Productividad y Competitividad en España

15 de febrero, 2017 0
Inversor particular. Autor del libro: "El Camino hacia el Sol: Economía, Energía, Medio Ambiente y Sociedad"
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Existen múltiples modos de medir la productividad, siendo quizá la más frecuente recurrir al PIB per capita. Sin embargo, y aunque el PIB per capita también depende de ellas, es más fiable la evaluación a través de la productividad laboral, que a su vez puede contemplarse como la producción por trabajador o como la producción por hora trabajada.

La productividad por trabajador viene determinada por el número de horas trabajadas, que es una medida del esfuerzo, y por la productividad por hora trabajada, capturando esta última en mayor medida los cambios de productividad resultado de los avances tecnológicos.

La productividad, sin embargo, no se encuentra determinada solo por el factor trabajo, la inversión en capital también contribuye a incrementar la productividad y se refleja en la productividad laboral. Sin embargo, dadas las limitaciones de incorporar trabajo y capital adicionales, los incrementos de productividad a partir de mejoras de eficiencia e innovación son clave para conseguir un crecimiento a largo plazo.

Los avances tecnológicos y mejoras de eficiencia también se recogen en otro modo de medir la productividad, denominado “Productividad Total de los Factores” (PTF), que se define como la forma de valorar el crecimiento independientemente del incremento de los inputs (trabajo y capital), midiendo el grado de eficiencia con que el capital y trabajo son usados en el proceso de producción, al mismo tiempo que recoge las innovaciones, y la influencia de la calidad de las instituciones y las habilidades de la fuerza de trabajo.

La importancia de la productividad radica en que es un elemento esencial de la competitividad, por lo que merece la pena llevar a cabo un análisis de la misma, teniendo en cuenta que su evaluación se debe realizar en términos relativos con respecto a su evolución en otros países.

En este sentido, un artículo de la FED de ST Louis de AM Santacreu da información muy interesante sobre la productividad de distintos países comparada con U.S. . indicándonos que la productividad medida como PIB por hora trabajada es semejante entre Europa y U.S., mientras que si se utiliza el PIB per capita, la diferencia es mayor, sugiriendo que la utilización del factor trabajo es muy superior en U.S..

Por ejemplo, en el caso de Alemania, el número de horas trabajadas por empleado en 2013 era de 1.392, mientras que en U.S. era de 1.707, un 22,62% mayor. Produciéndose lo contrario en los países asiáticos, como por ejemplo Singapur, donde el número de horas trabajadas es un 41% superior al de un trabajador de U.S.

Con respecto a la productividad por hora trabajada, España se sitúa en la décimotercera posición de veintidós países analizados (figura siguiente), pero solo por delante de Finlandia, Italia, Grecia y Portugal en área euro; y ocupa la decimosegunda posición en cuanto a número de horas trabajadas por trabajador, solo por detrás de Grecia, Portugal, Irlanda e Italia en el área euro.

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Figura.- Comparativa de la productividad laboral en U.S. con respecto a una selección de países. Los datos se referencian al dato de U.S.. El ratio horas por trabajador:PIB por hora trabajada ( (H/T)/(P/H) ) hace referencia a la ponderación sobre la productividad del número de horas trabajadas sobre la productividad por hora trabajada. Elaboración propia a partir de How Should Labor Productivity Be Measured . FED de Saint Louis, datos del año 2013.

Curiosamente, estos dos parámetros, productividad por hora de trabajo y número de horas de trabajo por empleado y por país presentan una correlación negativa (-0,816 con n=16, significativo con p<0,001), lo que indica que en los países donde la productividad por hora de trabajo es reducida se suple con un mayor número de horas de trabajo.

Para evaluar la importancia relativa del número de horas de trabajo con respecto a la productividad por hora de trabajo he creado un ratio: “número de horas trabajadas/productividad por hora”. Este ratio, en España, presenta un valor de 1,32 , el sexto mayor de los países analizados en el artículo de Santacreu de la UE-28 y Noruega, poniendo de relieve la importancia del número de horas de trabajo sobre la “calidad” de dicho trabajo (productividad por hora de trabajo) en nuestro país.

Adicionalmente, el análisis de la productividad por hora trabajada en España nos indica que es el 74% de la de USA y un 87% de la alemana. Pero además, en este último caso, como simultáneamente la proporción de trabajadores alemanes con respecto a la población total es un 41% superior a la española, y a pesar de que el horario de trabajo alemán supone solo un 84% de la de un español, el PIB per capita alemán es un 35% superior al español. Es decir, la mayor productividad por hora y la mayor incorporación de la población al mercado de trabajo permite a los alemanes trabajar menos horas y tener una mayor calidad de vida medida como PIB per capita.

Normalmente, en los análisis de productividad, se utiliza como indicador el incremento de productividad por hora de trabajo, que hace referencia a la evolución de la productividad interna de un país, lo que siendo importante, no excluye que lo que verdaderamente importa es la productividad absoluta, es decir, la producción por trabajador u hora trabajada, que es lo que determina la competitividad con respecto a terceros países, principalmente de la UE-28 y AE-19, ya que estos suponen la mayoría de nuestras exportaciones, concretamente en los nueve primeros meses de 2016 el 66,45% de las exportaciones fueron dirigidas a la UE-28 y el 51,71% al AE-19 (boletín estadístico del Banco de España).

En función del análisis de los datos proporcionados por la OCDE, podemos apreciar como España se encuentra en una posición intermedia entre los 35 países de la OCDE y de la UE-28 pero por detrás de la media del G7 y el los países del área euro, tanto en cuanto productividad por hora trabajada como productividad por trabajador.

