Que escriba este artículo para explicar que es un ETF puede sorprender a muchos ya que hay abundante información en internet al respecto (empezando por la Wikipedia) y además es un tema que no reviste especial complejidad.
Sin embargo, yo que practico un tipo de global macro o macro trading en el que opero, sobre todo, en índices de acciones -índices que se pueden operar con ETFs- recibo consultas y escritos de dudas por parte de mis lectores. Algunos incluso no terminan de fiarse de la operativa con ETFs y la verdad es que no les culpo ya que nadie debería fiarse de lo que no conoce en profundidad.
Si muchos no se hubieran fiado de las porquerías que se venden al público (preferentes mentirosas, OPVs malditas, sellos gastados y obligaciones huecas...) otro gallo cantaría. Nadie, jamás, debería invertir en una acción o instrumento que no comprende al completo.
¿Qué es un ETF?
Las siglas ETF responden al inglés Exchange-Traded Funds que puede traducirse malamente como fondo negociable en el mercado o, mejor aún, simplemente como fondo cotizado. Los ETFs nacieron en los años noventa como cestas de valores que replicaban a los índices (como el Ibex 35) y cuya gran diferencia con respecto a los fondos de inversión de toda la vida es que se pueden comprar y vender como una acción en cualquier momento de la sesión.
Es decir, si para invertir en un fondo de inversión tradicional hay que comprar participaciones y cuando queremos desinvertir tenemos que liquidarlas (un proceso que en España tarda varios días), en un ETF se puede invertir a las 9 de la mañana y salirse del mismo a las 9:15. Además, al negociarse como una acción, permite situar las diferentes tipos de órdenes que existen: a mercado, limitadas, stop loss, condicionales y un largo etcétera.
Tradicionalmente la industria de fondos tradicional se ha basado en la gestión activa, es decir, en ofrecer al cliente una gestión donde teóricamente se le va a ofrecer unos resultados superiores ya sea en términos de rentabilidad o de rentabilidad teniendo en cuenta la volatilidad. Y, desde sus inicios, la industria de los fondos cotizados o ETFs nació simplemente con la idea de replicar de forma pasiva el comportamiento de un índice de acciones, un sector, una materia prima, un indice de renta fija o incluso una divisa.
Es obvio que si el objetivo es replicar un índice de acciones no hace falta pagar materia gris que lo gestione, ya que simplemente la compañía gestora tiene que mantener la proporción de acciones adecuada que conforman dicho índice, un trabajo menor. Es por esto que las comisiones de los ETF son o deberían ser extraordinariamente bajas. De hecho los ETFs más baratos del mercado en EEUU están cobrando apenas un 0,04% anual.
En los años noventa, la incipiente moda de invertir pasivamente, junto con la posibilidad de hacerlo a través de fondos cotizados como cualquier otra acción y a unos precios aceptables, popularizó hasta el extremo estos vehículos de inversión.
Es cierto que la industria de fondos tradicional también vende fondos que replican índices, pero suelen tener comisiones más caras y, sobre todo, no se pueden negociar tan fácilmente como una acción. Y es cierto que desde 2008 también hay ETFs activamente gestionados, pero se tratan de estrategias activas transparentes y sistemáticas y son unas pocas.
Desde el punto de vista fiscal español un fondo tiene un tratamiento ventajoso, mientras que un ETF fiscalmente es como una acción. No obstante, esto no es así en todos los países y en EEUU los ETFs tienen una fiscalidad ventajosa. España, como siempre, es un país de segunda fila en cuestiones financieras.
Otra de las diferencias de un ETF con un fondo es que un ETF es completamente transparente y en todo momento sabemos de que está compuesto. Cada ETF viene con un prospecto o folleto informativo que conviene leer detenidamente para entender el producto. En el mismo se explica cómo está construido cada ETF y cuáles son sus particularidades e incluso todos los riesgos conocidos que pueden afectarle.
De hecho, cada vez que se opere un nuevo ETF recomiendo encarecidamente leer el prospecto porque no todos los ETFs son iguales. En este enlace pueden encontrar un ejemplo del prospecto del ETF más líquido del mundo para que se hagan una idea de como es un documento de este tipo.
La gran mayoría de ETFs son sencillos vehículos de inversión que solo son cestas que replican el comportamiento de algún índice o segmento del mercado y que, en caso de quiebra de la compañía gestora, el inversor no se verá perjudicado porque su inversión estará respaldada por los activos que componen dicho ETF (acciones, bonos, etc).
