El año pasado, los bancos centrales de todo el mundo promulgaron programas de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) para estimular la actividad económica tras las restricciones generales impuestas para atajar el avance del coronavirus. Aunque estas medidas mejoraron el sentimiento inversor, puede que los programas de QE no sean tan útiles para la economía mundial como pretendían los bancos centrales.
Según señala la teoría, la QE fomenta la concesión de préstamos al bajar los tipos de interés a largo plazo y, por ende, reduce los costes de los préstamos para las empresas y los consumidores. Sin embargo, Fisher Investments España cree que la QE más bien puede ser un factor negativo para la economía y los mercados. En este artículo explicaremos qué es la QE, analizaremos cómo funciona en la práctica y evaluaremos qué significa para los inversores de hoy.
¿Qué es la QE y por qué los bancos centrales la utilizan?
El término expansión cuantitativa se refiere a los programas de compra de bonos de largo plazo por parte de los bancos centrales. Cuando un banco central compra grandes cantidades de bonos del Estado, los precios de esos bonos suben y las rentabilidades de estos instrumentos bajan, dado que existe una relación inversa entre los precios de los bonos y sus rendimientos. Dado que los bancos suelen utilizar los rendimientos de los bonos como tipo de referencia para los nuevos préstamos, los defensores de la QE argumentan que unos tipos de interés más bajos estimulan la demanda de préstamos más baratos. Otro supuesto beneficio es que los bancos comerciales se verán inundados de fondos excedentes, lo que les permitirá prestar más y estimular aún más la actividad económica. Aunque esta teoría puede parecer plausible, la historia sugiere que la QE no es el combustible económico que muchos piensan.
La QE es beneficial en la teoría, pero no en la práctica
La QE deja de lado un aspecto clave de la concesión de préstamos: el diferencial de la curva de tipos de interés. Este diferencial define la diferencia entre los tipos de interés a largo plazo y los de a corto plazo, representando aproximadamente los beneficios que obtienen los bancos comerciales. Los bancos prestan dinero a unos tipos de interés a largo plazo y piden prestado dinero a corto plazo mediante los depósitos de los clientes. Cuanto mayor sea el diferencial, más rentable será para los bancos conceder nuevos préstamos y más probable será que presten.
Cuando la QE reduce los tipos de interés a largo plazo comprime el diferencial de la curva de tipos, lo que limita los potenciales beneficios de los bancos comerciales y su disposición a conceder nuevos préstamos. Aunque la QE puede inyectar dinero a los bancos, estas instituciones no necesariamente lo utilizarán para conceder nuevos préstamos. En su lugar, los bancos pueden guardarlo como excedente. Por consiguiente, históricamente la teoría de los programas de QE de los bancos centrales en la práctica no ha funcionado como habían previsto; de hecho, Fisher Investments España cree que la QE frena el crecimiento económico en lugar de estimularlo. En nuestra opinión, las bolsas y las economías avanzan a pesar de la promulgación de los programas de QE más que gracias a ellos.
Qué significa en la actualidad la QE para los inversores
Desde que muchos bancos centrales reanudaron los programas de QE en 2020, los debates se han centrado en lo que ocurrirá cuando se disminuya paulatinamente el ritmo de compras realizadas y, finalmente, se deroguen los programas de QE.
En la primavera de 2021, el Banco de Canadá y el Banco de Inglaterra anunciaron que iban a empezar a reducir sus programas de expansión cuantitativa, lo que llevó a muchos inversores a especular sobre cuándo otros bancos centrales seguirán su ejemplo y qué significará para sus economías. Sin embargo, advertimos que no hay que prestar demasiada atención a estas previsiones. Los bancos centrales pueden cambiar de opinión sin previo aviso, por lo que creemos que tratar de predecir sus acciones es un sinsentido.
Además, dado que la QE no proporciona el impulso económico que muchos piensan, no creemos que su disminución paulatina sea intrínsecamente perjudicial. Más bien diríamos que puede ser incluso un factor modestamente positivo, ya que elimina cierta presión a la baja sobre los tipos de interés a largo plazo. Si bien esta desaceleración de estímulos fue una de las principales preocupaciones de los inversores durante el último mercado alcista, dicho ciclo es un claro ejemplo de que la reducción de los programas de QE no tienen por qué descarrilar otros mercados alcistas como el actual.
Por ejemplo, la Reserva Federal de EE. UU. comenzó a debatir públicamente la retirada gradual de estímulos el 22 de mayo de 2013 y finalmente anunció la puesta en marcha de sus planes y la subsiguiente derogación de su programa QE el 31 de octubre de 2014. Durante ese periodo, el índice MSCI USA subió un 24,5 % (en dólares estadounidenses). Aunque el rendimiento del bono soberano estadounidense a 10 años se disparó del 2,0 % al 3,0 % entre mayo y septiembre de 2013, en octubre del año siguiente se situaba en el 2,3 %. No se produjo el gran temor negativo que vaticinaban los agoreros. En los años siguientes, EE. UU. subió los tipos de interés a corto plazo en varias ocasiones y comenzó a retirar el programa de QE en 2017, pero el mercado alcista continuó su rumbo al alza. No esté tan seguro de que esta desaceleración sea un factor negativo para la renta variable, sino que podría ser todo lo contrario.
A medida que avanza el año, mantenga la calma y tenga en cuenta que seguirán saliendo noticias sobre la evolución de los programas de QE. Aunque muchos piensan que la QE impulsa la actividad económica y que su fin podría ser un factor negativo para la economía y los mercados, Fisher Investments España cree que las bolsas se revalorizan independientemente de estos programas, no gracias a ellos. Los falsos temores muchas veces suelen ser un factor positivo y tienden a recompensar a los inversores pacientes.
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