Estos datos pueden hacer suponer que España no se encuentra mal posicionada. Sin embargo, estar situados en la media no quiere decir que la diferencia de productividad con otros países no llegue a ser elevada, como se muestra en la gráfica siguiente, donde se puede apreciar como la productividad por hora trabajada es del orden de un 65-71% superior en Luxemburgo, Irlanda y Noruega, si bien en estos casos puede explicarse por ser centro financiero, albergar grandes multinacionales o explotar recursos naturales respectivamente; lo que no excluye que existan otros países que no presentan estos condicionantes como Bélgica, Dinamarca, USA, Holanda , Francia o Alemania cuya productividad por hora trabajada es entre un 37-25% superior a la española. Mientras que en cuanto al PIB por persona empleada, excluyendo Luxemburgo, Irlanda y Noruega, existen varios países con productividades ente el 38-12% superiores a España.

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Figura.- Diferencia de productividad entre España y los distintos países de la OCDE como productividad por hora de trabajo y como PIB por trabajador en precios constantes en dólares de 2010. Datos OCDE.

Debemos comprender por tanto, que para alcanzar un nivel de vida semejante a los países con mayor PIB per capita es necesario incrementar la productividad, ya que como se puede apreciar en la figura siguiente, existe una fuerte correlación (0,849) entre el PIB por trabajador y el PIB per capita , presentando los principales países de la OCDE niveles de productividad por empleado superiores a España. Siendo el incremento de productividad española factible como resultado de los numerosos problemas de nuestra economía, que subsanándolos, nos permitiría mejorar en este sentido.

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Figura.- Estudio de correlación entre productividad nominal laboral por persona empleada EUROSTAT. y PIB per capita en paridad de poder adquisitivo (PPA) .

Se trata por tanto de determinar cuáles son las causas de la diferencia de productividad y competitividad entre España y otros países con mayor PIB per capita, existiendo multiples causas que pueden contribuir a explicar la situación. De hecho, el World Economic Forum (WEF) define competitividad como el grupo de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país, lo que permite el crecimiento y el incremento de los ingresos de los ciudadanos y su nivel de vida, incluyendo el estado de bienestar, de tal forma que las economías competitivas presentan una mayor probabilidad de crecer de modo más sostenible e inclusivo.

El WEF plasma la competitividad en un índice que agrupa tres subíndices y doce áreas, resultando un índice de competitividad global (GCI por sus siglas en inglés) que se publica en el The Global Competitiveness Report .

Este índice es un indicador importante de competitividad y calidad de vida, de tal forma que en el caso de los países de la UE-28, el estudio de correlación del GCI 2015 y el PIB per capita en dólares corrientes presenta una correlación significativa (0,73 , p<0,001) (figura siguiente).

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Figura.- Estudio de correlación entre el índice de competitividad del informe Global Competitiveness Report 2016-2017 y el PIB per capita en dólares corrientes correspondientes al año 2015 para los países de la UE-28. Elaboración propia a partir de datos de PIB per capita del Banco Mundial y del Global Competitiveness Report 2016-2017 (nota: se excluye Malta del estudio de correlación por falta de datos).

Este grado de correlación incrementa si se excluye Luxemburgo (país de mayor PIB per capita y situado en la parte superior de la gráfica anterior), que por sus connotaciones particulares distorsiona la serie, de tal forma que su exclusión permite una correlación de 0,88 (0,85 con PIB per capita en $ en PPA), corroborando la estrecha relación existente entre ambos indicadores en los países de la UE-28.

En lo que se refiere a España, el GCI 2016-2017 sitúa al país en la posición 32 del ranking, en posición semejante a la que ocupa el país en cuanto a PIB per capita en PPA en el año 2015 (posición 33). Sin embargo, un análisis detallado de los distintos indicadores utilizados en el GCI nos permite apreciar que existe una gran capacidad de mejorar en numerosos apartados. Ya que el país se encuentra en posición 55 en calidad institucional (públicas y privadas), 86 en entorno macroeconómico (indicadores fiscales y monetarios, tasa de ahorro y rating de deuda soberana), y presenta también debilidades en la eficiencia de los mercados de bienes (ranking 54), eficiencia del mercado laboral (ranking 69) y en desarrollo de los mercados financieros (ranking 71) (figura siguiente).

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Y en cuanto a los factores que en mayor medida dificultan la actividad económica se encuentran los tipos impositivos, la ineficiente burocracia pública, la regulación laboral, la insuficiente capacidad para innovar y el acceso a financiación.

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Dada la relación entre competitividad y PIB per capita, el objetivo de la política económica debería ser incrementar la productividad y competitividad para inducir el crecimiento económico y mejorar el PIB per capita, motivo por el cual es deseable mejorar la puntación de los indicadores en que el GCI muestra debilidad.


RESUMEN Y CONCLUSIONES


Los datos nos muestran como la productividad española, comparada con países de mayor PIB per capita, se basa en gran medida en un modelo de crecimiento basado en el sudor (número de horas de trabajo) y ahorro de costes, quedando la inversión en I+D+i relegada a un segundo plano al mismo tiempo que se caracteriza por su escasez e ineficiencia, no siendo este el modelo idóneo de crecimiento.

No siendo esto suficiente, el GCI indica múltiples áreas en las que la sociedad y economía españolas puede mejorar para incrementar su competitividad, que van desde las instituciones y eficiencia de los mercados de bienes y laboral hasta factores como la tasa de ahorro y deuda soberana.

El hecho de que existan numerosos factores para mejorar la productividad y competitividad debemos considerarlo una fortaleza, que quizá se vea compensada con la debilidad que supone la dependencia para mejorar de la política, ya que esta condiciona el entorno empresarial y es responsable en gran medida de la situación, no siendo previsible que se tomen las medidas adecuadas para encauzar el crecimiento económico español.



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