Abro hoy con el primer párrafo del último artículo de Paul Krugman, con el que me acabo de encontrar.
["Como la mayoría de los economistas, no suelo tener mucho que decir sobre las acciones. Los mercados de renta variable son aún más susceptibles que otros a las falsas ilusiones populares y la locura de las masas, y los precios de las acciones suelen tener mucho menos que ver con el estado de la economía o sus perspectivas futuras de lo que mucha gente cree. Como decía el economista Paul Samuelson, “los índices de Wall Street han predicho nueve de las cinco últimas recesiones”.]
Los que llevamos toda la vida pisando albero, distinguimos al instante si el que está hablando tiene puta idea alguna de qué es el cuajo. Por otra parte, es de agradecer que un economista, en este caso hasta con un "Oscar de Economía" en su vitrina, empiece un artículo confesando que no tiene idea alguna sobre realidad empresarial, acciones y bolsa. Y que por lo tanto, deduzco, simplemente habla de oídas y da su opinión al respecto de la misma manera que podría hacerlo sobre Cristiano Ronaldo acodado en la barra de un bar. Conociendo al personaje, el asunto no llega a enternecedor, pero no deja de ser un aviso. Aunque de ahí al "cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia" que colocan al inicio y/o al final de determinado tipo de películas haya solo un paso.
Si la sabiduría, el contacto con la realidad a ras de suelo y la experiencia ante el toro son el fundamento de esa frase que André Kostolany termina abrochando con un "... lo importante es saber cómo funciona", todo lo que el finalmente descartado por Bill Clinton para dirigir la economía de EE.UU. durante su mandato presidencial termina elaborando adolece desde sus inicios y de raíz del punto de vista de los que por el motivo que sea terminaron pisando un trocito de arena un día. "Aunque fuera chiquitito, pisha", que diría un sevillano.
Así que, estimados lectores míos, si quieren Vds. terminar, un suponer, en habladores de economía, de bolsa o de mercados no dejen de leer ni uno solo de los libros y artículos que al "oscarizado" Paul le publican regularmente. Pero si por el contrario, y de casualidad, su sueño y su objetivo es simple y llanamente forrarse en los mercados, háganme caso y huyan de él como si de la misma peste se tratara. Ya tendrán tiempo después del primer millón. "¿Queda clara la idea ?".
(El artículo completo aquí).
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