El 23 de junio de hace un año fue un hito en la historia de Europa. Los británicos fueron a las urnas, en uno de los referendos más seguido en las últimas décadas, para votar sobre el Brexit. En el momento en el que los votos ya estaban contados y estaba claro que el Reino Unido había elegido abandonar la Unión Europea, el miedo repuntó entre los inversores. En el Reino Unido, los expertos anunciaron todas las calamidades que iban a llegar. En Europa, el miedo era por algo diferente; temían que la salida del Reino Unido solo era un signo más de euroescepticismo y que otros países seguirían el mismo camino muy pronto. Los medios de comunicación se llenaron de términos como Nexit, Frexit o Quitaly para hablar de las posibles salidas de los Países Bajos, Francia o Italia. Pero cuando ya ha pasado un año, la tan temida reacción en cadena del Brexit no se ha materializado. Es más, las evidencias señalan que el euroescepticismo está decayendo.
Buena parte al temor a una reacción en cadena se debía a que muchos veían el referéndum como una rebelión contra la burocracia proveniente de Bruselas, la cual supuestamente estanca el crecimiento económico. Los expertos pronosticaban bajo crecimiento -e incluso una recesión doble- lo cual podía ser el sustrato para otros resultados electorales similares en Europa. Tal vez esto pudo ser, pero los diferentes comicios desde entonces no han mostrado el mismo patrón.
En marzo de este año, los holandeses fueron a las urnas en medio del temor a que Geert Wilders y su partido anti-euro, el Partido de la Libertad (PdL), alcanzaran una mayoría suficiente para sacar a los Países Bajos del euro y de la Unión Europea. En muchas de las encuestas realizadas a principios de año, Wilders figuraba como el favorito y aún así perdió las elecciones. Su oponente, Mark Rutte, y su Partido para la Libertad y la Democracia, ganó las elecciones y actualmente está en proceso de formar una coalición en la que ni siquiera está el PdL de Wilders. El siguiente en la lista de países con procesos electivos, Francia, veía como la candidata anti-euro, Marine le Pen del Frente Nacional, figuraba alto en las encuestas y se temía que pudiese alcanzar la presidencia. Pero tras dos rondas electorales para elegir presidente y con las legislativas también a las espaldas, Francia ha optado, de largo, por el centrista Emmanuel Macron. Los euroescépticos han fallado en ambos frentes.
También en países europeos llamados a las urnas en la segunda mitad de este año, el euroescepticismo no lo está haciendo nada bien. El alemán Alternative für Deutschland (AfD) tenía encuestas que le otorgaban bastantes votos a principios de año, pero su apoyo ha caído desde las elecciones en Países Bajos y Francia, y su apoyo ha disminuido en algunas elecciones regionales y locales que han tenido lugar recientemente. Es más, sus números nunca amenazaron con alcanzar al partido socialdemócrata alemán o a la actual Canciller Angela Merkel, de los democristianos germanos. Ya se verá lo que ocurre en septiembre, pero al AfD va a necesitar un pequeño milagro para ganar influencia en el Bundestag.
Por su parte, los italianos irán a las urnas en algún momento anterior a mayo de 2018. Muchos temen que el fuerte apoyo que tiene en las encuestas el partido Movimiento 5 Estrellas (M5E) cause problemas. Este partido tiene más apoyo que el AfD en Alemania, pero, como ellos, parecen que están perdiendo apoyo en los últimos meses. En origen el Movimiento 5 Estrellas no era un partido anti-euro o anti Unión Europea. De hecho, su idea de celebrar un referéndum sobre el euro data del 22 de junio de 2016, un día antes del referendo británico. Tal vez era una buena jugada política dado el repunte del sentimiento anti-euro de hace un año para frenar al partido más extremista Liga Norte que crecía en las encuestas.
Gráfico añadido por inBestia.com Agregado de encuestas electorales para las próximas elecciones italianas. En rojo el Partido Democrático y en amarillo el Movimiento Cinco Estrellas.
Sin embargo, ahora parece que el M5E está tomando nota de los cambios producidos desde entonces. Después de unas pobres elecciones locales en Italia, parece que el M5E está calibrando mejor su promesa. Hace unos días, Carla Ruocco del M5E, definió la promesa de un referendo como una herramienta de negociación, con las siguientes palabras: “los grandes inversores y los mercados deberían ser capaces de distinguir las intenciones reales del Movimiento 5 Estrellas en cuanto al euro”. Nosotros esperamos que los inversores sean capaces de leer entre líneas, sobre todo porque los referendos vinculantes no son legales bajo la Constitución Italiana. Sine embargo, no estamos tan seguros de que así sea. Es más, una encuesta reciente de Pew Research muestra cómo alrededor del 61% de los italianos están a favor del euro, y al mismo tiempo el 61% de los italianos ve favorablemente al Movimiento 5 Estrellas.
Esa encuesta aclara por qué el sentimiento anti Unión Europea y anti euro ha declinado. Los encuestados mostraron una mejor opinión sobre la situación económica en los 10 países sujetos a estudio, que incluía a los Países Bajos, Alemania, Francia e Italia. Así mismo la opinión sobre la Unión Europea también mejoraba. El porcentaje de alemanes que consideran a la Unión Europea como “algo favorable o muy favorable” creció 16 puntos porcentuales desde junio de 2016 hasta un 69%. En los Países Bajos creció 13 puntos hasta el 64%, en Francia se creció 18 puntos hasta el 56%. Solo en Italia esta visión favorable declinó, pero solo en dos puntos.
De forma similar, muchos de los encuestados veían el Brexit como un evento negativo para la Unión Europea y el Reino Unido. Mientras que es verdad que en los doce meses que han seguido al referendo británico no hemos visto el desastre que se pronosticaba, también es cierto que el Reino Unido encara una larga travesía llena de obstáculos. Parece que el atractivo del voto protesta contra el status quo ha caído en la medida en la que la opinión favorable de este status quo se ha recuperado. Con un sentimiento más positivo es más improbable que se den más casos de salidas de la Unión Europea o del euro.
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