A pesar de que el ciclo más importante de todos, el estadounidense, sigue acumulando signos de fin de ciclo, todo parece apuntar a una fase secundaria alcista/expansiva a nivel global. Por un lado es normal, ya que una fase final del ciclo se puede dilatar durante varios trimestres e incluso años y, además, la Reserva Federal ha girado radicalmente en su política monetaria, lo cual es un soporte importante para el ciclo.
Que el ciclo EEUU está maduro y en su fase final, para mí es casi una evidencia. Por ejemplo, la inversión privada inmobiliaria residencial, algo que muchas veces ha sido definido como el “verdadero ciclo”, declinó en términos interanuales por segundo trimestre consecutivo. Es decir, en el cuarto trimestre de 2018 descendía un 3,25% anual y en el primer trimestre de 2019 descendía un 3,11% anual.
Para que se entienda la importancia de este indicador, o del ciclo inmobiliario en el ciclo general, en los últimos 50 años 6 de las últimas 7 recesiones llegaron tras un retroceso de la inversión privada inmobiliaria residencial. Este es un indicador que suele ser el primero en flaquear en el ciclo, pero también hay que aceptar que es un indicador “superadelantado”. De hecho, en el anterior ciclo la inversión privada en bienes inmobiliarios residenciales comenzó a declinar en el segundo trimestre de 2006 y la recesión no llegaría hasta finales del año 2007 y la bolsa estadounidense seguiría apreciándose hasta octubre de 2007, casi un año y medio más tarde.
El mismo dato que el anterior, lo represento en el siguiente gráfico pero esta vez con datos anuales a cierre de cada año, ya que no hay datos trimestrales tan antiguos. Como se puede observar, cuando la inversión privada en el sector inmobiliario residencial declina, es altamente probable la llegada de una recesión antes de 1 o 2 años, según el caso.
En el mismo sentido, la encuesta de confianza que realiza la Universidad de Michigan, en su apartado de “índice de condiciones de compra de casas”, refleja el deterioro de este mercado, hasta niveles típicos que se alcanzan antes de la llegada de una recesión. Y de nuevo, es un indicador a veces demasiado adelantado -en ocasiones hasta 2 años- y por tanto hay que ser cautelosos con no volverse bajista demasiado temprano.
Estos indicios, juntos con un incipiente retroceso del dinero en circulación en la economía (M1), apuntalan la idea de que el ciclo estadounidense está llegando a su fin.
Pero por otro lado, probablemente, como decimos, es demasiado temprano y aún no se aprecian otros signos que deberían aparecer para determinar que no solo el ciclo está en su fase final, sino que ha llegado a su final efectivo.
De hecho, todo apunta a que el ciclo global está pasando de una fase expansiva desacelerada a una fase expansiva acelerada y por tanto alcista en el corto plazo (1 año o menos). Y lo que es más interesante, el comportamiento de los mercados financieros está apoyando esa idea. Es decir, la macro y lo técnico aparentan “rimar” al alza.
Yendo directamente al foco del problema en los últimos trimestres, es decir, a la fortísima desaceleración de la economía china, podemos ver que empiezan a producirse buenas noticias. Por ejemplo, la M1 -es decir el dinero en circulación-, y que es el mejor predictor de la actividad económica, ha empezado a repuntar recientemente. Con ese repunte, si se sostiene, veremos que en los próximos meses la actividad económica global se reacelerará de nuevo.
El dinero en circulación está completamente relacionado con el flujo del crédito, dado el carácter de reserva fraccionaria de las economías modernas. De hecho, observando el siguiente gráfico, se puede advertir que las fases de aceleración al crédito en China coinciden a la perfección con los últimos mercados alcistas a nivel global. China cada vez influye más y, por supuesto, China cada vez más está bajo la influencia del ciclo general. Si el reciente cambio o giro de las condiciones generales se mantiene, podemos hablar de una fase expansiva acelerada del ciclo.
Este cambio importante del ciclo económico chino ya se está haciendo notar en sus vecinos. Por ejemplo, las exportaciones de las empresas de semiconductores en Corea del Sur están repuntando, en lo que es un claro signo del cambio que se está produciendo.
