 muertes más en los primeros doce meses en accidentes de tráfico, que no se habrían producido si tantos pasajeros no hubieran dejado de volar por miedo a sufrir actos terroritas en los aviones. Ese dato es sólo de EE.UU., a lo que habría que sumarle las víctimas adicionales de accidentes de tráfico que se produjeron en todo el mundo y por el tiempo real que duró el pánico, no sólo los primeros meses. Aunque no hay datos mundiales, haciendo una simple extrapolación al menos en los países desarrollados, es seguro decir que murió más gente por el miedo a los aviones tras el 11-S que en los propios atentados. O como dice la letra de La Cabra Mecánica, "máta más gente el tabaco que los aviones".

Aquí, con las cuarentenas, todo apunta que son inútiles y que el miedo al virus puede provocar más pérdidas económicas y por tantos más muertes (a más pobreza más muertes a nivel agregado) que las que se intentan salvar.  Al fin y al cabo es lo que China ha comenzado a comprender y por eso están haciendo volver a los trabajadores a las fábricas, a pesar de la crisis sanitaria. 

Pensado así ¿realmente vale la pena sacrificar las economías y las vidas que de ella dependen por parar un nuevo tipo de gripe que ya ha ganado la batalla?

En fin, no quiero que se interprete este artículo como una posición firme de mi parte ya que hay demasiado imponderables. Pero creo firmemente que las cuarentenas pueden llegar a matar más gente de las que salvan.