El mes de julio supuso el final de 9 meses de racha positiva o de contracción en las listas del paro en la Eurozona (EA 18) al sumarse a las colas del paro 4.000 personas. No es una gran cifra negativa pero contrasta fuertemente con las 167.000 almas que dejaron la situación de desempleo en junio.
No obstante, este es un dato altamente volátil (no hay más que ver la gráfica anterior) y por eso mi costumbre es ver la media de 3 meses, la cual sigue en negativo por décimo tercer mes consecutivo (dato positivo) y dentro del rango del rango observado en el presente año 2014.
El mes de julio ha sido malo, pero teniendo en cuenta la volatilidad del dato y la media de corto plazo, lo mejor es ser prudentes y no pensar que está produciéndose un gran cambio en las tendencias laborales. Han sido múltiples las veces que en este blog he señalado que un dato macroeconómico puntual carece de significado y que hay que analizar los indicadores en contexto con otros indicadores económicos. En noviembre de 2012 lo expliqué en mi artículo Nunca hagas caso a lo que señale un indicador económico en un solo punto y hace unos días analicé el contexto actual en mi artículo ¿Está Europa entrando en recesión? en el que, por el momento, descartaba la posibilidad de una recesión en el viejo continente.
Hasta el mes de julio, el número de ciudadanos de la eurozona que se encontraban parados, se había contraído en 725.000 con respecto al mismo mes del año anterior, lo cual es una cifra positiva y que sigue señalando la senda de la recuperación en la eurozona.
La tasa de paro se mantuvo en julio en el 11,5%, una cifra sensiblemente inferior al récord cíclico visto entre marzo y septiembre del año pasado.
Conclusión: un mes malo que no permite determinar si realmente se está produciendo un deterioro laboral de calado en la eurozona. Se hace necesario -como llevo haciendo ya dos meses- una observación cercana a las situación económica de la eurozona, especialmente tras el deterioro del sentimiento económico en la eurozona.