Una pregunta recurrente que he escuchado acerca de la inversión con baja volatilidad (low-volatility investing) es: "¿Dónde está el dolor?". En otras palabras, ¿cómo puede una estrategia de inversión funcionar tan bien si requiere poco compromiso durante períodos difíciles? En pocas palabras, para muchos, la idea de que una estrategia de inversión puede superar al mercado en el largo plazo, al tiempo que experimenta una menor volatilidad y drawdown (descenso desde máximos a mínimos) a lo largo del camino, simplemente suena demasiado buena para ser cierta.
Sin embargo, sería un error pensar que no hay dolor asociado con la inversión de baja volatilidad, sí que lo hay. Simplemente no es el dolor que la mayoría de los inversores imaginan. Como señala el experto en esta estrategia de baja volatilidad Pim van Vliet en un podcast reciente, el dolor de la inversión de baja volatilidad es único entre las estrategias de inversión, ya que requiere disciplina para tolerar el aburrimiento asociado con ella. En lugar de oscilaciones salvajes hacia arriba o hacia abajo, o períodos prolongados de excesos seguidos por un rendimiento inferior, las inversiones de baja volatilidad pueden ser agotadoras para los inversores impacientes; si bien los beneficios de la estrategia deberían acumularse con el paso del tiempo, la falta de entusiasmo a lo largo del camino puede ser angustiosa para los inversores impacientes, que ven a sus amigos y su familia gozar de la posibilidad de aplicar estrategias que se mueven más rápido, por lo menos durante un cierto período de tiempo.
Tomemos, por ejemplo, el hecho de que desde enero de 1994, el S&P 500 Low Volatility Index (índice de Baja Volatilidad) ha promediado rentabilidades por encima del mercado (10,88% hasta abril, frente al 9,68% del S&P 500), a pesar de que ha tenido un desempeño anual peor que el S&P 500 en quince de los veintiséis años (incluyendo hasta ahora en 2019):
En comparación, el S&P 500 Growth Index (índice de Crecimiento), que también ha batido al mercado general (10,27% anual hasta abril), lo ha hecho de una forma más convencional, haciéndolo mejor que el S&P 500 en dieciséis de los veintiséis años.
A lo largo de los períodos continuos, las diferencias son un poco más marcadas; mientras que el índice de Baja Volatilidad ha sufrido numerosos períodos de tres años por detrás del mercado, el índice de Crecimiento rara vez se ha quedado rezagado, excluyendo el pinchazo de la burbuja de la tecnología:
Sin embargo, quizás la mejor manera de ilustrar el punto de vista de Pim sobre el aburrimiento relativo asociado con la inversión de baja volatilidad es representar gráficamente el rango de rentabilidades mensuales junto con las del índice del mercado y las del índice de Crecimiento:
Claramente, en relación con el índice y el estilo de la competencia, el Crecimiento, los rendimientos mensuales de la Baja Volatilidad están bastante acotados, cayendo en un rango estrecho. Es precisamente este enfoque de la "tortuga contra la liebre" el que constituye el "dolor" de la inversión de baja volatilidad, y quizás explica por qué ha sido una estrategia ganadora perdurable a lo largo del tiempo. Como Pim lo dijo tan bien, "Sólo en retrospectiva verás los beneficios de la inversión de baja volatilidad".
Nota del editor:
Este artículo se publicó originalmente en inglés, en el blog de Fortune Financial Advisors. El lector puede seguir al autor en Twitter. Traducción realizada por la edición de inBestia.
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