El presente artículo fue publicado en el diario Cinco Días el pasado 30 de enero.
Decía sir John Templeton que this time it’s different –esta vez es diferente– eran las cuatro palabras más caras que existían en lengua inglesa. A lo que se refería este legendario inversor es que, cuando se llega a condiciones extremas de malas noticias, la masa de inversores tiende a extrapolar el pasado más reciente de los últimos trimestres, para pensar que todo continuará yendo a peor de forma irremediable.
Sin embargo, los mercados son cíclicos y son mecanismos de descuento de expectativas que centran su atención en lo que puede ocurrir en una ventana temporal de entre tres y 30 meses. También decía Templeton, en otra de sus célebres frases, que “los mercados alcistas nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia”.
Sin embargo, los inversores, tanto amateurs como profesionales, siempre olvidan cómo funcionan los mercados y acaban pensando que los mercados alcistas nacen cuando todo pasa a estar bien y es de color de rosas. Pero para cuando todo esté ya bien, la realidad es que los mercados ya habrán subido descontando esas mejoras.
Ahora mismo estamos en una de esas situaciones donde la gran mayoría mantiene perspectivas negativas sobre la economía y los mercados. Es más, casi nadie imagina o visualiza que estemos ante un nuevo mercado alcista, lo cual hace que precisamente ese mercado sea más probable.
A nivel social, las expectativas a 12 meses vista de los consumidores en la eurozona, según datos de Eurostat, alcanzaron en julio de 2022 la segunda cifra más pesimista de toda la serie histórica, al reflejar una lectura de -48,2 puntos. ¿Y cuál fue la lectura más pesimista de esta estadística? La del mes de abril de 2020, en plena pandemia, cuando se registró una lectura de -58,6 puntos.
Esto es relevante porque picos extremos de pesimismo social correlacionan altamente con excelentes retornos bursátiles en los siguientes trimestres. Así de contraintuitiva es la Bolsa.
Este mismo fenómeno se repite en Estados Unidos, donde la encuesta a los consumidores, que lleva a cabo desde hace décadas la Universidad de Michigan, reflejó el pasado agosto la lectura más pesimista de toda la serie histórica con 53,2 puntos. Peor incluso que en diciembre de 1979, cuando se alcanzó el anterior récord de pesimismo con 62,1 puntos, en unos tiempos en los que Paul Vocker, presidente de la Reserva Federal por aquel entonces, andaba subiendo los tipos de interés hasta casi el 20%.
Pero no terminan aquí las evidencias de que estamos en uno de los puntos de mayor de pesimismo de las últimas décadas. Según la encuesta que lleva a cabo la Reserva Federal sobre las expectativas de los economistas para los próximos 12 meses, la Survey of Professional Forecasters, nunca antes tantos economistas habían pronosticado la llegada de una recesión. Esto es relevante porque, cuando todo el mundo ya sabe lo que va a ocurrir, es altamente probable que el mercado ya lo haya descontado en sus cotizaciones.
Por otro lado, y no menos llamativo, resulta que, según Bloomberg, 2023 es el primer año en el que el consenso de los analistas de Wall Street espera un ejercicio bajista en Bolsa, algo que no había ocurrido nunca en esa serie histórica, ni siquiera antes o después de la Gran Recesión.
En otra encuesta muy seguida por el mercado, la llevada a cabo por Bank of America a gestores de inversiones, que en conjunto tramitan más de un billón de dólares –billón europeo, no nos equivoquemos–, arroja que estos gestores han alcanzado, de nuevo, el punto de mayor cautela inversora de toda la serie histórica. Y, por supuesto, su posicionamiento con respecto a la renta variable es uno de los más pesimistas de toda la historia, solo siendo superado por algunos momentos del gran mercado bajista de 2008.
A nivel de los inversores particulares, según la encuesta de American Investors sobre inversores estadounidenses, el pesimismo alcanzado en las últimas semanas es el mismo que se observó tras la recesión y mercado bajista de 1990, la crisis financiera de 2008 y en 2020 durante la pandemia. Quien tenga memoria recordará que todos esos fueron excelentes momentos para invertir en Bolsa.
¿Quieren más récords de pesimismo? No hay problema, tengo más datos. Según la encuesta que elabora The Conference Board con opiniones de los consejeros delegados en Estados Unidos, estos alcanzaron el nivel de mayor pesimismo sobre sus expectativas económicas a seis meses vista de toda la serie histórica. Más pesimismo que en 1991, 2003, 2009 o 2020, todas estas fechas que, con el retrovisor, sabemos que fueron excelentes para invertir en activos de riesgo.
Por supuesto, podemos discutir si las Bolsas se apreciarán o depreciarán, o si esta vez es realmente diferente o no, pero es objetivo que existe el pesimismo propio del comienzo de los mercados alcistas. Y si las enseñanzas que John Templeton nos dejó siguen estando vigentes, esta vez tampoco será diferente y, de forma cíclica, estamos ante una buena oportunidad en las Bolsas.
En el momento actual todo el mundo es pesimista. Desde los consumidores y los inversores particulares, hasta los grandes analistas de Wall Street y economistas que encuesta la Reserva Federal, pasando por los mayores gestores de inversiones del planeta y hasta por los consejeros delegados de las grandes empresas estadounidenses.
Simplemente, contradígalos a todos porque, al fin y al cabo, en los mercados, nunca nada que todos supieran, jamás ha funcionado. O como decía otro gigante de la historia de los mercados, André Kostolany, “lo que en Bolsa todos saben, a mí no me interesa”.