Y aunque el indicador adelantado de la economía global elaborado por la OECD aún no había girado al alza en febrero -último dato disponible-, dado que venía frenando la caída desde principios de años y dado que el principal foco de preocupación -China- está girando de sentido, todo señala a que el indicador global ha girado al alza en abril (esto solo lo sabremos en junio a ciencia cierta).
Esto no solo es una especulación, ya que si observamos el comportamiento del indicador líder de la OECD en el muy corto plazo y extrapolamos su fuerte rebote, nos confirma la idea del cambio de sentido o el paso de la economía global a una nueva fase de reaceleración (curva verde siguiente gráfico).
Según nuestra estrategia, para ser alcistas necesitamos (1) que la economía siga en expansión -aunque se encuentre en la fase final del ciclo-, (2) que el ciclo global esté en una fase de reaceleración y (3) que técnicamente el mercado esté indicando que está en tendencia alcista.
Actualmente y aproximadamente desde el mes de abril se están cumpliendo las tres condiciones y por ello somos completamente alcistas por primera vez desde febrero de 2018.
Dejando atrás el ciclo macroeconómico global, el comportamiento técnico general del mercado está siendo el típico que se da al inicio de fases alcistas sostenidas. Por ejemplo, la recuperación de la amplitud del mercado es un claro signo alcista tras la corrección de 2018. En un entorno de crecimiento y reaceleración económica, la señal tiende a ser confiable. Eso sí, a veces la señal dura años y otras veces unos pocos trimestres (4 trimestres en el caso de abril de 1999). En este caso la definición de “recuperación de la amplitud”, es que más del 50% de las acciones de la bolsa de Nueva York coticen por encima de sus propias medias de 200 sesiones después de una lectura menor del 20%.
A nivel tendencial la Curva de Coppock está generando una señal alcista en este mes de mayo en el índice Global Dow, que engloba a las mayores 150 empresas del planeta. Este indicador que existe desde hace varias décadas y que utilizamos desde hace muchos años -aunque apenas lo nombre-, es un excelente indicador técnico de medio plazo. De hecho, en los últimos 90 años solo se ha equivocado en dos ocasiones en la bolsa americana y, además, fueron errores que se solventaron rápidamente (en pocos meses).
Este tipo de elementos técnicos son los que determinan que una tendencia bursátil probablemente haya cambiado de sentido. Son indicadores que filtran el ruido de más corto plazo y ayudan a interpretar las grandes tendencias. No son certezas ya que a veces fallan o tienen un recorrido muy corto, pero históricamente y probabilísticamente funcionan. Si a ello se le suma la consideración macro, el dictamen es más confiable.
No obstante, esto para nosotros no es un acto de fe. El siguiente gráfico es el más importante de todos. En el panel superior se representa el índice Global Dow con su media de 2 y 10 meses y en el panel inferior la Curva de Coppock. Tanto la Curva de Coppock como el simple cruce de medias al alza, están definiendo la tendencia alcista. Ahora bien, desde el punto de vista técnico, consideramos que la tendencia permanece alcista mientras no viole a la baja el mínimo del mes que supuso el cruce de medias al alza. En este caso los 2.928 puntos del índice Global Dow.
En el pasado, cuando se quiebra a la baja el mínimo del mes que supone el cruce de las medias al alza, ha sido un evento muy bajista y el que se respete es una situación alcista.
Ahora bien, si el mercado corrige en las próximas semanas y quiebra ese nivel, entonces mientras se encuentre por debajo volveremos a ser neutrales, pero mientras siga por encima del mismo o, si lo rompe a la baja y vuelve sobre el mismo, seremos en todo momento alcista...hasta que creamos entender que el ciclo secundario llega a su final.
A nivel operativo esto no significa que estemos “comprados” o alcistas todo el tiempo. Significa que buscamos oportunidades al alza y, si por fin se produce una corrección interesante (mayor al 5%) o una consolidación de varias semanas de duración, entonces sí intentaríamos mantener una posición alcista de varios meses. Eso es algo que aún no ha ocurrido, pero no tengo dudas de que llegará porque no hay mercado que suba de forma vertical como lo ha hecho en EEUU en los últimos meses.