Sin embargo hay ETFs complejos que pueden producir grandes pérdidas si no se comprenden. Por ejemplo, los ETFs inversos (replican un índice al revés), apalancados y apalancados inversos pueden producir la ruina total de forma inmediata o lentamente dependiendo de como estén "construidos". Así, si estos ETF utilizan derivados (especialmente derivados over the counter) están sujetos al riesgo de contrapartida y en tiempos de crisis puede ocurrir que donde el inversor pensaba que era dueño de activos se da cuenta que era solo el dueño de un contrato donde la contraparte ha desaparecido.
Además, los ETFs que han de mantener un apalancamiento financiero constante (por ejemplo siempre subir un 2% si el índice sube un 1% ese día) sufren una pérdida constante por efecto del rebalanceo. No puedo extenderme en esto aquí ya que los interesados tienen fuentes de sobra donde consultar esta problemática, pero en la práctica se traduce en que los ETFs apalancados solamente se han de usar para el muy corto plazo.
Simple y llanamente, la gran mayoría de ETFs son productos sencillos sin riesgos especiales, pero se hace obligado el saber en qué se está invirtiendo y para ello se ha de consultar el folleto informativo y tener especial cuidado con aquellos ETFs inversos, apalancados, apalancados inversos o que utilicen derivados exóticos. Como todo en esta vida, bien utilizados pueden ser una gran herramienta, pero si se los opera desde la ignorancia pueden provocar la ruina completa. Exactamente lo mismo que ocurre al invertir en acciones o en fondos: hay que saber elegir las acciones y los fondos.
Los ETFs más populares son los que replican índices de acciones, como el ETF con código SPY que replica el comportamiento del índice norteamericano S&P 500, y a continuación los ETFs sectoriales como el ETF con código XLF que replica a las compañías que pertenecen al sector financiero dentro del índice S&P 500:
Pero hay ETFs para prácticamente todo: ETFs de pequeñas empresas, de bonos soberanos, de bonos corporativos, de bonos con baja calificación crediticia, de empresas "value", de empresas en crecimiento, de oro, de plata e incluso, como mencione anteriormente, ETFs que replican estrategias de inversión.
Por poner un ejemplo, el ETF con código GURU replica (con importante retraso) los movimientos de algunos de los mejores gestores del planeta. Lo que hacen los gestores de este ETF es leer los documentos que los hedge funds envían a la SEC (la CNMV norteamericana) cuando alcanzan una posición importante en un valor. Es un dato muy retrasado y los creadores de este ETF creen que tiene valor y, por lo visto, muchos clientes también. De momento, desde la fecha de su creación, el 1 de junio de 2012, el ETF GURU supera a la rentabilidad del ETF SPY (S&P 500) en 7 puntos porcentuales.
De todas maneras, hay que tener en cuenta que el ETF SPY reparte los dividendos de las 500 compañías del índice S&P 500 y eso no sale reflejado en el gráfico. ¿Hace lo mismo el ETF GURU? Yo personalmente no lo sé, pero les dejo el enlace al prospecto para que lo averigüen :)
Finalmente, lo que más me sorprende es la innumerable cantidad de bancos y brokers que no permiten a sus clientes contratar un ETF que no esté en el "menú" que el propio banco o broker ofrece.
De esta manera, si un ETF se caracteriza porque se negocia como una acción y se puede comprar, por ejemplo, en la bolsa de Nueva York como el que compra una acción de Apple, resulta que es una práctica extendida en España que los brokers no dejen comprar ese ETF de la bolsa de Nueva York y obligue al cliente a comprar un ETF de la casa, normalmente con comisiones elevadísimas y probablemente con una horquilla de negociación trucada.
Mi consejo: si tu broker o banco no te deja comprar un sencillo ETF como el EWG que replica a la bolsa alemana y que cotiza en Nueva York, simplemente cambia de broker o de banco. Te están tomando el pelo.
Haré una analogía. Igual que un buen hotel se sabe si es bueno simplemente saboreando el zumo de naranja, un broker o banco decente se conoce por si te da acceso a todos los ETFs que cotizan en los mercados regulados.
Una última nota: la operativa global macro que yo practico, en la que opero sobre índices, se puede desarrollar con varios instrumentos, ya sean futuros, CFDs, ETFs u opciones. Técnicamente, el futuro es la forma más eficiente y barata de operar un índice, pero un ETF de buena calidad y precio también puede ser una opción correcta para la gran mayoría de inversores.